Esta semana se ha celebrado la conferencia final de ORION (Open Responsible Research and Innovation to further Outstanding knowledge), un proyecto europeo de cuatro años que comenzó en mayo de 2017. Coordinado desde el Centro de Regulación Genómica (CRG) y con nueve socios, tres en España, dos en la República Checa y uno en Italia, Inglaterra, Alemania y Suecia, con una financiación total de poco más de 3 millones de euros, su objetivo general es abrir la manera de financiar, organizar y realizar la investigación en ciencias de la vida.
La ciencia abierta no es un concepto nuevo. Con el acceso abierto (la disponibilidad gratuita de publicaciones científicas para todo el mundo) como primer pilar a principios de los años noventa, en la última década se ha avanzado mucho más allá de la publicación de resultados. La Ciencia Abierta se refiere a abrir (es decir, a hacer públicamente accesible, gratuito y de fácil acceso) todos los pasos del ciclo de investigación, desde la decisión sobre la cuestión a investigar hasta la publicación científica de los resultados y la difusión a un público amplio.
La Ciencia abierta se refiere a hacer todos los pasos del ciclo de investigación, desde la decisión sobre la cuestión a investigar hasta la publicación de los resultados, asegurando que están disponibles públicamente, gratuitos y de fácil acceso tanto por la comunidad científica como para el público.
Abrir la ciencia: de la comunidad científica al público en general
Podemos hablar de Ciencia Abierta desde dos perspectivas: la propia comunidad científica y el público en general.
- La comunidad científica se beneficia compartiendo sus datos de investigación para que puedan ser utilizados por otros investigadores e investigadoras desde diferentes perspectivas y sacar así más provecho de ellos; y teniendo acceso a los resultados de otras personas que podrían informar a la propia investigación. Esta ‘rama’ de Open Science incluye Open Access, Open Data, Open Methodology, Open Source u Open Format, entre otros.
- Cuando hablamos de ciencia abierta desde el punto de vista del público general, podemos pensar en ciencia ciudadana, diálogos públicos u otras formas de compromiso público. El público se beneficia de ello implicándose en el proceso científico y dando su opinión sobre cómo se utiliza el dinero público en la investigación. Así genera una mayor cultura científica.
Ambas ramas de la ciencia abierta han adquirido un papel importante en los últimos años.
Dentro de la comunidad científica, el cambio ha sido lento. La ciencia se ha vuelto, quizás contraintuitivamente, cada vez más cerrada, debido en parte a la especialización, la hipercompetición y la actitud del imperio editorial de las publicaciones científicas. La apertura sólo será posible si todos los grupos de interés (responsables políticos y financiadores, editoriales, instituciones, personal investigador) trabajan juntos para un cambio cultural. Pero el movimiento es imparable. Desde el 2016, la Comisión Europea ha dado un gran impulso a la Ciencia Abierta, por ejemplo, con la creación del Open Science Cloud (que proporciona recursos sobre Open Science) y, más recientemente, la plataforma Open Research Europe para una publicación rápida, gratuita y transparente de los proyectos financiados por la UE, que ahora es obligatoria.
La apertura de la ciencia sólo será posible si todos los grupos de interés (responsables políticos y financiadores, editoriales, instituciones, personal investigador) trabajan juntos para un cambio cultural.
Desde la perspectiva pública, la participación en la ciencia sigue siendo una cuestión minoritaria. Pero desarrollos recientes como la inteligencia artificial o la edición del genoma, han creado un gran debate público. Quizá la pandemia de la Covid-19, que ha puesto la ciencia más que nunca en los focos mediáticos, ha sido el último empuje para conseguir que el gran público general se interese más por la investigación.
Michela Bertero, jefa de la Oficina de Asuntos Internacionales y Científicos del CRG, ha sido la coordinadora del proyecto ORION. Según ella, «la ciencia abierta es ciencia por definición», y esta apertura es necesaria para garantizar que la ciencia sea «un valor común para todos». Hablamos con ella sobre los retos para la adopción de la ciencia abierta y sobre lo que ORION ha conseguido en estos cuatro años.
«La ciencia abierta es ciencia por definición»
Michela Bertero (CRG), coordinadora de ORION
¿Cuál ha sido el foco principal de ORION y cómo se ha organizado?
ORION se centró principalmente en abrir la ciencia a la sociedad, más que dentro de la comunidad científica. Constó de 6 paquetes de trabajo, cada uno de ellos liderado por uno de los socios.
Durante la fase de preparación, el primer año, hicimos un análisis interno y una encuesta a unas 6.000 personas (1.000 personas de cada país). Esta última fue una entrevista telefónica para comprobar sus actitudes respecto a la ciencia y la medicina, la implicación científica, etc. A partir de ello, publicamos un artículo que reflexionaba sobre las diferentes motivaciones para el compromiso con la ciencia.
La segunda y la tercera parte fueron el nucleo del proyecto.
El segundo paquete incluía múltiples actividades de co-creación, realizadas como «experimentos» para entender qué funciona y qué no funciona a la hora de acercar la ciencia a la ciudadanía. También lanzamos una convocatoria para nuevos proyectos de ciencia ciudadana y financiamos dos proyectos:
- Genigma, liderado por el CNAG-CRG, que ha co-creado una aplicación en la que el público puede ayudar a analizar las diferencias entre el cáncer y las células normales jugando un juego.
- SMOVE («Ciencia que me hace mover»), un proyecto liderado por el Centro de Medicina Molecular Max Delbrück en el que estudiantes y personal científico trabajaron juntos en un estudio epidemiológico para registrar la actividad física y el comportamiento sedentario.
Una segunda convocatoria externa pretendía ampliar el alcance de ORION más allá de nuestro equipo. Estaba destinado a diferentes grupos de interés (incluido personal investigador, pero también escuelas, residentes locales, empresas, etc.) para reunirse y presentar nuevas formas de hacer la ciencia más accesible y participativa. A partir de aquí se financiaron dos proyectos:
- VirusFighter, un juego digital para explicar a los estudiantes la importancia de la vacunación, en el Reino Unido.
- MELTIC: co-creación y desarrollo de servicios de salud TIC con grupos de interés, incluidos residentes locales de zonas rurales, en España.
El tercer paquete de trabajo fue sobre formación. Hemos creado muchos recursos, todos de libre acceso, ya sea en el sitio web del proyecto o mediante plataformas de acceso abierto como Xenodo:
- el curso en línea del MOOC sobre ciencia abierta en ciencias de la vida
- el curso de formación para formadores sobre ciencia abierta
- una serie de podcasts sobre Open Science
- diversos talleres
- diversos recursos tales como estudios de casos, hojas informativas, etc.
Finalmente, se ha trabajado en la evaluación del proyecto; hemos revisado todas las actividades que hemos hecho y reflexionado sobre todo lo que hemos aprendido… Hemos creado un par de vídeos y hoy justo acabamos la conferencia final de dos días, donde hemos compartido experiencias y hemos debatido sobre cómo avanzar con las políticas de ciencia abierta a nivel institucional, nacional y europeo.
Son muchos proyectos dentro de un proyecto. ¿Cuál ha sido, para ti, la contribución principal de ORION?
Creo que, más allá de todas las actividades realizadas, el principal legado del proyecto han sido los cambios que se han producido a nivel de cada institución. Dos de los socios son agencias de financiación y han hecho un cambio enorme a favor de las prácticas de ciencia abierta, creando un plan de acción sobre Ciencia Abierta y RRI (investigación e innovación responsable) que se comprometen a seguir, incluso después de terminar el proyecto. También se han producido cambios similares en los institutos de investigación participantes.
«El principal legado del proyecto ha sido los cambios que se han producido a nivel de cada institución»
Por supuesto, todo el material creado está abierto a todos, así que esperamos que esto también pueda ayudar a otras personas que quieran hacer algo similar. Por ejemplo, hemos publicado un menú de «co-creación» para ayudar a aquellos que quieran organizar una actividad abierta y participativa.
Otro efecto duradero del proyecto es la creación de redes entre los socios, que esperamos que conduzca a nuevas colaboraciones.
Finalmente, estamos escribiendo un artículo donde presentamos diez reflexiones generales y algunos ejemplos de actividades de acercamiento del público a la ciencia con las que hemos experimentado, con diferentes niveles de implicación: informar, consultar, colaborar, potenciar.
¿A nivel de CRG, qué habéis aprendido de la experiencia de ORION?
Una buena consecuencia de ORION para el CRG ha sido la visibilidad que el centro y la ciencia abierta en general han ganado. También nos ha permitido conseguir financiación para nuevos proyectos, como el de ciencia ciudadana Genigma, que a su vez ha supuesto un gran cambio cultural en los investigadores participantes en cuanto al proceso de co-creación. Y internamente, hemos reforzado la colaboración entre el departamento de comunicaciones y nuestra oficina de asuntos científicos, que eran los dos departamentos implicados activamente en el proyecto.
Además, una de las actividades que hicimos a nivel de centro fue un diálogo público sobre la investigación que se está llevando a cabo en el CRG. Debido a la pandemia, se hizo en línea, pero esto significó que pudimos incluir gente de toda España. Invitamos al público en general, pero también a otros grupos de interés: expertos en ética, medicina y periodismo, representantes de la industria… Presentamos varios proyectos que representan el tipo de investigación que hacemos en el centro, y hubo una fructífera discusión sobre el papel de la investigación básica, sobre la financiación de la ciencia, sobre cómo comunicar la ciencia y sobre la ética. Las conclusiones del diálogo estarán disponibles en breve en el sitio web del CRG.
«Hicimos un diálogo público sobre la investigación que se está llevando a cabo en el CRG, con diferentes grupos de interés, que condujo a la inclusión en el plan estratégico del CRG de un pilar sobre investigación abierta y responsable»
Fue una experiencia interesante y condujo a la inclusión en el plan estratégico del CRG de un pilar sobre investigación abierta y responsable. Esperamos tener un segundo diálogo público pronto, esta vez para debatir sobre las nuevas prioridades del centro como la genómica médica o la inteligencia artificial. Necesitaremos financiación, ya que es una actividad cara (a todos los participantes se les paga por su tiempo y su contribución) y ahora se ha acabado la financiación de ORION… Pero hemos aprendido la metodología y también algunas lecciones importantes. Una de ellas es que la perspectiva ética es algo que tenemos que reforzar dentro de nuestra comunidad científica, y por eso hemos empezado a organizar algunos seminarios sobre la ética de la investigación dirigidos a nuestro personal científico.
Respecto la implicación del público en la investigación, ¿hasta donde crees que debería llegar? ¿La ciudadanía debe definir la agenda de investigación? ¿No existe el riesgo de que los proyectos de ciencia básica sufran en comparación con los más aplicados, que la sociedad considera más ‘útiles’?
Creo que realmente depende del tipo de investigación. Con una investigación muy básica, como la que hacemos en el CRG, una de las aportaciones más importantes de la sociedad es la reflexión sobre las implicaciones éticas y sociales de la investigación. Pero, al fin y al cabo, con problemas tan complejos técnica o científicamente, las prioridades deben ser definidas por los mismos científicos y científicas. Cuando la investigación es más aplicada, más traslacional, tiene mucho más sentido tener una influencia más amplia del público, por ejemplo, los pacientes que deciden algunos aspectos de la enfermedad que son importantes de estudiar y que quizás los y las investigadoras no saben del todo.
Aunque esto no era la parte principal de ORION, tu estás muy involucrada en ciencia abierta a nivel de la comunidad científica. ¿Cuáles son, según tu experiencia, los obstáculos para que los y las científicas acepten estas prácticas?
Creo que el personal investigador en general está a favor de los valores de la ciencia abierta; compartir es algo con lo que cualquier científica o científico está de acuerdo, especialmente los más jóvenes. Hace unos años nadie ni siquiera sabía qué era la ciencia abierta, y ahora todo el mundo tiene al menos alguna idea y la mayoría están a favor, aunque depende mucho de la disciplina. Algunos campos están más avanzados (por ejemplo, en genómica hay muchos repositorios y recursos para compartir los resultados), pero otros quedan un poco atrás, porque es más complicado o hay menos tradición.
«Creo que el personal científico en general está a favor de los valores de la ciencia abierta, pero en algunos campos, como la genómica, están más avanzados y tienen más recursos para abrir los resultados, mientras que en otros es más complicado»
Si miramos el acceso abierto, está cada vez más presente en todas partes. Existe el Plan S, y la Comisión Europea que le da un gran impulso, con Horizon Europe (el nuevo programa marco de investigación e innovación de la UE para el 2021 hasta 2027) que pide acceso gratuito e inmediato a todos los resultados de los proyectos que financiará. En el CRG, más del 80% de los artículos publicados ahora son de acceso abierto, pero vale la pena señalar que esto también conlleva un aumento del coste y que las agencias de financiación han de tomar nota. Se están firmando acuerdos para facilitar esta publicación de OA (por ejemplo, España firmó un acuerdo transformador con Springer y Elsevier, dos de las principales editoriales científicas), pero todavía quedan problemas por resolver.
Y si miramos el tema de los datos, todavía es más complicado. Las agencias de financiación empiezan a pedir que todo el mundo cree planes de gestión de datos (DMP) y hagan sus datos FAIR (fáciles de descubrir, accesibles, interoperables y reutilizables). Es fantástico, pero se necesitan muchos recursos, experiencia (gestores de datos), etc. que aún no están disponibles. En el CRG tenemos una política de gestión de datos y en este momento estamos desarrollando directrices para hacer realidad esta política en la práctica, con un consejo de gestión de datos de investigación formado por personas con diferentes conocimientos: tecnológico, legal, informático, político, formación, instalaciones básicas … No es fácil, pero es el camino a seguir.
En cuanto a las y los científicos a nivel individual, las razones para no aceptar las prácticas del sistema operativo pueden ser diversas. Por un lado, como he mencionado, requiere tiempo, dinero, infraestructuras y conocimientos. Pero también hay, potencialmente, el miedo a que alguien use los datos y publique antes que tú. Con los preprints, esto se puede solucionar en parte, ya que muchas revistas ahora los aceptan como un registro de prioridad, por lo que las investigadoras e investigadores comienzan a mostrar sus datos disponibles en paralelo a su publicación como preprints, antes de publicarlos en una revista revisada por pares.
Otro punto importante que hace que los científicos se muestren reticentes en cuanto a la ciencia abierta son los incentivos. Actualmente estamos incentivando (mediante evaluación para obtener financiación) la competencia para publicar en revistas con un alto factor de impacto, en lugar de el compartir datos. No podemos esperar que el personal científico adopte la ciencia abierta si el sistema de evaluación no cambia.
«Actualmente incentivamos la competencia para publicar en revistas con un alto factor de impacto en lugar de compartir datos. No podemos esperar que los y las científicas acepten Open Science si el sistema de evaluación no cambia»
Por otra parte, a nivel de las instituciones, existe el reto de la transferencia de tecnología y la creación de valor comercial y propiedad intelectual en un entorno de ciencia abierta, donde estos resultados son abiertos y gratuitos para todos. Este desafío significa que algunas personas que tienen un producto potencial tienen menos probabilidades de compartir sus datos. Pero hay ejemplos en los que se ha resuelto este conflicto entre compartir y comercializar, como Nextflow, un software de código abierto desarrollado en el CRG y disponible gratuitamente, de donde se han creado dos spin-offs que ofrecen servicios específicos a las empresas. Una de éstas, Seqera, acaba de recaudar 5,5 millones de euros, lo que demuestra que compartir datos o información no necesariamente debe tener ningún impacto negativo en el éxito comercial de un proyecto.
Ahora que el proyecto está terminado, ¿Cómo ves el futuro de la ciencia abierta?
Creo que el área que necesita más desarrollo es la ciencia de datos: cómo compartir y encontrar los datos, cómo integrar diferentes tipos de datos … Será un gran reto.
Para el futuro a medio plazo, como dice un compañero mío, dentro de 5-10 años no hablaremos más de Open Science, porque la parte ‘abierta’ será evidente. Será la ciencia «normal», en el mismo sentido que no deberíamos hablar de «ciencia ética» porque toda ciencia debería ser ética.