Gentrificación verde

Los epidemiólogos medioambientales demandan que la ciudad del futuro sea verde, activa, social y sana, por los beneficios saludables que los espacios verdes tienen para la salud. Pero, a quien benefician realmente? Isabelle Anguelovski nos lo cuenta.

Solo aplicando una planificación basada en la equidad podemos construir ciudades saludables y verdes para todos, evitando la exclusión social de las clases sociales más vulnerables (Imagen de Travis Watson).

Solo aplicando una planificación basada en la equidad podemos construir ciudades saludables y verdes para todos, evitando la exclusión social de las clases sociales más vulnerables (Imagen de Travis Watson).

En las ciudades, se ha visto una asociación entre la exposición a los espacios verdes y a la naturaleza urbana con una mejor salud física y mental, por lo que los epidemiólogos medioambientales demandan que la ciudad del futuro sea verde, activa, social y sana. Sin embargo, hasta ahora, no se ha medido la distribución social y racial de esta mejora vinculada a los espacios verdes urbanos. Quienes se benefician realmente de estas nuevas ciudades verdes?

En la planificación urbana, los investigadores hablan de gentrificación verde o ecológica para caracterizar el proceso por el cual el hecho de crear zonas verdes se asocia con especulación, desplazamiento y exclusión, cambiando las características demográficas e inmobiliarias de un barrio a favor de los residentes blancos y más ricos que se pueden permitir la subida de los precios de la vivienda. Por ejemplo, un estudio piloto realizado por el Laboratorio de Barcelona para la Justicia y la Sostenibilidad Medioambiental en el año 2016 encontró que varios parques del districto de Sant Martí de Barcelona, como el de Poblenou y el del Port Olímpic, experimentaron una fuerte gentrificación verde desde 1990 hasta 2008. Los ingresos de las familias del área que rodea a aquellos parques aumentaron en un 25% durante cinco años, frente al 3% que se produjo en el conjunto del districto de Sant Martí.

Por lo tanto, la cuestión es si los impactos positivos de los espacios verdes en salud, bienestar y cohesión social benefician a todos los residentes, o bien si convierten aquellas zonas en enclaves privilegiados de lujo verde para unos pocos. La dificultad de conseguir ciudades verdes, sanas y equitativas exige de la transformación de las prácticas urbanísticas de planificación ambiental, incluyendo conexiones más fuertes y compromisos con la vivienda pública y social, fondos para proyectos de creación de riqueza comunitaria y, sobre todo, reformas de financiación municipal. Solo mediante una planificación basada en la equidad podemos construir ciudades saludables y verdes para todos.

 

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