El Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) ha liderado un estudio sobre contaminación atmosférica que muestra que las estructuras cerebrales se pueden ver modificadas con la exposición a contaminantes tanto en el embrazo como en los primeros años de vida.
El estudio ha considerado, por primera vez, una escala temporal más fina: en vez de estudiar trimestres de embarazo o años de infancia, se han recogido datos mensuales desde la concepción hasta los 8 años y medio. Además, ha contado con datos de una gran cohorte: 3.515 niños y niñas del Generation R Study de Rotterdam (Países Bajos).
“El estudio resulta novedoso porque identifica los periodos de susceptibilidad a la contaminación atmosférica”
Anne-Claire, ISGlobal
Las imágenes cerebrales de los participantes permitieron calcular el volumen de diversas partes del cerebro y la conectividad estructural (la sustancia blanca que las conecta). Estos resultados muestran, por un lado, que la contaminación atmosférica afecta a la conectividad estructural. Y por otro, que la exposición a las partículas PM2,5 puede aumentar el volumen del putamen, una estructura cerebral implicada en la función motora y el aprendizaje, lo que estudios anteriores asocian con trastornos psiquiátricos como el autismo o la esquizofrenia entre otros.
Anne-Claire Binter, investigadora de ISGlobal, asegura que una de las grandes conclusiones del estudio “es que el cerebro es especialmente vulnerable a la contaminación atmosférica – incluso a niveles inferiores a las normas de calidad del aire – y no solo durante el embarazo, como se ha señalado en estudios anteriores, sino también durante la infancia”.
Binter AC, Kusters MSW, van den Dries MA, Alonso L, Lubczyńska MJ, Hoek G, White T, Iñiguez C, Tiemeier H, Guxens M. Air pollution, white matter microstructure, and brain volumes: periods of susceptibility from pregnancy to preadolescence. Environmental Pollution, September 2022.