Todos los embriones de vertebrados son muy similares en las primeras fases de desarrollo. Pero las velocidades de formación son muy diferentes, a pesar de crear las mismas estructuras: brazos, piernas, cabezas, corazones… Por ejemplo, el embrión humano tarda 60 días en desarrollarse mientras que el de ratón tarda sólo 20. ¿Por qué las distintas especies animales se desarrollan a distintas velocidades?
Esto es lo que está estudiando Jorge Lázaro, un bioquímico que está en su último año de doctorado con Miki Ebisuya en el Laboratorio Europeo de Biología Molecular – Barcelona (EMBL Barcelona), donde estudian la velocidad de desarrollo embrionario utilizando células madre. El equipo de Ebisuya analiza la formación de las somitas, estructuras embrionarias que dan lugar a las vértebras, los músculos de la espalda y las costillas. Estas somitas se forman de forma secuencial, en intervalos de tiempo determinado, por lo que funcionan como un reloj celular. Ebisuya había observado que en un embrión de ratón se forman cada hora y media, mientras que en el humano cada 5 horas.
«Queremos descubrir los principios universales básicos que regulan este proceso del desarrollo en los distintos animales»
Jorge Lázaro, EMBL
Jorge Lázaro amplía esta investigación investigando la velocidad de desarrollo de embriones de especies distintas de vertebrados. Para ello ha creado un zoológico de células embrionarias con células de ratón, humano, conejo, vaca, mono tití y rinoceronte. Actualmente, está intentando entender cuál es el control genético que determina la velocidad de desarrollo embrionario. «Queremos descubrir los principios universales básicos que regulan este proceso en todos los animales».
También hablamos con él de la investigación como algo emocionante, aunque sacrificado. Nos explica que, cuando se trabaja con células madre, es necesario ir al laboratorio cada día para realizar el cambio de medio, para “darles de comer”. “La investigación es un trabajo diferente pero muy bonito. Sacrificado a veces, pero muy gratificante”, explica Jorge. Una de las cosas que más le gusta de ser científico es la oportunidad de viajar. “Viajar es una parte imprescindible de la investigación. La ciencia se hace a nivel global y es importante estar dispuesto a ver nuevos sitios y cómo hacen las cosas en diferentes países”, comenta.
¡No te pierdas la entrevista que le hace Maruxa Martínez-Campos y descubrirás cómo se ha creado este zoológico internacional!