Teresa Lobo (IMIM): «Yo soy normal, no soy una súper investigadora con la aspiración de ganar el Nobel. Tengo las dudas y problemas habituales»

Os proponemos descubrir a jóvenes investigadoras del PRBB para saber cómo es su trabajo y qué las inspira de la ciencia. Aquí va el testimonio de Teresa Lobo, investigadora postdoctoral en el IMIM.

Collage donde se ve Teresa Lobo y algunos de los elementos con los que trabaja como placas, pipetas, etc.

Collage de Teresa Lobo creado por Raquel Paban Sierra de collagesxrach

Teresa Lobo Jarne (Madrid, 1987), es investigadora postdoctoral en el grupo de investigación de los Mecanismos moleculares del cáncer y de las células madre en el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), donde estudia mecanismos de resistencia a la quimioterapia en el cáncer colorrectal. 

Su infancia la pasó sumergida en novelas y películas de ciencia ficción escritas por Isaac Asimov o Michael Ende. Y de aquí le viene la pasión por la ciencia. Porque, “sin tener que ver a un científico loco, en aquellas historias había viajes al espacio, robots, microbios, etc.”, que la apasionaron

Al llegar a la universidad, Teresa escogió la carrera de biotecnología “porque tenía un poco de todo”. Y al terminar la carrera, trabajó de comercial en una empresa farmacéutica. Pero esta etapa terminó el día en que vió un cartel anunciando el departamento de I+D de la empresa. Entonces se dio cuenta que “no quería estar en la parte comercial, ¡yo quería estar al otro lado!”, explica ilusionada. 

Por eso cursó el máster en investigación y después de hacer el doctorado en Madrid, llegó al IMIM para hacer un postdoc. “Era el siguiente paso natural y, por lo menos quería saber lo que es seguir investigando. Ahora ya llevo dos años y quiero seguir un poco más. Pero la siguiente fase, que es la de Investigadora Principal, no sé si la veo”, dice.

En este momento, Teresa no tiene claro cómo seguirá su carrera científica. “La precariedad que hay aquí hace que con 35-40 años sigas teniendo becas de 2 años. Y esto cuando tienes la edad de formar una familia, ¡hace que te lo pienses mucho!”, confiesa. Pero no por esto su visión es menos válida. Al contrario. “Yo soy normal, no soy una súper investigadora con la aspiración a ser premio Nobel. Vengo a trabajar aquí y tengo las dudas y problemas habituales.” Quizás por esta razón, su testimonio puede inspirar a otras mujeres y niñas a seguir su propio camino en la ciencia. 

¡Te invitamos a conocerla un poco más!

¿Una científica nace o se hace?

Se hace.

¿Cuál es tu campo de estudio?

Mi campo de la trabajo es la biomedicina. Concretamente investigo mecanismos de resistencia a quimioterapia en cáncer colorrectal.

¿Qué tipo de estudiante eras de pequeña?

Era una estudiante aplicada, solía sacar buenas notas. También me lo pasaba bien en clase y desde los 10 años hasta terminar el instituto estuve compaginando los estudios con el baloncesto.

¿Que habrías sido si no te hubieras dedicado a la ciencia?

Creo que me hubiera gustado ser guionista o directora de cine de ciencia ficción. Podría imaginarme las respuestas a las preguntas que me hago ahora y llevarlas a la pantalla.

¿Si pudieras viajar en el tiempo, que escogerías: pasado o futuro?

Definitivamente futuro.

¿Cómo crees que te describirían tus compañeros?

Creo que habría que preguntárselo a ellos. Una investigadora predoctoral con la que he trabajado mano a mano estos dos años va a defender su tesis doctoral en los próximos días. En sus agradecimientos ha escrito que siempre estoy dispuesta a ayudar, y que aporto serenidad y organización al laboratorio.

¿Qué te gustaría añadir a la frase: finalmente se ha resuelto…?

La estabilidad laboral en la ciencia.

¿Qué idea preconcebida sobre los científicos y científicas crees que es cierta y cuál falsa y por qué?

Una idea preconcebida que tiene algo de verdad es que somos un poco adictos al laboratorio. Sobre todo en los inicios de nuestra investigación. Cuando trabajamos en un proyecto nos involucramos de tal forma que vamos algunos fines de semana, leemos sobre el tema fuera del horario laboral, e incluso, si nos planteamos cambiar de grupo nos da apuro dejar «ese proyecto a medias».

Y la que es totalmente errónea es que los científicos son señores con bata que hacen experimentos en sus probetas. Lo que la sociedad ha de hacer es ser más abierta y darse cuenta de que el abanico de científicos y científicas es muy amplio. Todas las iniciativas en ciencia que se hacen para cambiar esta imagen son muy importantes.

¿Cuál es tu mejor fracaso?

Es no ser capaz de seguir una receta de cocina para hacer un buen guiso, ¡cuando paso horas siguiendo un protocolo experimental en el laboratorio!

El mejor consejo que te han dado jamás.

Que trate de realizar mis sueños y aspiraciones invirtiendo tiempo en conocer mi salud mental, y sobre todo aprender a relativizar. Me lo dio una investigadora en mis últimos años de doctorado. En aquél momento, sentía la presión por terminar experimentos, para poder publicar o decidir si seguir la carrera investigadora.

«Dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana. Y no estoy seguro de la primera»

Albert Einstein

¿Quién es tu científico o científica favorito y por qué?

Una de mis favoritas es Rosalind Franklin. Ella no tuvo el reconocimiento en vida que se merecía. A pesar de ser pionera en su campo y contribuir de manera imprescindible al desarrollo del primer modelo de la molécula de ADN. Su historia de perseverancia e injusticia me asombró desde el primer momento que la conocí.

¿Nos recomiendas un libro?

Momo, de Michael Ende.

¿Un grupo de música?

Janis Joplin.

¿Un/a artista?

Paula Bonet.

¿Una película o documental?

Interstellar, de Christopher Nolan.

¿Una cuenta de Twitter a seguir?

Mujeres con ciencia.

Y para terminar, ¿un medio de comunicación digital?

Materia de El País.

¡Muchas gracias Teresa!

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