La singularidad de la población vasca hace tiempo que despierta la curiosidad de estudiosos de diferentes campos. El euskera es la única lengua preindoeuropea que se mantiene viva en Europa occidental. Pero aparte de la singularidad lingüística, científicos como David Comas, jefe del grupo de investigación en la diversidad del genoma humano en el Instituto de Biología Evolutiva (IBE: CSIC-UPF) y actual director del Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud, Universidad Pompeu Fabra (DCEXS-UPF), hace años que intentan descubrir cómo es la genética de esta población.
Recientemente, desde el grupo de investigación que lidera David, han publicado un artículo donde confirman que la singularidad de la población vasca no se debe a un origen diferente al del resto de poblaciones de la península Ibérica, sino a su continuidad genética desde la Edad del Hierro. Una continuidad que ha quedado garantizada gracias a cierto grado de aislamiento que ha sufrido la población vasca a lo largo de los años.
Para descubrir qué elemento ha regido este aislamiento y conocer los detalles del estudio, fuimos a ver a David Comas a su despacho del IBE en el Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB).
La singularidad de la población vasca no se debe a un origen diferente, sino a su continuidad genética desde la Edad del Hierro, gracias al aislamiento que ha sufrido la población vasca a lo largo de los años.
¿Cuándo empezaste a interesarte por la genética de la población vasca?
¡El interés viene de muy lejos! De hecho, ya lo había empezado a estudiar en mi tesis doctoral. Y es que, desde que se tuvieron los primeros datos genéticos de la población vasca, ya se veía que era una población singular. Además, hace un par de años que sabemos que la genética de la población vasca se ha mantenido desde la Edad del Hierro, es decir desde hace unos 3000 años.
Y ahora, ¡por fin habéis podido explicar cuál es el origen de esta singularidad! Cuéntanos, ¿qué habéis hecho para descubrirlo?
Hemos estudiado la diversidad del genoma de 200 individuos que residen en regiones muy concretas del País Vasco y que, además, sus cuatro abuelos y abuelas ya residían en la misma región. Esta diversidad la hemos comparado con el ADN de casi 2000 individuos de toda Europa y el Mediterráneo y también con muestras de ADN antiguo.
¿Cómo habéis estudiado la diversidad?
Hemos utilizado unos chips comerciales que nos han permitido analizar 600.000 marcadores repartidos a lo largo de todo el genoma. La mayoría de estos marcadores son mutaciones donde cambia una sola base y que son neutras. Es decir, que están alejadas de los genes y no causan alteraciones funcionales.
Al comparar estos marcadores de los vascos con los de individuos provenientes de las muestras de ADN antiguo, vimos claro que la singularidad genética de la población vasca no se debe a su origen externo respecto a otras poblaciones ibéricas, sino a la disminución de contactos desde la Edad del Hierro.
No alarguemos más el misterio. ¿Qué ha causado este aislamiento de la población vasca?
En este estudio hemos visto que no han sido las barreras físicas las que han causado el aislamiento, sino barreras socioculturales. De hecho, nuestros datos genéticos correlacionan muy bien con las zonas donde se habla euskera. Y no solo esto, sino que llegamos a ver diferencias entre poblaciones que hablan distintos dialectos de la lengua.
Esta compartimentalización geográfica relacionada con los dialectos es poco habitual en poblaciones tan pequeñas. Y, curiosamente, los datos genéticos apuntan que los dialectos del euskera surgieron mucho antes de la Edad Media, como se pensaba hasta ahora.
«Hemos visto una gran heterogeneidad genética dentro del pueblo vasco, inusual en una población y región tan pequeña, que se corresponde con los diferentes dialectos del euskera. Esto indica que la lengua ha sido una barrera para la mezcla, a nivel externo e interno»
¿En qué momento os disteis cuenta que el factor clave era la lengua?
Bien, como te decía al principio, hace muchos años que le damos vueltas a la singularidad de la población vasca y ésta ya era la hipótesis de partida de este trabajo. De hecho, con la ayuda de un equipo de lingüistas seleccionamos los individuos a estudiar en función de su procedencia geográfica y lingüística. Estudiamos individuos de 18 áreas microgeográficas: 10-11 de ellas, donde históricamente se había hablado euskera y otras áreas de alrededor, donde no se hablaba la lengua.
Pero el País Vasco ha vivido distintas invasiones: la romana, la visigoda, etc. ¿Estas no han afectado la genética de la población vasca?
Es que ha habido convivencia con los pueblos invasores, pero no tanta como en otros sitios de la península Ibérica. El euskera tiene palabras de origen románico, cosa que confirma el contacto cultural que existía. Pero por lo que vemos en los datos genéticos, estos contactos fueron mucho más reducidos que en el resto de la península Ibérica.
En este estudio habéis tenido en cuenta puntos de vista muy distintos. ¿Cómo establecisteis esta conexión con el equipo de lingüistas?
Todo empezó en unas jornadas en Baiona, en el País Vasco francés, donde participamos distintos lingüistas, antropólogos, historiadores, genetistas, etc. que queríamos definir este proyecto. Hicimos varias reuniones hasta que delimitamos la hipótesis de partida y qué queríamos responder con los datos genéticos.
Para terminar, ¿el aislamiento de la población vasca es único en Europa?
No, un caso comparativo bastante similar sería el de Cerdeña. Allí la población también tiene muchas peculiaridades genéticas. Pero en el caso de los Sardos tenemos una explicación muy clara: el aislamiento que sufren viene por ser una población insular.
La diferencia aquí es que les fronteras geográficas las entendemos muy bien pero las barreras socioculturales nos cuestan un poco más de entender. Aunque nuestros datos genéticos correlacionan muy bien con el euskera y con las variantes dialectales de la lengua.
Flores-Bello et al. Genetic origins, singularity and heterogeneity of Basques, Current Biology, March 2021. DOI: 10.1016/j.cub.2021.03.010.