Tomàs Marquès-Bonet (IBE): «Conocer la diversidad genética de las especies es crucial para preservarla»

Hablamos con el líder del laboratorio de genómica comparada del IBE sobre el proyecto Zoonomia, una iniciativa mundial para contribuir a la conservación de la biodiversidad a través de la genética y la genómica comparativa.

Tomàs Marquès-Bonet; con su equipo ha contribuido en el proyecto mundial Zoonomia Project para la conservación de la biodiversidad.

Tomàs Marquès-Bonet es el Investigador Principal del Comparative Genomics Lab, del Instituto de Biología Evolutiva (IBE: CSIC-UPF), un grupo de investigación que ha participado en el Zoonomia Project para la conservación de la biodiversidad.

El proyecto, fruto de una colaboración a nivel mundial, ha analizado el genoma de más del 80% de los mamíferos en un esfuerzo para caracterizar la diversidad que se quiere preservar.

Hablamos con el ex-director del IBE sobre la relevancia de entender la pérdida de biodiversidad como un problema complejo donde la genética y la genómica comparativa tienen mucho que decir.

¿En qué consiste el proyecto Zoonomia?

El proyecto nace de una necesidad del campo de la genómica evolutiva y la conservación para entender las bases genéticas de la biodiversidad con el objetivo de no solo de entender cómo evolucionan las especies sino también para mantener la diversidad.

“No se puede mantener una biodiversidad que no has caracterizado antes”

Grupos científicos de varias universidades del mundo hemos analizado una diversidad muy grande de mamíferos que cubría el 80% de la variabilidad taxonómica de hoy en día, con dos objetivos. Primero, los hemos comparado con el genoma humano para ver qué partes están más conservadas y qué partes han evolucionado más rápidamente.

“Si una parte del genoma es muy importante para hacer funcionar un humano, cambiará más despacio que no una parte que sea menos relevante.”

Esto ya se había hecho antes, pero no al nivel de resolución que se ha conseguido ahora comparando el genoma humano con el de 200 mamíferos. De este modo, se pone en evidencia que la genómica comparativa es una de las herramientas que podemos usar para estudiar también las enfermedades, y como funciona el genoma humano.

La otra vertiente del estudio, que en este caso es la que tomó más relevancia, era la de estudiar la relación entre la diversidad genómica y el riesgo de extinción de una especie, que hasta ahora no estaba claro.

¿Cuáles han sido los resultados o conclusiones más destacadas?

Este es de los primeros artículos, por no decir el primero, que mira el genoma entero de un individuo por especie. Pero como cada individuo es la unión al azar de dos cromosomas de la población, el del padre y el de la madre, comparando la diversidad genética de los dos cromosomas nos da una idea de cómo de variable es la población.

Analizando esta medida de variabilidad en distintas especies, hemos visto que las que están más amenazadas tienen tendencia a tener menos diversidad.

“Cuando una especie está amenazada tiene menos individuos y cuando hay menos individuos hay menos variabilidad genética”

En la conservación de la biodiversidad ¿qué papel tiene la genética?

La desaparición de la biodiversidad es un tema muy complejo que implica muchos agentes, como la política, geopolítica, el paisajismo, la sociedad o la ecología, pero también el estudio de la propia biodiversidad para saber qué tenemos que restaurar.

Muchas veces vemos que a la genética no se le da prioridad en la conservación. Y yo no digo que la tenga que tener, sino que este es un problema del que, si no sumamos todos, es muy difícil salir. Por lo tanto, defendemos que la genética es uno de los factores a tener también en cuenta, puesto que saber qué diversidad tienen las especies es crucial para preservarla.

La diversidad y la genómica forman parte de la misma ecuación para resolver el problema; cuanto más sumemos mejor lo entenderemos y antes pondremos una solución.

Y esta preservación, ¿cómo se relaciona con la salud humana?

Se puede intentar preservar la biodiversidad por muchas razones, y la primera para mí, la más importante, es porque cada especie que se pierde es un valor que ha llevado millones de años de evolución y por tanto perderla, ya de por si, es un desastre.

Pero incluso desde un punto de vista egoísta, una especie que se pierde es una oportunidad menos para entender enfermedades humanas o encontrar vacunas, antídotos o potenciales moléculas que solo aquella especie tenía o sabía tolerar. Por tanto la pérdida de diversidad nos hace más ignorantes sobre nuestra propia especie.

No os perdéis la entrevista completa, donde Tomàs Marquès-Bonet nos explica la relevancia de proyectos como el Zoonomia – y de otras iniciativas como santuarios o algunos zoos – para intentar amortiguar la pérdida de biodiversidad causada por los humanos..
[Vídeo en catalán]

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