Pilar Rivera (DCEXS-UPF): «En la universidad se genera el conocimiento; aquí aprendes hoy lo que será noticia mañana»

Pilar Rivera nos cuenta cómo pasó de hacer prácticas en una farmacia de Berlín a dirigir un grupo de nanomedicina del DCEXS-UPF en el Parque de Investigación Biomédica de Barcelona.

Pilar Rivera dirige el laboratorio de nanomedicina del DCXES-UPF.

Pilar Rivera dirige el laboratorio de nanomedicina del DCXES-UPF.

Pilar Rivera, nacida en Sevilla, es farmacéutica, pero después de 14 años en Alemania, volvió a España y creó un grupo de investigación en nanomedicina, que dirige en el Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud, Universidad Pompeu Fabra (DCEXS-UPF), en el Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB), desde 2016. Con dos niños 3 y 6 años, le gusta el submarinismo, la jardinería y la cultura en general. Nos habla de su carrera científica.

 

¿Qué estudiaste?

Estudié farmacia con especialidad en clínica. Mientras acababa la carrera me fui a Alemania a hacer las prácticas obligatorias, después de haber hecho algunas horas ya en un hospital de Sevilla.

 

¿Por qué a Alemania?

Me quería ir al extranjero, entre otras cosas porque ya pensaba en hacer investigación, pero en Sevilla daban muy pocas becas y era usual hacer la tesis sin cobrar… Y quería aprender alemán. No había Erasmus para las prácticas, y no había apoyo institucional, así que me busqué las prácticas por mi cuenta. Fui llamando a las farmacias de todas las ciudades principales alemanas, una detrás de otra, y acabé en Berlín.

 

¿Y aprendiste alemán?

¡Qué remedio! La farmacéutica nos prohibía hablar español o inglés. Me apunté a una academia, pero sobretodo fue una inmersión práctica total. ¡Tenía que contestar el teléfono y no entendía ni palabra! Tenía 24 años. Me quedé un curso entero; hice muchas más horas de las que me tocaban… Y luego me contrataron.

Mientras trabajaba allí, empecé a pensar si me volvía a España. Pero conseguí una beca para hacer una estancia en un instituto de farmacología en Berlín, y luego otra para hacer el doctorado. Así que me quedé.

 

14 años…

¡Si! Empecé el doctorado el 2003 en farmacología molecular y señalización celular, ¡todavía con muchas limitaciones de idioma! Terminé en el 2007. Entonces pensé de nuevo en volver a España.

Me interesaba el tema de la farmacovigilancia, así que intenté meterme en este campo. Hice varias entrevistas pero me encontré con que aquí la gente pensaba que si tenía un doctorado, debía quedarme en la universidad… Tener un doctorado me frenó para conseguir un trabajo fuera de la academia en España.

 

¿Otra razón para quedarte en Alemania?

En Alemania el doctorado se considera una herramienta, una formación que te da unas capacidades. No te restringe a quedarte en la universidad. Mucha gente al acabar el doctorado se iban a industria, a patentes, a organismos regulatorios. En cualquier caso, mientras buscaba mi lugar en el mundo, me salió un postdoctorado en otro ámbito: en física, en un grupo que trabajaba en biofotónica.

 

En Alemania el doctorado se considera una herramienta, una formación que te da unas capacidades. No te restringe a quedarte en la universidad.

 

¿Cómo le llega una oferta de trabajo en biofotónica a una farmacéutica interesada en farmacovigilancia?

¡Pues una de esas casualidades de la vida! Un amigo conocía a alguien en este grupo, y me avisó que había una oferta de trabajo. En el laboratorio eran todos físicos. Sintetizaban materiales que querían aplicar en medicina, y necesitaban a alguien con conocimiento biológico.

Montar el laboratorio de biología fue mi primera tarea; todos los protocolos, tratamientos de células, técnicas microscópicas, etc. para estudiar la interacción de diversos tipos de nanopartículas que el grupo sintetizaba con los sistemas biológicos.

 

Así que éste fue tu primer contacto con la nanomedicina.

Entré en contacto con muchísimos tipos de nanopartículas, de distintos materiales, tamaños, propiedades… y con todo tipo de células también. Esto me ayudó a aprender a predecir qué tipo de nanomaterial es más conveniente en función de qué aplicación biológica. Es un tema muy importante, porque me di cuenta que las propiedades fisico-quimicas de las partículas, al interaccionar con material biológico, pueden cambiar su funcionalidad completamente. Y es la línea que sigo ahora en mi grupo.

 

«Aprendí a predecir qué tipo de nanomaterial es más conveniente en función de qué aplicación biológica»

 

Durante el postdoc hice mi habilitación, el máximo título que puede dar una universidad, donde debes demostrar capacidad investigadora y docente, porque pensaba ya en quedarme definitivamente en Alemania. Al ser mujer, de menos de 40 años y con la habilitación, había varios programas que me ayudarían a montar mi propio laboratorio… Allí estaban muy avanzados en cuestiones de paridad de género.

 

Pero, finalmente, volviste a casa…

Si, yo estaba muy desconectada de España, pero la idea de volver siempre estaba ahí, rondándome la cabeza… Me dijeron que la forma ‘más decente’ de volverme era con una beca Ramón y Cajal, así que en un último intento, la pedí. Al final, por cuestiones personales (me quedé embarazada) me volví antes de saber si me habían dado la beca, con un contrato en el Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (ICMAB-CSIC), en marzo de 2013. Por suerte, ¡enseguida me otorgaron la Ramón y Cajal! En octubre di a luz y pedí postponer la beca por la maternidad. Me reincorporé en febrero de 2014 con mi Ramón y Cajal, a un instituto de Tarragona donde hacían una técnica que me interesaba aprender.

 

¿Cómo acabaste en la UPF?

Yo vivía en Barcelona, y viajaba cada día… Hablando con gente de aquí me enteré del programa de la UPF de Tenure Track. Apliqué y me seleccionaron en 2016. Pero ¡estaba otra vez embarazada! Di a luz en mayo y me reincorporé en septiembre, esta vez ya sí para montar mi propio laboratorio.

 

¿Ser madre investigadora penaliza?

La investigación es siempre un trabajo duro, de 365 días al año. Pero depende de tu capacidad personal, y de lo que quieras. Cada uno vive con sus circunstancias. Yo no podría ser solo madre; me gusta lo que hago, y quiero hacerlo, por eso lo consigo. Eso sí, las bajas maternales fueron duras porque tenía que escribir proyectos… Pero aún así, yo soy partidaria que las bajas por maternidad fueran más largas, de 6 meses como mínimo!

 

«La investigación es un trabajo duro, de 365 días al año, y cada uno lo vive con sus circunstancias. A mí me gusta lo que hago, y quiero hacerlo, por eso lo consigo»

 

En cualquier caso, felicidades… ¡Reto superado!

Bueno, ¡no estoy tan segura! Me quedan 2 años del tenure track, con todas las evaluaciones de por medio. Es un sistema muy nuevo, yo fui la segunda en obtener el Tenure Track en el DCEXS-UPF. Después vino Marc Güell, Oriol Arpí, Ana Janic. La situación actual no es fácil, y puede ser desmotivante; mucho trabajo y mucha presión, mal pagado, poco reconocido y sin estabilidad.

 

¡Uf! No es muy motivador…

Compensa que el trabajo es apasionante. Yo estoy contenta, ¡si no, no lo haría! Y estoy muy contenta de estar en la UPF. Su visión de la docencia, la investigación, la integración de la innovación, es parecida a la visión con la que venía yo de Alemania, más cercana a la visión europea.

 

Entonces, ¿sí aconsejarías hacer investigación?

En la universidad se genera el conocimiento. Todo lo que va a pasar en la sociedad, te enteras antes aquí, estás actualizado. Lo que saldrá mañana en las noticias, ya lo conoces de la universidad y eso es increíble.

 

«En la universidad se genera el conocimiento; aquí tú aprendes hoy lo que será noticia mañana»

 

A mí particularmente me gusta que, al menos aquí en la UPF, se está fomentando mucho la innovación, que los resultados de la investigación lleguen a la sociedad, que se puedan aplicar. Eso es lo que intentamos en mi grupo.

 

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