Tres laboratorios del Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud, Universidad Pompeu Fabra (DCEXS-UPF) acaban de recibir ayudas del programa de fomento de la transferencia de conocimiento UPF INNOValora.
Los tres proyectos galardonados con estas ayudas de 30.000€ y el asesoramiento de un mentor externo especialista han sido:
- Keycath: Javier Macía y Sira Mogas, del grupo de investigación en Biología Sintética para Aplicaciones Biomédicas, están desarrollando un sistema de biosensores capaz de monitorizar continuamente e in situ los niveles de patógenos en instalaciones de acuicultura, así como de enviar alertas preventivas.
- PepCann4pain: el grupo de investigación NeuroPhar (DCEXS), liderado por Rafael Maldonado, está desarrollando un compuesto capaz de bloquear las secuelas perjudiciales de los cannabinoides mientras preservan la capacidad terapéutica.
- Synflora: el laboratorio de Biología Sintética Traslacional, dirigido por Marc Güell, propone utilizar microbios naturales de la piel humana modificados genéticamente para que sean capaces de liberar compuestos beneficiosos que sirvan de tratamientos dermatológicos.
Hablamos con Marc Güell, investigador principal de este último proyecto.
Marc, felicidades por la ayuda que acaba de recibir de UPF INNOValora para Synflora, ¿nos puedes explicar en qué consiste este proyecto?
Nuestro laboratorio se dedica, entre otras cosas, al microbioma de la piel, es decir el conjunto de microbios que viven en nuestra piel.
Lo que estamos intentando hacer es modificar genéticamente estas bacterias para utilizarlas como sensores o para tratar condiciones dermatológicas. En el caso del proyecto Synflora no es tan importante la bacteria en sí, porque se utiliza sólo como chasis, como un recipiente para un circuito genético capaz de escuchar a nuestro cuerpo o al ambiente, o de controlar la secreción de sebum, por ejemplo.
¿Qué quieres decir con ‘escuchar’ nuestro cuerpo y el ambiente?
Uno de los circuitos que estamos generando es capaz de detectar radiación, y se podrían hacer que detecten polución, por ejemplo. Y en cuanto a nuestro cuerpo, aunque estas bacterias son externas y no entran más allà de la piel, son capaces de ‘leer’ lo que pasa dentro del cuerpo a partir de las sustancias que segregamos. Al fin y al cabo, la piel es el segundo órgano secretor del cuerpo – secretamos un montón de cosas que dan información sobre lo que pasa en nuestro interior y estas bacterias, que llevan miles de años conviviendo con nosotros, saben interpretarlas de alguna manera.
«La piel es el segundo órgano secretor del cuerpo – secreta un montón de cosas que dan información sobre lo que pasa en nuestro interior»
Marc Güell (DCEXS-UPF)
¿Y no es peligroso ponernos en la piel bacterias modificadas?
Si te refieres a si es peligroso para los humanos, obviamente se tienen que hacer ensayos clínicos y estudios para descartar efectos nocivos, pero cada vez se están utilizando más estos sistemas y los conocemos mejor. Hay varios ensayos en marcha, algunos desde hace más de una década, que utilizan bacterias modificadas, por ejemplo para tratamientos de inmuno-oncología.
Para evitar los posibles problemas medioambientales derivados de estas bacterias en la naturaleza, se construyen de forma que les es imposible vivir en entornos naturales, porque les faltan elementos esenciales. Pero es cierto que casi todos estos estudios se han hecho en EEUU. Incluso nosotros, por el trabajo que hacemos aquí hemos obtenido financiación del departamento de defensa de EEUU. Aquí en Europa no es fácil encontrar financiación para este tipo de proyectos, tengo la sensación de que se ve muy arriesgado.
La utilización del microbioma de la piel es también el foco de la empresa S-Biomédica de la que formas parte… ¿A qué se dedica y cuál es tu rol?
Yo soy el co-fundador junto con Bernhard Pätzold, y Veronika Oudova. He estado en el consejo de administración y he sido parte del comité asesor científico … mi aportación siempre ha sido más en la parte científica, de hecho ahora mismo tenemos un proyecto conjunto con mi laboratorio. Mientras que por ejemplo Veronika, la CEO, es experta en desarrollo de negocios.
S-biomedic no modifica bacterias, sino que lo que hace es utilizar las propias bacterias que tenemos naturalmente en la piel para tratar condiciones como el acné o el envejecimiento, que son las dos líneas de actuación que tenemos ahora mismo. Se basa en el hecho de que hay bacterias que se asocian más o menos a ciertas enfermedades o condiciones. Lo que hemos hecho nosotros es aislar las que se asocian a biomarcadores positivos, a una piel más saludable. La idea es crear cremas o similares que contengan estas bacterias en mayores concentraciones. Podríamos decir que es una especie de yogur de probióticos para la piel!
«En S-biomedic utilizamos las propias bacterias que tenemos naturalmente en la piel para tratar condiciones como el acné o el envejecimiento, como si se tratara de un yogur de probióticos para la piel»
Los orígenes de esta empresa van muy ligados al PRBB… ¿nos puedes explicar cómo surgió la idea?
Berni y yo hicimos el doctorado en el mismo laboratorio, con Luis Serrano, en el Centro de Regulación Genómica (CRG). Veronika no trabajaba directamente en el Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB), pero también pertenecía a este ambiente internacional que rodea el PRBB … y al campeonato de vóley que se organiza cada verano!
Yo después me fui a EEUU, donde estuve 7 años, pero iba volviendo de vez en cuando. Bernie tuvo la idea de utilizar los propios microbios de la piel para tratarla y nos lanzamos. Como te decía antes, fue difícil obtener financiación aquí, así que terminamos aplicando a fondos del gobierno chileno, del programa «Start up Chile«. Fue en el país andino donde hicimos los primeros estudios. Después volvimos a Barcelona, de allí a Alemania (gracias al apoyo de un investigador experto en acné) y actualmente la empresa está basada en Bélgica, en el campus de Janssen que es ahora uno de nuestros partners a través de J&J.
¿Cómo ha sido la experiencia de crear esta empresa?
No se puede negar que ha habido momentos difíciles, sobre todo al inicio, a la hora de conseguir fondos y apoyo económico y espacio … Ahora estamos en un momento muy dulce para la biotech, los niveles de inversión van aumentando, pero en EEUU y Asia por ejemplo tienen una gran ventaja competitiva, porque hace mucho tiempo que invierten en tecnología y lo hacen en grandes cantidades. Por ejemplo en Boston, donde viví 7 años, es mucho más fácil conseguir capital privado. Aquí en Cataluña, con respecto a la ciencia básica estamos bastante bien, tenemos grupos que son número 1 en su campo, y esto es un grandísimo mérito. Tenemos que aprender a explotar mejor este talento y la excelencia que tenemos también a nivel de transferencia de conocimiento. A pesar de que cada año aumenta la inversión en biotecnología, aún nos queda mucho margen para mejorar.