Casi se podría decir que Olga Valverde llegó al estudio de las adicciones por casualidad. Ella quería meterse de lleno en el laboratorio y experimentar. Sin embargo, el único grupo de investigación con trabajo experimental en la Universidad de Cádiz, donde hizo la carrera de medicina, era el de farmacología, que investigaba sobre analgesia y adicciones. Así que allí entró a hacer su tesis de licenciatura sobre la abstinencia y los opiáceos. Desde entonces, Valverde se ha ido moviendo entre los estudios de adicción a los opiáceos y a los cannabinoides, los efectos analgésicos de estos compuestos y los mecanismos de la depresión porque, como ella explica estas tres patologías forman los tres lados de un mismo triángulo.
Desde 2007, Valverde dirige el grupo de neurobiología del comportamiento (GReNeC-Neurobio) del Departamento de Medicina y Ciencias de la Vida (MELIS-UPF) de la Universidad Pompeu Fabra. Su grupo estudia las bases neurobiológicas de algunos trastornos neuropsiquiátricos para conocer su fisiopatología y encontrar nuevas dianas terapéuticas. “Nuestro objetivo científico es dilucidar qué ocurre en el sistema nervioso para que se desarrollen estos trastornos y para abrir camino y facilitar que otros equipos puedan diseñar otros estudios más traslacionales o clínicos”, dice Valverde.
El grupo estudia principalmente la adicción a la cocaína, el síndrome alcohólico fetal y la depresión periparto.
En estos momentos, tienen tres líneas de investigación abiertas: la adicción a la cocaína, el síndrome alcohólico fetal y la depresión periparto. Y, aunque en el caso de la depresión periparto están empezando una colaboración con un grupo asistencial, su experiencia se centra en la investigación neurobiológica básica y el estudio de comportamiento.
Gracias a la experiencia del equipo en modelos animales, se han involucrado en el proyecto VICT3R que estudia la posibilidad de sustituir grupos control virtuales en algunos estudios con animales, inicialmente en el ámbito de la toxicología, aunque también desean explorar nuevos ámbitos, como los estudios del entorno académico. El consorcio está compuesto principalmente por personas expertas en toxicología y bioinformática y la participación de equipos experimentales es pequeña.
En la variedad está el éxito
El equipo GReNeC-Neurobio cuenta ahora mismo con nueve personas: tres posdocs, cuatro estudiantes de doctorado y dos técnicos, uno a tiempo completo y otro a tiempo parcial. Cada una de ellas viene de un campo diferente: unas estudiaron biología; otras, farmacia y algunas, psicología.
No hay dos días iguales en el grupo, a pesar de la rutina bastante organizada que mantienen. Y es que el trabajo experimental hace que se tengan que adaptar cada día. Lo que no perdonan es su reunión de grupo de los jueves, donde se ponen al día de los proyectos, presentan artículos y se proponen ideas.
Tampoco dejan pasar las oportunidades de divulgar, algo que hacen de manera individual o como grupo y cuando la carga de trabajo se lo permite. Puertas abiertas, charlas en institutos, Coffee Sessions, una reciente charla TEDx o su participación en Rin4′, el concurso de la UPF de explicar las tesis doctorales en cuatro minutos, son algunas de las iniciativas donde han participado las integrantes del laboratorio.
Uno para modularlos a todos: el sistema endocannabinoide
Las tres líneas de investigación a las que se dedican están unidas por un hilo conductor claro: el sistema endocannabinoide. Este sistema altamente complejo es un modulador cerebral que se encarga de controlar la motivación, el humor, la plasticidad y la memoria, entre otros fenómenos. El grupo de neurobiología del comportamiento concretamente estudia la participación del sistema endocannabinoide en los mecanismos de diferentes enfermedades y su potencial como diana terapéutica.
Para ello, han desarrollado modelos en ratones para cada una de las líneas de investigación. Tanto los estudiantes de doctorado como los posdocs suelen dedicar sus mañanas al trabajo comportamental en el animalario del PRBB. Trabajan en ratones porque ofrecen mejores perspectivas para el trabajo experimental. Realizan tanto estudios neurobiológicos como farmacológicos para abordar dianas de interés.
Una de las dificultades es conseguir la complicidad de la industria farmacéutica para la investigación de adicciones. “Es una auténtica carrera de obstáculos. A pesar de que intentamos colaborar con empresas farmacéuticas que nos puedan proporcionar algunos productos y fármacos, estas, a veces, no quieren verse involucradas en estudios relacionados con la adicción.”
Del animalario al trabajo de poyata
Además de los modelos de ratones, también trabajan con muestras ex vivo de regiones del cerebro animal. El objetivo es estudiar a nivel molecular las dianas de interés como componentes del sistema endocannabinoide, entre otros. Gracias a la combinación de metodologías comportamentales y moleculares han demostrado, por ejemplo, que el cannabidiol, una sustancia que se encuentra en la marihuana, pero sin efecto adictivo, tiene efectos beneficiosos en el síndrome alcohólico fetal y en el control del consumo de cocaína.
Uno de los grandes retos es evaluar como las alteraciones del metabolismo celular participan en la génesis de los trastornos neuropsiquiátricos. Según Valverde, “gran parte de las alteraciones que se producen a nivel cerebral tienen una base metabólica celular que no está totalmente clara”.
La depresión periparto, esa gran desconocida
Al estudio de la depresión periparto llegaron a través de las adicciones. Una de las comorbilidades más típicas de las adicciones es la depresión y el equipo de Valverde tiene un modelo en ratón en el que estudian los efectos de la depresión. La inducen en ratones mediante un procedimiento de separación maternal, ya que el estrés a edades tempranas afecta al desarrollo del cerebro y produce consecuencias negativas que se mantienen a largo plazo.
El laboratorio utiliza ahora este mismo modelo para estudiar el impacto de la separación maternal en la madre como un modelo de depresión periparto. En realidad, se trata de un tipo de depresión muy prevalente y que, a la vez, parece tener mecanismos fisiopatológicos diferentes de otros trastornos depresivos. Aparece durante el embarazo o hasta cuatro semanas después de dar a luz.
Las depresiones y las adicciones son patologías que necesitan un abordaje de género.
Olga Valverde
En este caso, observan cómo afecta la depresión tanto a las madres como a sus crías. El modelo ha derivado en un proyecto financiado por La Marató, en colaboración con Rafael de la Torre, Toni Pascual y Daniel Bergé Baquero del Hospital del Mar. Bergé cuenta con varias díadas madre-hijo que resultan muy útiles para estudiar las consecuencias de la depresión de la madre sobre la salud del recién nacido.
En este proyecto, Valverde quiere ver el papel del sistema endocannabinoide en el mecanismo de la depresión periparto con la hipótesis de que el sistema endocannabinoide modula otros sistemas de neurotransmisión y así como otros moduladores que participan en este trastorno, como son el sistema de oxitocina o el GABA. Esperan que el desarrollo de este proyecto permita avanzar en la fisiopatología de este trastorno que afecta principalmente a las mujeres y a sus hijos.
La alta complejidad del sistema endocannabinoide como neuromodulador hace que participe en los mecanismos de distintas afecciones comportamentales. Las adicciones y la depresión periparto son solo dos de las que estudia el GReNeC-Neurobio. El trabajo de Valverde y su equipo es entender a nivel molecular cómo funcionan, para así ayudar a desarrollar estrategias para su prevención o tratamiento.
