Escuchando el desarrollo embrionario

Esta imagen nos la envía Nerea Montedeoca Vázquez, estudiante de doctorado en el grupo de Morfogénesis y Señalización en los Sistemas Sensoriales del Departamento de Medicina y Ciencias de la Vida de la Universidad Pompeu Fabra (MELIS-UPF), donde estudian el desarrollo del oído interno usando el pez cebra como modelo. La imagen corresponde precisamente a una inmunohistoquímica de la parte más anterior de una larva de pez cebra de 6dpf (seis días post fecundación).

El color magenta que observamos se debe al uso de la faloidina acoplada a un fluoróforo (Alexa 568). Este marcaje muestra la F-actina, un tipo de molécula que forma parte del citoesqueleto y se encuentra enriquecida especialmente en las células musculares.

En verde podemos ver la tubulina acetilada, un elemento esencial en la formación de estructuras como los microtúbulos. Este marcaje nos permite ver, mayoritariamente, los axones de las neuronas y las estructuras del oído.

Detalle del oído del pez cebra (amarillo) y de las estructuras sensoriales (azul).

El ojo de la larva se puede observar fácilmente gracias a su forma circular y la tinción magenta, y justo a su derecha, marcado en verde, vemos el oído (en amarillo en la imagen anterior).

En este punto del desarrollo, el oído consta de unas estructuras sensoriales, como las máculas y las cristas, marcadas con círculos azules en la imagen. Estas estructuras están formadas por una agrupación de células ciliadas que permiten captar estímulos auditivos y vestibulares del entorno (sonidos, información relacionada con la posición de la cabeza en el espacio, etc.). Para poder hacerlo, estas células contienen dos tipos de prolongaciones, llamadas estereocilios y kinocilios que se encargan de la mecanotransducción de estímulos.

¿Y cómo funciona esta mecanotransducción? Estas prolongaciones se encuentran “unidas” entre ellas y al recibir un estímulo se mueven juntas en sincronía. Este movimiento permite la apertura de canales en la célula que posibilitan la entrada de un flujo de iones hacia el interior, cosa que se acaba traduciendo en un envío de la información recibida hacia las neuronas sensoriales. Estas, a su vez, enviarán la información al sistema nervioso central donde se procesará y se interpretará.

¿Quieres ver tu foto aquí? Envíanos imágenes relacionadas con la ciencia o la vida en el PRBB a ellipse@prbb.org.

Comentarios (1)

  • VERÓNICA BORJA FUENTES  ·  

    Maravilloso

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *