Espacios verdes cerca de casa para reducir el riesgo de ictus

Un estudio conjunto del IMIM, ISGlobal y AQuAS ha observado que tener abundantes zonas verdes a menos de 300 metros de la vivienda puede reducir en un 16% el riesgo de sufrir un ictus.

La exposición a espacios verdes tiene efectos beneficiosos para la salud. De hecho, en este estudio se ha demostrado que reduce el riesgo de sufrir un ictus. Crédito: foto de Dollar Gill en Unsplash

Una mayor exposición a la contaminación atmosférica aumenta el riesgo de sufrir un ictus isquémico, el tipo de accidente cerebrovascular más común. En cambio, vivir cerca de zonas verdes disminuye este riesgo. Esto es lo que ha concluido un estudio conjunto realizado por el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y la Agència de Qualitat i Avaluació Sanitàries de Catalunya (AQuAS).

Es la investigación más importante realizada hasta el momento en este campo, ya que se ha analizado la situación de 3,5 millones de personas de toda Cataluña. En este trabajo se han estudiado los efectos sobre la salud de 3 tipos de contaminantes atmosféricos, PM2,5, NO2 y el hollín, así como el hecho de vivir cerca de espacios verdes, concretamente a menos de 300 metros.

Los resultados obtenidos demuestran una relación directa entre el incremento de los niveles de NO2 y el riesgo de sufrir un ictus. Hablamos de que por cada aumento de 10µg/m3 de este contaminante, el riesgo crece un 4%. Por eso, Cathryn Toonne, investigadora del ISGlobal, dice “el NO2 está causado principalmente por el tráfico rodado. Entonces si queremos reducir los múltiples riesgos de este contaminante tenemos que aplicar medidas valientes que reduzcan el uso del coche”.

«Se ha demostrado la importancia de los determinantes ambientales en el riesgo de ictus. Y, en este estudio, se ha observado que un mayor grado de verdor en el lugar de residencia actúa como facto protector»

Carla Avellaneda

Por el contrario, vivir cerca de abundantes zonas verdes puede reducir hasta un 16% el riesgo de sufrir un ictus. Carla Avellaneda, investigadora del IMIM y una de las autoras principales del estudio apunta que “queda demostrada la importancia de los determinantes ambientales en el riesgo del ictus, y un mayor grado de verdor en el lugar de residencia actúa como factor protector”.

Estos datos deberían hacernos reflexionar sobre los niveles de contaminación que actualmente se consideran seguros. Pues tal y como dice Rosa María Vivanco, autora principal del trabajo e investigadora del AQuAS y del IMIM, “se están cumpliendo los niveles marcados por la Unión Europea, pero nos encontramos con la paradoja de que aún existe riesgo para la salud”. Por eso, el equipo investigador insta a que se tomen nuevas medidas más sostenibles que protejan a la población.

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