Análisis de sangre para detectar el Alzheimer – y ejercicio para prevenirlo

Recientes investigaciones lideradas desde ISGlobal, el Barcelonaβeta Brain Research Center (FPM) y el Hospital del Mar Research Institute dan pistas para una detección precoz y poco invasiva del Alzheimer, y muestran que la actividad física reduce la incidencia de la enfermedad.

Silueta de una cabeza con un cerebro, estetoscopio y silueta de corazón

El Barcelonaβeta Brain Research Center centra sus esfuerzos en el estudio de la fase preclínica del Alzheimer para detectarlo y prevenirlo mejor. Fotografía diseñada por Freepik.

Un estudio con más de 1.700 personas de cinco centros hospitalarios ha servido para validar un sistema escalable de análisis de sangre que detecta de forma precoz el riesgo de padecer Alzheimer con más del 90% de precisión, utilizando el biomarcador phospho-tau217 (p-tau217). Esta prueba, automatizada y fácil de aplicar, podría sustituir en muchos casos a métodos más complejos y, a veces invasivos, como la punción lumbar o la técnica de diagnóstico por imagen PET, permitiendo un diagnóstico más accesible, rápido y económico.

El análisis, liderado por el Barcelonaβeta Brain Research Center, centro de la Fundación Pasqual Maragall, y el Hospital del Mar junto con las universidades de Gotemburgo, Lund y Brescia, establece dos puntos de corte. Estos son los niveles a partir de los cuales se puede asegurar que la persona desarrollará la enfermedad o por debajo de los cuales se puede decir que está libre de riesgo. Estos permiten orientar el diagnóstico clínico y reducir pruebas innecesarias, aunque su uso debe siempre ser interpretado por profesionales especializados. Los resultados prometen mejorar el acceso equitativo al diagnóstico temprano y reducir significativamente los costes sanitarios.

Esta investigación es la continuación de un estudio publicado por el mismo equipo hace unos meses en el que compararon varios biomarcadores en sangre para detectar el Alzheimer. Los investigadores e investigadoras identificaron el biomarcador p-tau217 como el más preciso de todos los analizados. Los niveles de esta proteína fosforilada en plasma se correlacionan estrechamente con los del líquido cefalorraquídeo. Según los autores, estas dos investigaciones, “realizadas gracias a la colaboración de nuestros pacientes”, refuerzan el potencial de los análisis de sangre como herramientas diagnósticas accesibles y fiables para una detección temprana del Alzheimer en la práctica clínica.

Más actividad física, menos posibilidad de Alzheimer 

Otro estudio liderado por el Instituto de Salud Global Barcelona (ISGlobal), también en colaboración con el Barcelonaβeta Brain Research Center, concluye que aumentar la actividad física entre los 45 y 65 años reduce la acumulación de proteína beta amiloide —una de las causas del desarrollo de la enfermedad de Alzheimer —y aumenta el grosor cortical que se relaciona con la memoria. Durante cuatro años, los investigadores e investigadoras han trabajado con una cohorte de personas de mediana edad con antecedentes familiares de Alzheimer. Han observado que los que incrementaron su actividad física hasta alcanzar las recomendaciones de la OMS tuvieron beneficios significativos en salud cerebral. También en aquellos voluntarios que no eran sedentarios, pero que no alcanzaron las metas propuestas se vieron mejoras en algunos marcadores cerebrales.

Aunque los resultados mostraron ser dosis-dependiente (a mayor aumento de actividad, mayor reducción de la carga de amiloide), “cualquier incremento en el ejercicio, por mínimo que sea, puede contribuir a la prevención del Alzheimer”, subraya Eider Arenaza-Urquijo, investigadora de ISGlobal y líder del estudio. Estos hallazgos refuerzan la importancia de promover el movimiento en la mediana edad como estrategia de salud pública.

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