Contaminación atmosférica: emisiones de mayor impacto y enfermedad de Kawasaki

Las emisiones de PM2,5 y NO2 del tráfico, las viviendas y el sector agrario son las que más contribuyen a la mortalidad prematura por contaminación atmosférica. Y esta, además, juega un papel importante en el aumento de casos de la enfermedad de Kawasaki.

La contaminación atmosférica es la principal causa medioambiental de muerte. Foto de Jeffrey Swanson para Unsplash.

Los efectos de la contaminación ambiental en la salud humana conocidos hoy en día son muchos: en el desarrollo de bebés y niños y niñas, en el aumento del riesgo a padecer un ictus, en la salud mental, etc. Y es, además, la principal causa medioambiental de muerte. En el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) trabajan para conocer más sobre los efectos nocivos de la polución del aire y así poder proponer medidas para tener un mundo más sano. Así lo demuestran los dos últimos estudios que han publicado.

El tráfico, las viviendas y el sector agropecuario en las ciudades europeas

Nos referimos a partículas finas (PM2,5) cuando hablamos de aquellas partículas de material presentes en el aire que, por su tamaño, pueden entrar en el tracto respiratorio, convirtiéndolas en un peligro para la salud humana. Entre otros, hablamos de partículas sólidas o líquidas como polen, metales o residuos de combustión. En cuanto al óxido de nitrógeno (NO2) es un gas tóxico que proviene sobre todo de los procesos de combustión. Y los dos son contaminantes del aire los niveles de los cuales en Europa están por encima de los recomendados por la OMS y que provocan más de 100.000 muertes prematuras al año.

Ahora, un estudio liderado por ISGlobal ha utilizado datos públicos de población, de mortalidad y de calidad del aire de 857 ciudades europeas para analizar qué actividades y sectores son los que más contribuyen a la mortalidad a través de estos contaminantes.

Después de procesar los datos mediante análisis computacionales, el equipo investigador ha observado que las emisiones de PM2,5 que provienen de las viviendas comportan cerca de 50.000 muertes de media en las ciudades estudiadas, mientras que el sector agrario, la industria y el transporte causarían cerca de 30.000 muertes prematuras cada uno de ellos.

En cuanto a los niveles de NO2 es el transporte el que más mortalidad comporta (cerca de 50.000 muertes estimadas) y le siguen, de más lejos, la industria, el sector energético y las viviendas, con más de 10.000 muertes prematuras al año cada uno.

“Si observamos el conjunto de NO2 y PM2,5, el tráfico continúa siendo el sector con un mayor peso tanto en la mala calidad del aire como en la mortalidad. Pero si miramos sólo la mortalidad asociada a partículas PM2,5, vemos una aportación significativa de las viviendas y del sector agropecuario”
Sasha Khomenko (ISGlobal)

Si nos centramos en las capitales de provincia catalanas, encontramos diferencias entre los sectores cuyas emisiones más contribuyen a la mortalidad. Por ejemplo, en Tarragona el sector que más mortalidad representa, tanto en emisiones de NO2 como de PM2,5, es la industria. Pero las otras tres capitales siguen el patrón general de las ciudades europeas estudiadas, donde observamos que el transporte es el sector que más contribuye a la mortalidad en cuanto al NO2 y las viviendas el que más contribuye con relación a las PM2,5. Los datos de estas y del resto de las 857 ciudades europeas estudiadas se pueden consultar en el ISGlobal Ranking.

Asimismo, hay que tener en cuenta que un estudio analizando las ciudades en parcelas más pequeñas daría resultados más precisos, sobre todo en las ciudades más pequeñas. Mark Nieuwenhuijsen, primer autor del estudio afirma que “se requieren medidas más valientes para reducir drásticamente la contaminación y las muertes asociadas al tráfico, que continúa siendo la principal fuente de emisión. Y, al mismo tiempo, implementar políticas para mitigar las otras fuentes de emisión tanto de NO2 como de PM2,5”.

Emisiones urbanas, agricultura y la enfermedad de Kawasaki

La enfermedad de Kawasaki, que acostumbra a darse en niños y niñas, se caracteriza por una respuesta inmunitaria contundente contra los vasos sanguíneos a raíz de la entrada de un agente no identificado en el tracto respiratorio superior. Habitualmente se manifiesta con la aparición de una erupción cutánea y fiebre, pero se puede complicar y desarrollar aneurismos o incluso provocar la muerte súbita. Y aunque se sabe que algunos factores ambientales, biológicos o químicos la pueden desencadenar, aún se sigue investigando para conocer las causas y agentes que la provocan.

Esta enfermedad presenta patrones estacionales: durante el invierno del hemisferio norte, los casos de ambos lados del Pacífico Norte aumentan coincidiendo con la llegada de corrientes de viento de Asia. Ante esta coincidencia, un equipo liderado por ISGlobal ha estudiado los datos de contaminación atmosférica de 20 lugares de Asia Oriental, y los datos de composición química de aerosoles (metales y metaloides) de una prefectura de Japón durante 37 días.

Los resultados han mostrado que los días de más alta contaminación atmosférica coinciden con más incidencia de la enfermedad. Así como también se ha observado que las entradas de aire marino limpian la atmosfera y que cuando llegan se ven reducidos los casos de la enfermedad de Kawasaki. Además, “el análisis del contenido en partículas finas suspendidas en el aire (aerosoles), aquellas que son más respirables y pueden penetrar más en los pulmones, y su contenido en metales (con capacidad inflamatoria) pueden servir como sistema de alerta temprana para prevenir episodios de incremento de casos de la enfermedad de Kawasaki” explica Xavier Rodó, investigador de ISGlobal y primer autor del estudio.

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