El pasado mes de octubre, The Lancet Countdown Europa, coordinado por el Barcelona Supercomputing Center – Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS) y codirigido por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), presentó el primer informe anual sobre el impacto del cambio climático en la salud. Aunque se están tomando medidas para mitigar el impacto del cambio climático y su efecto en las vidas humanas, estamos lejos de alcanzar los objetivos fijados para 2050. Y Europa necesita una respuesta mucho más contundente para salvar millones de vidas. Hablamos con Cathryn Tonne, de ISGlobal, para conocer el informe y las repercusiones del cambio climático en la salud humana.
¿Qué es el informe europeo Lancet Countdown?
El objetivo de los informes globales de The Lancet Countdown es seguir los avances hacia la mitigación y la adaptación al cambio climático. Ya hace varios años que están en marcha y cada año se publica un informe en el que personal científico, profesionales sanitarios y responsables políticos centran su atención en el cambio climático poniendo el foco en la salud.
Todo empezó con el informe mundial Lancet Countdown, pero luego aparecieron inquietudes particulares de diferentes regiones, lo que llevó al desarrollo de los informes australiano, chino, latinoamericano, africano y de los pequeños Estados insulares. Y este año es la primera vez que se publica el informe europeo.
Este informe europeo analiza indicadores regionales que se revisan cada año. En Europa los indicadores se nutren de las grandes infraestructuras y programas como Eurostat o Copernicus que llevan muchos años recogiendo datos, por lo que pueden aportar información a nivel subnacional y son muy útiles.
Siguiendo la estructura del informe global, en Europa existe un gran equipo multidisciplinar que cuenta con cinco grupos de trabajo que debaten y contribuyen a la generación de los indicadores. Estos grupos de trabajo se enfocan en:
- Impactos del cambio climático en la salud
- Adaptación y salud
- Co-beneficios para la salud de la mitigación del cambio climático (el grupo que dirijo yo, y que estudia los beneficios de tomar medidas para mitigar el cambio climático, no solo para el planeta, sino directamente para nuestra salud)
- Economía y finanzas
- Política y compromiso
¿Por qué es importante un enfoque multidisciplinar de las repercusiones del cambio climático en la salud?
Yo diría que el cambio climático y la salud tienen muchas dimensiones, por lo que necesitan diferentes disciplinas para abarcarlos. Por eso, la colaboración entre 44 miembros de 29 instituciones europeas diferentes en Lancet Countdown Europe es esencial para ver qué aportan estas distintas disciplinas. Juntos, no solo seguimos generar más pruebas sobre los efectos del cambio climático en la salud, sino que también aprendemos sobre los beneficios colaterales de la mitigación cuando se pone la salud en el centro de la misma. De este modo, podemos evaluar el problema a distintos niveles gubernamentales, así como desde el punto de vista de la opinión pública y la salud institucional.
Por ejemplo, el grupo de trabajo cinco trata sobre ciencia política, una parte importante de la cuestión con la que normalmente yo no lidio, ya que soy epidemióloga medioambiental. Personalmente, para mí ha sido beneficioso trabajar con ellos: he podido generar más pruebas, al tiempo que he aprendido cómo se utilizan esas pruebas en los procesos de toma de decisiones.
La región mediterránea es un verdadero punto caliente en lo que respecta al cambio climático
¿Y cuál es la situación en el sur de Europa y España?
La región mediterránea es un verdadero punto caliente en lo que respecta cambio climático y esto se pone de manifiesto cuando se analizan las diferentes subregiones de Europa. Los impactos en términos de sequía son muy fuertes y la zona se está calentando mucho más rápido que las medias europea y mundial. La adecuación del clima frente a las enfermedades infecciosas también es muy alta en esta región, por lo que la mitigación es esencial si queremos aliviar el impacto en la salud de los ciudadanos mediterráneos.
Se podría decir que estamos en un momento no muy bueno para la región mediterránea o el sur de Europa, pero hay buenos ejemplos que apuntan en la dirección correcta. Por ejemplo, en España hemos visto un muy buen progreso en cuanto a la eliminación del carbón y la producción de electricidad en las últimas décadas. Pero aunque las circunstancias son cada vez más difíciles dada la situación energética causada por la guerra entre Rusia y Ucrania, en general Europa tiene que hacer más.
¿De cuánto tiempo disponemos para paliar estos efectos?
Estamos ante una verdadera emergencia. Punto. El cambio climático está aquí, y está afectando a la salud de millones de vidas en ahora mismo. Por ejemplo, este verano ha sido el más caluroso registrado en Europa y la mortalidad relacionada con el calor ha sido enorme.
Existen muchos estudios basados en proyecciones, y tengo la sensación que acaban transmitiendo un mensaje de poca relevancia, como si dijéramos: “aún no hay que preocuparse, esto no pasará hasta 2030, 2050 o algún otro momento en el futuro”. Sin embargo, este informe dice: mirad los efectos del cambio climático en las últimas décadas, es una crisis alarmante y no estamos cerca de donde tenemos que estar en términos de mitigación.
Estamos al límite de alcanzar puntos de no retorno, y la ventana para tomar medidas y adaptarnos al cambio climático se está reduciendo. Creo que lo importante aquí es el sentido de urgencia: ahora es el momento, la acción retardada en la mitigación es menos eficaz y más cara, e incluso podría no ser posible. Es la mejor oportunidad política de salud pública del siglo y Europa no puede desaprovechar este cambio.
No se trata solo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, se trata también de mejorar la salud de la ciudadanía. Y la ventana de oportunidad para actuar se está reduciendo.
¿Qué tipo de acciones podemos tomar?
Deberíamos empezar por situar la salud en el centro de mira y seguir una vía de mitigación centrada en mejorar la salud de la población. Por ejemplo, para mejorar la contaminación atmosférica, tenemos que abandonar los combustibles fósiles. Una forma de hacerlo es sustituir los vehículos de motor por otros eléctricos, aunque para reducir las emisiones esta energía debe proceder de una fuente limpia. Sin embargo, hay que ir más allá; animar a la gente a utilizar medios de transporte activos, como montar en bicicleta o caminar, también les proporcionará beneficios para la salud.
Lo mismo ocurre con la transición hacia una dieta rica en vegetales. Este cambio no solo reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero (procedentes de animales, fábricas, transporte, etc.), sino que las personas se beneficiarían de las ventajas en la salud de una dieta con menos carne roja y productos lácteos.
Tenemos que destacar estos beneficios en las estrategias de descarbonización porque no se trata solo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también de mejorar la salud de la ciudadanía.
Nada de esto será fácil, pero creo que lo que realmente impulsa el cambio es la opinión pública y la demanda pública de cambio. Es fundamental que las personas hagan ruido y voten, porque cuanta más opinión pública sobre el cambio climático se genere, más medidas políticas se adoptarán.
Las medidas de mitigación del cambio climático tienen que ser mucho más ambiciosas para proteger a las generaciones futuras, y deben centrarse en los beneficios para el planeta y para nuestra salud.
¿Qué deben hacer los gobiernos?
Necesitamos cambios a todos los niveles, pero algunas cosas tienen que venir desde las administraciones, como la ley climática europea o la decisión de eliminar progresivamente el carbón. Además, todas las decisiones tienen que basarse en proteger el futuro y a las generaciones futuras: no podemos esperar más. Sin embargo, esto también significa que las acciones tienen que ser mucho más ambiciosas. Lo cual, ahora mismo, es complicado debido a la crisis energética y a las cuestiones económicas a corto plazo que acaban dirigiendo la política.
Otra dificultad es que este reto debería ser a nivel de los gobiernos de todo el mundo, pero a veces da la sensación de que los intereses nacionales son lo primero, lo que dificulta la toma de medidas. No obstante, creo que Europa puede liderar este movimiento si ponemos toda la ambición necesaria. Conocer la problemática en nuestra región, nos permitirá tener objetivos específicos y nacionales y diseñar planes para mejorar la resiliencia al cambio climático en Europa.
¡Muchas gracias por tu tiempo, Cathryn!