Si se sabe descifrar su lenguaje, los huesos hablan, y ofrecen valiosa información sobre nuestra historia. Analizando el ADN de muestras de dientes y huesos del oído de hace miles de años (lo que se conoce como paleogenómica), un equipo de investigación internacional, dirigido desde la Universidad de Harvard y con participación del Instituto de Biología Evolutiva (IBE: CSIC-UPF), ha reconstruido las secuencias genómicas más antiguas de las islas del Mediterráneo occidental.
El estudio ha recuperado y analizado 61 nuevos genomas procedentes de las poblaciones que habitaron Formentera, Mallorca y Menorca durante la Edad del Bronce (2200-900 a.C.), y de las que habitaron Sicilia y Cerdeña entre el 5000 a.C. y el 1000 d.C. La muestra más antigua pertenece a una mujer que vivió en Menorca hace 4.300 años.
La investigación revela que los primeros habitantes que poblaron las Islas Baleares hace 4000 años procedían de la península Ibérica y pertenecían a grupos descendientes de pastores de las estepas de Europa del Este, como a mostró un estudio anterior de los investigadores del IBE.
También apunta a que hubo contactos entre las poblaciones de las Islas del Mediterráneo Occidental y con la costa de África del Norte y el continente europeo.
«Las evidencias arqueológicas y genéticas coinciden en que la edad de Bronce fue un periodo de intercambios culturales sin precedentes. Este estudio viene a confirmar que el Mediterráneo fue una primera «autopista», un lugar de comunicación y mercadeo entre los pueblos bañados por sus aguas«, comenta Carles Lalueza-Fox, uno de los autores del estudio.
Daniel M- Fernandes et. al. «The spread of steppe and Iranian-related ancestry in the islands of the western Mediterranean«, Nature Ecology and Evolution (2020). DOI: https://doi.org/10.1038/s41559-020-1102-0