El maravilloso mundo de las ‘enanopartículas’

En este artículo, la estudiante de doctorado Paula Zamora (DCEXS-UPF) nos habla, desde su propia experiencia, del uso de nanopartículas en biomedicina, campo de estudio de la investigadora.

Bajo el microscopio, las nanopartículas parecen fuegos artificiales. Foto de Pau Riba (laboratorio de bioingeniería de sistemas, DCEXS-UPF).

Bajo el microscopio, las nanopartículas parecen fuegos artificiales. Foto de Pau Riba (laboratorio de bioingeniería de sistemas, DCEXS-UPF).

El pasado marzo tuvo lugar «Blog your research«, un taller dirigido a científicos y científicas interesados en acercar su investigación al público organizado por el Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud, Universidad Pompeu Fabra (DCEXS-UPF) y el Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB).

Paula Zamora, estudiante de doctorado de último año, fue una de las participantes de este taller,  y en este post divulgativo nos acerca a las nanopartículas desde su propia experiencia.

 

Todo empezó cuatro años atrás. Imposible olvidar el día que estaba en el hospital con mi madre y me notificaron que había conseguido la plaza que hacía un par de años iba buscando. Se hizo esperar, pero el ansiado doctorado llegó. Iba sobre el uso de nanopartículas metálicas para tratar tumores, un tema que realmente me motivó. Recuerdo que antes de empezar, miles de preguntas bombardeaban mi cabeza. Yo que venía del campo veterinario, no podía imaginarme qué era una nanopartícula, cómo se hacían, para qué se utilizaban… Honestamente, era una mezcla de curiosidad descontrolada y ganas de salir corriendo.

Ahora que han pasado casi cuatro años, echo la vista atrás, y el camino ha sido tortuoso. La efervescencia de la nanotecnología me ha empujado a leer publicaciones como si no hubiera un mañana. Gracias a ello, he podido dar respuesta a mis preguntas iniciales y, no menos importante, ganarme el premio a friki del año entre mis amigos. Es lo que tiene llevarse artículos científicos a todas partes (cervecerías, viajes…).

En realidad, las nanopartículas no son más que partículas realmente pequeñas. Pensad que, en el diámetro de un pelo nuestro, nos cabrían en línea alrededor de unas mil nanopartículas. Su secreto mejor guardado y lo que las hace tan especiales son sus dimensiones. En esa “enano” escala, los materiales adquieren superpoderes que no tienen a tamaño normal. Las nanopartículas de plata por ejemplo, pueden presentar distintos colores en función de su forma, cuando un anillo por más que le cambiemos el diseño, no variará su color.

 

En el diámetro de un pelo nuestro, nos cabrían en línea alrededor de unas mil nanopartículas. A esta escala, los materiales adquieren ‘superpoderes’ que no tienen a tamaño normal.

 

Aquí tenéis un vídeo de cómo se ven nanopartículas de oro bajo el microscopio. Debido a su buena interacción con la luz podemos captar los colores que reflejan, que dependen de sus propiedades físico-químicas.

 

 

Y, ¿cómo se crean las nanos? Hay dos formas:

  • La primera implica coger el material y hacerlo pedacitos, estilo picadora de hielo.
  • La segunda, controlar el comportamiento de partículas muy pequeñas para que se ensamblen formando partículas más grandes hasta tener el tamaño deseado, como si fueran matrioskas.

Además, las nanopartículas se pueden fabricar con muy diversos materiales, desde componentes que encontramos en nuestro organismo, como grasas, hasta metales como oro y titanio. Estas nanopartículas, las utiliza la nanomedicina, entre otras cosas, para:

  • Imagen: dando señal como color, luz o contraste.
  • Diagnóstico: detectando la presencia de enfermedades.
  • Terapia: generando calor, por ejemplo para matar células tumorales o liberando fármacos para enfermedades específicas. También se puede utilizar el calor para liberar dichos compuestos.
  • Teranóstico: combinando diagnóstico y tratamiento, dónde delante de una señal de enfermedad se libera el tratamiento de forma inteligente.

 

 

Como veis estas súper partículas pueden hacer las mil y una. Conociendo y controlando sus propiedades, se pueden conseguir a capricho las herramientas necesarias para cada aplicación. Espero que con este post os haya entrado el gusanillo. ¡Ahora ya no tenéis excusa para no seguir indagando en el mundo de las “enano partículas”!

 

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