El pasado mes de junio, Xavi Sabaté, un postdoc del laboratorio de Cristina Pujades en el Departamento de Medicina y Ciencias de la Vida, Universidad Pompeu Fabra (MELIS-UPF), visitó el Centro Penitenciario de Jóvenes de La Roca del Vallès para realizar un taller de ciencia. Después de la experiencia repetirá, e invita a otros investigadores e investigadoras del PRBB a unirse a esta iniciativa, que resultó muy satisfactoria tanto para él como para las personas a las que iba dirigida.
En este artículo de opinión, Xavi nos explica el porqué de esta iniciativa y comparte su experiencia.
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Cada octubre, miles de personas visitan el Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB) durante su jornada de puertas abiertas. Con el objetivo de acercar la investigación a quienes no tienen contacto directo con ella, los centros de investigación del parque organizan visitas a laboratorios, actividades para niños, talleres y charlas.
Esta es una muy buena oportunidad para ejercer la responsabilidad que tiene la comunidad científica de hacer accesible nuestra investigación más allá del ámbito académico y profesional. De hecho, este compromiso implica superar barreras socioeconómicas, llevando el conocimiento, la actualidad científica y nuestro día a día en el laboratorio a todas partes. Lamentablemente, todavía hoy los espacios y canales de divulgación científica excluyen a muchos sectores de la sociedad. Un claro ejemplo de esta omisión es la población privada de libertad.
Los espacios y canales de divulgación científica excluyen a muchos sectores de la sociedad. Un claro ejemplo de esta omisión es la población privada de libertad.
Las personas encarceladas se enfrentan a fuertes sesgos sociales que dificultan su reintegración y son susceptibles de padecer autoestigma. La evidencia subraya la importancia de la difusión de la ciencia en entornos vulnerables como las prisiones: fomenta la conciencia y el interés por la investigación y puede transformar las expectativas vitales y la manera en que las personas interactúan con el mundo. Recientemente, la Universidad de Castilla-La Mancha y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han organizado conferencias con decenas de ponentes exponiendo sus áreas de investigación en prisiones, respondiendo preguntas y rompiendo prejuicios. Sin embargo, aún son pocas las iniciativas que promueven el acercamiento de la investigación a centros penitenciarios.
Impuls Jove
Impuls Jove es un programa desarrollado en el Centro Penitenciario de Jóvenes de La Roca del Vallès que tiene como objetivo acompañar a los jóvenes privados de libertad para mejorar sus relaciones familiares, su entorno y su reinserción en la comunidad. Una parte importante de este programa, iniciado en 2015 por la Fundación Salud y Comunidad y subvencionado por la Generalitat de Cataluña, es aproximar el mundo penitenciario al exterior. Para lograrlo se organizan distintas sesiones con personas voluntarias que deseen aportar su conocimiento en diferentes ámbitos como el deporte o la música.
En este contexto impulsamos un proyecto para acercar la ciencia a los jóvenes de este centro penitenciario. En el taller realizado el pasado 3 de junio participaron 12 internos de entre 18 y 25 años, dos profesores y tres miembros del equipo de Impuls Jove (dos psicólogas y una trabajadora social). Comenzó con una breve presentación sobre qué significa ser investigador hoy en día, seguida de dos experimentos prácticos: el primero para conocer al pez cebra como modelo animal para estudiar el desarrollo del cerebro embrionario, y el segundo para introducir los conceptos básicos del ADN, con una demostración de extracción de esta molécula.
“Fue muy interesante poder desmitificar la figura del científico. Se agradece que venga un profesional externo y quiera invertir su tiempo. Además, el hecho de acercarnos a su profesión, a una realidad diferente, es muy enriquecedor.”
Maria M., trabajadora social del programa Impuls Jove
La mayoría de participantes no había tenido nunca ninguna experiencia científica previa, lo que convertía este taller en su primer contacto directo con la investigación. Así, este tipo de actividades no solo contribuyen a cambiar la percepción que tienen los internos sobre la ciencia, sino que también ayudan a superar la creencia, a menudo impuesta, de que este ámbito les es inaccesible. Además, la participación de personas privadas de libertad, personal educativo y técnicas ejemplifica cómo el taller tiene la capacidad de fomentar las relaciones entre los diferentes miembros del Centro Penitenciario de Jóvenes.
Todo ello pone de manifiesto la relevancia de asegurar que la comunicación científica sea equitativa e inclusiva. También evidencia cómo la ciencia puede convertirse en una vía de acceso a la cultura y una herramienta de acción para reforzar el sentimiento de ciudadanía y contribuir a desestigmatizar la población reclusa. Para mí, la experiencia ha sido muy positiva, y ya se están organizando talleres para los próximos meses. El proyecto está abierto a cualquier miembro del PRBB que quiera participar u organizar su propio taller, así que si os animáis, ¡contactadme!