El arte de publicar un artículo científico

Alguna vez os habéis preguntado quién decide qué se publica y qué no en ciencia? Maruxa Martínez-Campos rememora su experiencia como editora para daros algunas pinceladas – y abrir algunos interrogantes.

Existen centenares de revistas científicas en las que los y las investigadoras publican sus resultados para compartirlos con el resto de la comunidad científica.

Existen centenares de revistas científicas en las que los y las investigadoras publican sus resultados para compartirlos con el resto de la comunidad científica.

La publicación de los resultados científicos es una parte esencial de la investigación. Permite que investigadores de todo el mundo estén al día de los hallazgos en su campo y que la ciencia pueda avanzar globalmente. Hay cientos de revistas científicas, siendo Nature y Science algunas de las más reconocidas.

Pero publicar no es sencillo. Los investigadores han de poner su trabajo por escrito en un formato muy específico que incluye:

  • una introducción de lo que se sabía hasta ahora del tema
  • los resultados
  • una discusión sobre qué podrían significar sus hallazgos
  • una conclusión.

Además, todas las revistas exigen una sección de materiales y métodos, donde se ha de explicar detalladamente qué experimentos se han hecho, como se han llevado a cabo y qué recursos se han utilizado. Esto es especialmente importante para que, si otro investigador o investigadora quiere reproducir el experimento, pueda hacerlo.

Con el actual sistema de «revisión por pares«, una vez el editor de la revista recibe el artículo busca dos o tres expertos externos para que hagan una revisión del artículo de forma gratuita y anónima. Estos deben comprobar que los experimentos se hayan realizado correctamente, que las conclusiones sean acertadas y realistas, y que el hallazgo represente realmente un avance en este campo de investigación. Los expertos, en general, son también investigadores en activo. Así pues, los científicos se controlan y se corrigen a sí mismos, unos a otros.

Obviamente, hay puntos oscuros en este sistema. ¿Pueden ser realmente objetivos investigadores que son potenciales competidores de los autores? Un problema es que, en la investigación científica, sólo los científicos que trabajan en el mismo campo son capaces de evaluar los detalles específicos de un artículo. La parte positiva es que todos los científicos del mundo están dentro del mismo saco: todos son en algún momento autores y revisores. Por ello, aunque este sistema de «revisión por pares» no es en absoluto perfecto, es lo mejor que tenemos – de momento.

En los últimos años se ha empezado a experimentar con numerosas alternativas al sistema tradicional de publicación académica: desde revistas de acceso abierto, como PLOS o la BMC series, a una revisión por pares transparente, en la que los informes de los revisores, y sus nombres, se publican junto con el artículo original – com por ejemplo en eLife F1000Research. En un momento en el que la ciencia abierta está in crescendo en toda Europa, seguramente iremos viendo muchas nuevas iniciativas en este campo.

 

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