«La investigación es un esfuerzo colectivo; la cultura está moldeada por nosotros y depende de todos nosotros«
Jeremy Farrar, director del Wellcome Trust
Por lo general, los científicos y científicas son unos apasionados de la investigación: la perciben como más que un trabajo, y saben que necesitarán poner muchas horas cuando los experimentos así lo requieran. El problema surge cuando, lo que debería ser excepcional, se convierte en la norma.
Cada vez hay más evidencias de que los y las estudiantes de doctorado corren mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental comunes, como ansiedad y depresión, que el resto de la población con niveles de edad y alfabetización similares. Pero no sólo se ven afectados los doctorandos: toda la comunidad investigadora pide una cultura de investigación más respetuosa. De hecho, hay muchos aspectos del entorno de la investigación que afectan a la salud mental del personal investigador: falta de financiación, presión por publicar, competencia feroz, inestabilidad laboral… Estudios recientes han puesto claramente de manifiesto que hay que hacerlo hay algo.
En este sentido, los centros del Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB) disponen de medidas para garantizar un entorno de trabajo justo y respetuoso, como por ejemplo protocolos contra el acoso y la resolución de conflictos o iniciativas de acogida para los recién llegados. Los investigadores del PRBB también tienen acceso, a través del programa Intervals o de sus propios centros, a mentorías y formación sobre autogestión y habilidades interpersonales para ayudarles a gestionar mejor su tiempo, el estrés y la comunicación con los demás. También tienen la oportunidad de apuntarse a clases de yoga o actividades sociales como una coral, la orquesta o el vóley playa, que ayudan a desestresarse y reducir el aislamiento. Y para los que necesitan apoyo profesional, existen servicios psicológicos, confidenciales y gratuitos o a precio reducido.
Se pueden realizar muchas acciones para mejorar la salud mental, tanto a nivel individual como de institución. Pero la solución definitiva sería un cambio en la cultura de la investigación, pasando a un clima más colaborativo y alentador para todos y todas las implicadas. ¿Un reto? Sí. Pero no es imposible. Y los vientos parecen ser favorables para un entorno más amable y solidario donde los y las científicas puedan tener éxito y, lo más importante, gozar de lo que más les gusta hacer: investigar.
#PRBBwellbeing
Esta editorial se publicó en el número especial de julio del boletín El·lipse, centrado en la salud mental en el mundo de la investigación.
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