Nunca es tarde para mudar

Tras la metamorfosis, cuando los insectos alcanzan el estado adulto, las alas pasan a ser funcionales y la glándula protorácica – la encargada de las mudas del exoesqueleto – se autodestruye.

Según han descubierto en el grupo de Xavier Bellés del Instituto de Biología Evolutiva (IBE: CSIC-UPF), el factor E93 es el encargado de esta autodestrucción.

Los insectos adultos, en ausencia del factor E93, pueden seguir mudando.

En ausencia de E93, como se observa en la imagen, la glándula protorácica se mantiene y, por tanto, los insectos adultos siguen mudando.

Este descubrimiento refuerza la teoría recientemente propuesta por el propio grupo del IBE sobre el origen de la metamorfosis y el papel de E93.

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