La pandemia del Covid-19 ha hecho muchas cosas, y una de ellas ha sido revolucionar la publicación científica como nunca. No sólo el número de publicaciones (por lo menos sobre el virus) aumentó exponencialmente, sino que los preprints en particular experimentaron un fuerte aumento en el campo de la biomedicina, que todavía era cauteloso sobre la idea de publicar resultados de forma abierta (y gratuita) antes de la revisión por pares.
Pero otra cosa que ha enfatizado la Covid-19 es la importancia del rigor y la integridad en la comunicación de los resultados de la investigación. El rigor ha sido, sin duda, siempre un objetivo de la comunidad científica, y que ha dado lugar a largos debates, pero ahora es tan oportuno (o más) que nunca.
Entonces, ¿cómo conciliar ambas cosas? ¿Cómo estar seguros de que comunicamos completa y rápidamente, pero también con rigor?
La ‘Peer Review Week‘ (Semana de la revisión por pares) de este año, celebrada del 19 al 23 de septiembre, se centró precisamente en la relación entre la revisión por pares y la integridad de la investigación. Este evento anual analiza cuestiones relacionadas con la «revisión por pares», el mecanismo actual de control de calidad por parte de otros científicos a los que deben someterse los artículos publicados en revistas acreditadas. Y este año, bajo el título «Integridad de la investigación: crear y apoyar la confianza en la investigación«, tuvo como objetivo discutir cómo la revisión por pares puede apoyar la ciencia abierta, la reproducibilidad y la integridad de la investigación.
Éste fue precisamente el tema de la jornada sobre ética de las publicaciones científicas que tuvo lugar en el PRBB el pasado 7 de septiembre, un evento híbrido que se puede ver en el vídeo de abajo. El acto estuvo organizado por el grupo de Buenas Prácticas Científicas del parque – formado por miembros de todos los centros para compartir buenas prácticas y concienciar sobre la integridad de la investigación.
Ofreció la charla Iratxe Puebla, directora de Iniciativas Estratégicas y Comunidad en ASAPbio, una pequeña organización sin ánimo de lucro con la visión de hacer que la comunicación en las ciencias de la vida sea más rápida y transparente, apoyando el uso productivo de preprints y la apertura y transparencia en el sistema de revisión por pares.
Principales problemas de integridad en las publicaciones
La charla comenzó preparando el escenario con la llamada crisis de reproducibilidad, con el número de retractaciones en aumento (aunque todavía son un pequeño porcentaje de todos los artículos publicados) y con varios intentos de replicar experimentos logrando <50% de éxito. Aunque es discutible si realmente hay una «crisis», lo que está claro es que los incentivos perversos actuales, que se centran en la evaluación a través de métricas, pueden comprometer la reproducibilidad al fomentar ser “primero versus ser riguroso”.
Puebla, quien también es encargada de Facilitación e Integridad en el Comité de Ética de Publicaciones (COPE), compartió algunos de los temas más discutidos en los foros de COPE, es decir, los que las revistas y los editores encuentran con mayor frecuencia, como conflictos de autoría, denuncias de mala conducta o discusiones y correcciones posteriores a la publicación.
“Me llama la atención que en pleno siglo XXI, con toda la tecnología que tenemos, todavía sea tan complicado para los lectores responder a los artículos publicados y para las revistas proporcionar un proceso ágil que permita reanálisis, refutaciones, etc.”
Iratxe Puebla (ASAPbio)
La profesionalización de la mala praxis
Pero según la experta editora, más que estos casos individuales a pequeña escala, la tendencia preocupante es la ‘profesionalización’ a gran escala de las malas conductas en las publicaciones.
- Esto incluye revistas depredadoras: revistas de acceso abierto que no realizan una revisión por pares adecuada y publican prácticamente cualquier artículo, siempre que el autor pague una tarifa.
- Una nueva aparición son las Paper mills, empresas que crean artículos falsos, los envían a varias revistas y, si son aceptados para su publicación, ofrecen la autoría a los investigadores interesados, a cambio de una tarifa que depende de la clasificación de la revista, la posición del autor en la lista de autoría, etc. Según un informe de la COPE y la STM (Asociación Internacional de Editoriales Científicas, Técnicas y Médicas), entre el 2% y el 46% de los artículos enviados a una variedad de revistas pueden provenir de estas empresas.
- Un tercer problema a gran escala es la manipulación del proceso de revisión por pares, con autores que engañan al sistema para sugerirse a sí mismos (u a otros con los que se confabulan) como revisores de su propio artículo, a través de correos electrónicos falsos. “Esto no es trivial; lo he visto pasar cientos de veces”, dice Iratxe.
Soluciones sistémicas
Estos problemas a gran escala a nivel del sistema de publicaciones solo se pueden resolver con la colaboración de todas las partes interesadas. Puebla mencionó algunos ejemplos:
- Think, Check, Submit: desarrolla recursos para que los y las científicas busquen revistas acreditadas antes de enviar sus artículos, e identifiquen los signos de revistas de bajo nivel
- Mayor conciencia y recursos para los editores: COPE brinda herramientas a los editores y editoras y orientación práctica para el manejo de los potenciales problemas éticos en las publicaciones.
- Colaboración entre las partes interesadas: STM está tratando de lograr que todos las distintas editoriales trabajen juntas a través del STM Integrity Hub para crear tecnología para lidiar con la manipulación de imágenes, entre otras amenazas a la integridad. Y COPE ahora está aceptando la membresía de instituciones, y no solo de editoriales, para tratar de reunir a diferentes partes interesadas para que trabajen juntas.
¿Demasiado poco y demasiado tarde?
Pero incluso si todas las partes interesadas se unen para resolver estas violaciones de la ética de publicación, ¿no es demasiado tarde para esperar hasta que se publique el artículo?
“Los temas más generalizados no son intencionales, sino relacionados con las prácticas de publicación actuales”, dice Puebla. Por ejemplo, hay muchos problemas de reproducibilidad que surgen debido a la falta de datos. “Hace menos de 10 años, yo trabajaba en PLOS cuando introdujimos como política incluir los datos en todas las publicaciones, ¡y hubo mucho rechazo!”, agrega. Así, incluso si hoy en día esperamos ver los datos que respaldan un artículo, para muchos de los artículos publicados en la historia de la ciencia, la mayoría de los datos no están disponibles.
Las revistas se han puesto manos a la obra, y la mayoría de ellas actualmente requieren que los autores proporcionen los datos y el material originales, sin procesar, incluidos Western blot o geles originales. “En mi experiencia, la mayoría de los problemas con las imágenes no son necesariamente con la intención de engañar, sino que los autores fueron demasiado lejos con el proceso de embellecimiento, para tratar de hacer la imagen más clara”, dice la ex-editora. Las revistas también están implementando la taxonomía CRediT, que describe 14 tipos de contribuciones de los autores, para hacer más visibles los diferentes tipos de contribuciones y, con suerte, evitar algunos de los conflictos de autoría que puedan surgir.
Ciencia abierta al rescate
Pero la solución definitiva, según Puebla, es la Ciencia Abierta: abrir todo el proceso de investigación, desde el diseño y la metodología, pasando por todos los datos y el código, hasta la revisión por pares (incluidos los informes y los nombres de los revisores) y los resultados. Después de todo, la ciencia abierta se trata de ser más transparente, y más transparencia significa más rendición de cuentas, lo que aumenta la confianza de la sociedad en la ciencia. Además, el núcleo de la ciencia abierta es ser más colaborativo con los demás. Una solución beneficiosa para todos, pues, y algo que instituciones como la UNESCO e incluso la Oficina de Ciencia, Tecnología y Políticas de la Casa Blanca están adoptando.
La ciencia abierta puede parecer una tarea dantesca, pero Puebla, quien también es miembro de la Junta Directiva del repositorio de datos Dryad y co-líder del Grupo de Trabajo en Ética de la Publicación de Datos de Investigación de FORCE11-COPE, ofreció una breve lista de ejemplos:
- Pre-registration – publicar el plan del proyecto incluso antes de comenzar, para así responsabilizarse de llevarlo a cabo de la forma prevista.
- Compartición de datos – y el reconocimiento de los datos como resultado de investigación propiamente dichos.
- Preprints (copias de manuscritos de investigación subidas por los propios investigadores a una plataforma, sin pasar por la revisión por pares). “Los preprints están disponible en cuestión de días, antes de un proceso de revisión probablemente útil pero muy largo, y brindan la oportunidad a otros investigadores de comentar los resultados, de usarlos para su propia investigación… y a los autores de corregir los errores antes de la publicación en la revista, gracias. a la retroalimentación abierta”, mencionó la ponente.
“La ciencia abierta puede brindarnos muchas herramientas para abordar los problemas éticos más generalizados en las publicaciones.”
Iratxe Puebla
Otra característica importante de los preprints que destacó Puebla es que son gratuitos tanto para publicar como para acceder a ellos, la cual cosa puede ayudar a abordar las posibles desigualdades que podemos ver dentro del acceso abierto y algunos modelos que dependen de los cargos por procesamiento de artículos. “Y muchas revistas ahora aceptan manuscritos que se han publicado como preprints”, agregó.
La Ciencia Abierta puede no ser la panacea, pero definitivamente es una vía prometedora, y está aquí para quedarse. Todavía quedan muchos temas por abordar, como señaló la audiencia durante el turno de preguntas, como la confidencialidad al compartir datos o la necesidad de proteger a los jóvenes investigadores que actúan como revisores. Pero quizás el talón de Aquiles de la Ciencia Abierta, y lo que debe resolverse para que realmente despegue, es el vínculo con la evaluación. Como concluyó Puebla, “si valoramos el rigor y la ciencia abierta, ésta tiene que convertirse en parte del sistema de recompensas, y no depender de que los investigadores y las investigadoras lo hagan simplemente por el bien común”.