Es viernes 7 de marzo, son las 9 de la mañana y amenaza lluvia. En el auditorio, todo está preparado para que empiece la mesa redonda para celebrar el Día de la Mujer. Después de que el 11 de Febrero se centrara en inspirar a los niños y niñas de primaria, en este 8M los afortunados son los alumnos y alumnas de entre 16 y 18 años de 5 colegios de diferentes lugares de Barcelona. Seguramente, muchos y muchas de ellos ya tienen pensado lo que quieren “ser de mayores”. Sin embargo, en el mundo de la ciencia, hay muchos trabajos que pasan desapercibidos. Con esta mesa redonda, el PRBB quiere enseñar que, si se estudia ciencias, no siempre se trabaja como profesora o investigadora. Este es el segundo año que se hace y el año pasado tuvo mucho éxito. Esperamos que se repita.
A las 9:15, ya se han ido acumulando grupos de estudiantes y profesores en el patio. No parecen muy inquietos, pero cuando se les indica que ya pueden subir al auditorio, van todos en tropel. Cuando entro en el auditorio después de indicar a los rezagados por donde se va, está hasta la bandera. Solo las tres o cuatro últimas filas están vacías. Mientras se sientan, se retransmite un vídeo en bucle de la vida en el PRBB. Cojo la cámara y empiezo a documentar.

Modera la mesa Gemma Perelló, adjunta de gerencia del Instituto de Salud Global Barcelona (ISGlobal) y miembro del comité de Igualdad, Diversidad e Inclusión (EDI) del PRBB, además del propio de ISGlobal. Cuenta que el fin de semana pasado, un amigo de su hijo de quince años le dijo que se estaba volviendo “muy pesado hablar tanto de referentes femeninos”. Sin embargo, ella asegura que se tiene que seguir mostrando estos referentes porque, aunque las mujeres sí son el 50% de estudiantes, doctorandas y postdocs, la proporción empieza a descender cuando se pasa a niveles superiores de la carrera académica. Es lo que se conoce como efecto tijera.
Gemma cede la palabra a la primera ponente, Joana Porcel, research manager también en ISGlobal. Joana dice que siempre buscaba bichos y cosas del parque para mirarlas por el microscopio de su padre. Su idea era dedicarse a la biología, pero la física y la química hicieron que desistiera. Así que decidió ser neuropsicóloga hasta que se “pasó al lado oscuro”: la gestión de la investigación. Su día a día es rápido, variado, siempre lleno de reuniones.

La siguiente es Marta Román, bioestadista del Hospital del Mar Research Institute. Su idea no era hacer ciencia, sino música. Entró a trabajar en el hospital como medio para pagarse la carrera de música. Sin embargo, vio que la ciencia también era apasionante. Hace hincapié que para equilibrar el día a día, hay que hacerlo explorando aquello que nos gusta. Ella lo hace tocando en su grupo The Blaxound y haciendo deporte de montaña. Marta resalta que llegar a la igualdad no es solo cosa de mujeres, sino también de los hombres.

En representación de una mujer en un puesto directivo de una empresa ha venido Avencia Sánchez-Mejías. Es la cofundadora y directora ejecutiva (CEO en el mundo empresarial) de Integra Therapeutics. En 2022, fundó la empresa con Marc Güell (Universitat Pompeu Fabra) para dar salida a FiCAT, un dispositivo que se había desarrollado en su grupo. Sobre el efecto tijera, menciona que en su empresa sí que hay paridad, excepto en el comité de dirección, donde ella es la única mujer de los 6 cargos. Menciona una cosa que para mí tiene mucho sentido y en la que no había caído antes. Dice que, para equilibrar su vida laboral, familiar y personal, lo primero que hace es cuidarse ella. Si ella no está bien, no se puede encargar de nada más.
Avencia pasa la palabra a Elena Bosch Fusté, investigadora del Institut de Biologia Evolutiva (IBE:CSIC-UPF) y recién nombrada catedrática del Departamento de Medicina y Ciencias de la Vida de la Universitat Pompeu Fabra (MELIS-UPF). Como bien dice, ella mamó la ciencia en casa. Su madre era microbióloga y su padre, químico. Su tía, Helena Fusté, fue presidenta de Greenpeace y su abuelo, Miquel Fusté i Ara, antropólogo. Elena se decantó por la biología. Ahora, combina tres facetas en su día a día: la de docente, la de investigadora y la de gerente. Esta última es de la que menos disfruta. La otras dos, sin embargo, le encantan y por eso nos habla de sus hijos “académicos”, los estudiantes doctorales a su cargo. Ha tenido 8 que ya han acabado y actualmente está dirigiendo a tres más.

Compartiendo apellido con Elena, la siguiente en hablar es Berta Fusté Pérez, jefa de la unidad de genómica del Centro de Regulación Genómica (CRG). Siendo pequeña, ella dudaba si dedicarse a la ciencia o al arte. Aunque no se dedica a ello profesionalmente, sigue vinculada al arte y espera que pueda dedicarle más tiempo en un futuro. Su día a día es un cúmulo de actividades para que la unidad funcione con toda su capacidad. Con 15 personas a su cargo, gestiona alrededor de 500 proyectos cada año y analiza más de 25000 muestras en el mismo tiempo. Resalta que, para ser eficiente, hace falta estar concentrada en lo que se hace en cada momento.

Por último, presenta Heura Cardona, laboratory manager del Laboratorio Europeo del Biología Molecular – Barcelona (EMBL – Barcelona). De pequeña quería ser veterinaria o arqueóloga, entre otras cosas, por la película Jurassic Park. Estudió biología después de tener que renunciar a la biología marina por distancia, ya que solo se podía estudiar en Madrid y Andalucía. El grupo en el que trabaja es fundamentalmente de investigación computacional. Ella trata las muestras y hace los experimentos en el laboratorio. Los datos que obtiene se los pasa al resto del grupo que los tratan por ordenador. En su caso, su futuro es incierto, ya que se le acaba el contrato en unos meses y no lo puede renovar. Acaba su intervención con una reflexión de Tayla Dayton, jefa de grupo en EMBL Barcelona: “Cuando te cuesta hacer algo, es señal de que estás aprendiendo”.

Es interesante que todas las ponentes hayan resaltado las mismas cosas. La mayoría se ha movido mucho durante su carrera. Algunas han hecho estancias fuera; otras, todo su doctorado. También coinciden en que hace falta tener actividades fuera del trabajo. Todas hacen deporte o desconectan saliendo de Barcelona. Y todas tienen red de apoyo, ya sea en su familia o en su grupo de amistades.
El público tímido, pero dinámico
Como es habitual, al acabar las presentaciones, nadie levanta la mano para preguntar. Hay mucha información que procesar y poco tiempo. Por suerte, Joana decide lanzar ella misma varias preguntas al público: “Que levante la mano quien tenga referentes científicos a su alrededor, ¿Cuántos de vosotros sabe qué quiere hacer al acabar el bachillerato? ¿Alguien de vosotros quiere ser investigador o investigadora?” Eso rompe el hielo y empieza a haber más movimiento en el auditorio.
En primera fila, contesta una chica sobre los referentes científicos. Cuenta que su madre ha vuelto a estudiar en la universidad. La chica tiene dos hermanos más pequeños y ve como su madre hace malabares para poder llegar a todo. Sin embargo, también dice que nunca la había visto tan contenta.
Joana Porcel interpela al público para que participen Avencia Sánchez-Mejías contesta a una de las preguntas Las ponentes se ríen mientras Gemma Perelló da paso a una pregunta
A la pregunta de los referentes, también contestan las ponentes. En el caso de las investigadoras, muchas tuvieron algún referente en alguna profesora o científica, pero en general había pocas. Marta señala que en su caso no había mujeres trans conocidas y que le gusta ver que cada vez hay más. Sin embargo, dice que lo que no hay son hombres trans como referente.
Finalmente, se lanza alguna pregunta desde el público. Una persona pregunta si las ponentes han sufrido alguna actitud machista. Sale más de un caso. Elena oyó a un investigador decir “tú calla nena” a otra investigadora. Eso levanta revuelo en el auditorio. Heura señala que como las mujeres somos más prudentes, se nos hace menos caso. Ella ha visto como la misma idea propuesta por una mujer no se acepta porque se presenta como una posibilidad: “¿y si hacemos esto o lo otro?”. Sin embargo, cuando la misma idea la repite un hombre de manera más tajante, se acaba aceptando. Ahora, cuando ve esas actitudes, lucha para contrarrestarlas.
La mesa se acaba con una última pregunta de Gemma a las ponentes: “¿Volveríais a recorrer el mismo camino?”. Hay opiniones diversas. Muchas sí lo harían, aunque muchas otras, a lo mejor, se habrían lanzado a sus otras opciones. Son las 11:30. Un aplauso para todas y los colegios van saliendo, otra vez en tropel. Solo el grupo más rezagado se queda para hacerse una foto con las ponentes. Fuera, ahora sí, está lloviendo.
