Varios jóvenes investigadores del Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB) – cuatro estudiantes de doctorado y postdoctorados del programa de Biología Computacional del Centro de Regulación Genómica (CRG) y una estudiante de doctorado del Instituto de Biología Evolutiva (IBE: CSIC-UPF) – partieron juntos este verano hacia un destino inesperado: Ucrania.
Los cinco – Daryna Zavadska (de Ucrania), Anna Vlot, Miguel Rodriguez, Julia Ruehle y Luisa Santus – se uniron al investigador principal del CRG Roderic Guigó y a otros investigadores e investigadoras, para dar clases en la Biological Data Science Summer School, que tuvo lugar en Uzhhorod, Ucarnia, del 2 al 14 de julio.
Esta escuela de verano consistió en un programa integral para profundizar en técnicas fundamentales y avanzadas en bioinformática y análisis computacional de datos moleculares utilizados actualmente en biología y biomedicina, como la genómica y los datos multiómicos. El programa, que incluía conferencias teóricas y ejercicios prácticos, estaba dirigido a investigadores jóvenes en Ucrania, la mayoría de ellos cursando su licenciatura o maestría en biología, matemáticas o informática.
El evento fue organizado por la School of Molecular and Theoretical Biology (SMTB) y la Universidad Nacional de Uzhhorod, con el apoyo de la Organización Europea de Biología Molecular (EMBO) y la Fundación Zimin. El CRG contribuyó económicamente trasladando allí a su personal, que se unió al resto del profesorado: investigadores líderes en ciencia de datos de numerosas instituciones ubicadas en Europa, Estados Unidos y Asia.
Hablamos con los y las jóvenes investigadoras que participaron en este curso sobre su experiencia.
¿Por qué fue importante organizar el curso de verano en Ucrania?
La decisión de organizar el curso de verano en Ucrania fue especialmente significativa debido al conflicto en curso. Debido a las restricciones actuales, los hombres adultos tienen prohibido salir del país; si el curso hubiera sido fuera de Ucrania, habría excluido a todos los participantes masculinos. Además, teniendo en cuenta el impacto de la COVID-19 y el conflicto en curso, muchos estudiantes habían asistido sólo a cursos en línea en los últimos tiempos. Y como la mayoría de ellos comenzaron sus estudios ya durante la guerra, no tenían ninguna experiencia internacional anterior y actualmente tienen posibilidades muy limitadas de asistir a conferencias internacionales o participar en programas de intercambio, que son esenciales para integrarse con la comunidad científica internacional, establecer contactos, etc. Por lo tanto, mientras sea difícil exponer a los estudiantes ucranianos a un entorno internacional en el extranjero, ese entorno debería crearse en Ucrania. Por eso realizar la Escuela de Verano de forma presencial ofreció una oportunidad tan valiosa para que los estudiantes y profesores interactuaran en persona.
¿Qué os motivó a participar?
Creemos que es importante mostrar apoyo a Ucrania y empatía por los estudiantes. Somos muy privilegiados de vivir y hacer ciencia aquí, y somos conscientes de que tener estas oportunidades no se debe sólo a nuestros logros personales, sino también a mucha suerte. Por lo tanto, parecía justo apoyar a los estudiantes en Ucrania, mostrarles las oportunidades profesionales que existen y algunos consejos sobre cómo conseguirlas, especialmente ahora con el telón de fondo del conflicto en curso.
Por otro lado, para nosotros personalmente también fue una gran oportunidad de adquirir experiencia docente, en un ambiente amable, con grupos de estudiantes inteligentes y altamente motivados. Enseñar a los estudiantes significa no sólo compartir conocimientos, ¡sino también aprender mucho! En este caso, por ejemplo, interactuar con estudiantes de diversas disciplinas nos enseñó cómo llegar a audiencias mixtas y colaborar con un grupo diverso de manera eficiente. Además, nos dio la oportunidad de compartir nuestro trabajo y promover nuestra área de investigación, ¡especialmente interesante para aquellos de nosotros que trabajamos en temas que no son muy populares, como en el caso de la protistología!
¿Cómo se alinearon vuestras expectativas con la realidad?
A veces era un poco abrumador escuchar las experiencias que compartían los estudiantes. Pero realmente apreciamos que se nos brindase la oportunidad de contribuir con algo significativo relacionado con nuestra experiencia. Inicialmente hubo algunas dudas sobre si nuestra presencia realmente beneficiaría a los estudiantes, pero la semana en Ucrania demostró que ir allí definitivamente valió la pena y tuvo un impacto positivo para los estudiantes. Los estudiantes nos lo dejaron muy claro con su amabilidad y agradecimiento durante las conferencias y agradeciéndonos explícitamente en varias ocasiones.
Los organizadores de la escuela de verano también fueron muy flexibles y abiertos a ideas, dándonos mucha libertad en cómo lidiamos con la enseñanza y permitiéndonos proponer actividades adicionales si queríamos.
«Los profesores y profesoras fueron fantásticos, receptivos y son la razón principal por la que aprendimos tanto»
Participante del curso
¿Cuál fue la reacción de las personas participantes en el curso?
Según sus comentarios, estaban extremadamente contentos tanto con lo que aprendieron como con las interacciones con todo el profesorado. Las charlas les parecieron informativas, bien estructuradas y con el respaldo de un profesorado atento, y estaban muy agradecidos por nuestra dedicación, especialmente dadas las difíciles circunstancias del país.
En general, los estudiantes fueron extraordinariamente acogedores. Siempre estaban felices de compartir y explicar su cultura (comida, música,…); el intercambio cultural fue un aspecto importante para todos nosotros.
“Todo el mundo tenía la mente bastante abierta y fue genial interactuar con la gente, aunque también difícil después de tanto tiempo sin comunicarse debido a la Covid y la guerra.”
Participante del curso
¿Podríais compartir alguna reflexión más?
Fue alentador ver que Uzhhorod era un espacio seguro. Los estudiantes nos dijeron que se sentían tranquilos en esta ciudad, porque está muy cerca de los países de la OTAN y porque la ciudad nunca ha sido bombardeada. A diferencia de las ciudades de donde procedían muchos de los estudiantes (como Kiev o Kharkiv), no hubo toques de queda y sólo unas pocas alertas de ataque aéreo en Uzhhorod.
La ciudad parecía tan segura que a veces uno podía olvidar que estaba en un país en guerra. Sin embargo, se recordaba rápidamente por las conversaciones con los estudiantes que compartían sus experiencias, el entrenamiento militar en la ciudad, los carteles de reclutamiento en las calles o los ataques aéreos. Hubo dos de esos mientras estábamos allí, pero todo el mundo permaneció tranquilos y hubo una alarma de «cielo despejado» después de 15 minutos.
La dicotomía entre la vida cotidiana y la realidad subyacente fue sorprendente. Uno podía ir a tomar un cóctel o dar un paseo junto al río con buena música en vivo, y de repente ver unas ventanas con sacos de arena frente a ellas y volver de golpe a la realidad de la ciudad.
Poder salir con los estudiantes fue realmente agradable, especialmente porque para algunos de ellos era la primera vez en sus vidas que iban a un bar, porque comenzaron a estudiar durante la Covid y justo después comenzó la guerra. Además, probamos las sopas más increíbles a la hora de comer, ¡definitivamente un punto destacado del día!
“Fue increíble desde todas las perspectivas. Aprendí mucho, reforcé mi motivación para estudiar, practiqué inglés ¡e incluso francés! Además, me sentí rodeada de gente que tiene los mismos intereses que yo. Realmente echaré de menos esta escuela y al profesorado!
Participante del curso
¿Consideraríais participar de nuevo o animaríais a otros a participar en iniciativas similares?
¡Absolutamente sí! Para nosotros también fue una experiencia de aprendizaje y subrayó el valor de compartir conocimientos, fomentar la inclusión y construir puentes entre diversos orígenes, todo lo cual enriquece a la comunidad investigadora global.