Adelaida Sarukhan es mexicana y estudió biología en México. Sin embargo, el trabajo y la vida la han llevado a recorrer mundo. Primero hizo un doctorado en inmunología en el Hospital Necker de París donde se quedó 13 años investigando. Luego, volvió a México y después vivió en Milán y en Bruselas, siempre trabajando en su investigación.
En 2012, en plena crisis, aterrizó en Barcelona y decidió reconvertirse. Siempre le había gustado escribir y contar la ciencia así que estudió el Máster de Comunicación Científica, Médica y Ambiental de la Barcelona School of Management (UPF) y, a la vez, hizo un curso universitario (MOOC) de salud global de la Universidad de Ginebra. Tuvo la oportunidad de combinar ambos conocimientos en el Instituto de Salud Global Barcelona (ISGlobal) donde entró para hacer las prácticas del máster y donde lleva trabajando desde entonces.
Desde 2014, está en lo que ahora se llama el departamento de Traslación e Impacto y que antes era el de Análisis y Desarrollo Global. Ligada a la comunicación y a las narrativas, ha trabajado haciendo de “traductora de Google”, como dice ella, es decir, adaptando el lenguaje científico a los diferentes públicos. Ahora, coordina la unidad de impacto dentro del departamento. Con motivo del Career Month, y con el objetivo de dar visibilidad a distintos perfiles en ciencia, hablamos con Adelaida para que nos explique en qué consiste su trabajo.
Antes de empezar, ¿qué se entiende como impacto?
El impacto son los cambios que resultan de la investigación, más allá del mundo académico. Es cómo afectan estos cambios a la sociedad. Tiene varias dimensiones. Por ejemplo, una puede ser el alcance; si los resultados afectan a una población concreta o son a nivel global. Pero, además, no siempre son cambios tangibles. Pueden ser cambios en percepciones, en maneras de hacer algo, en las políticas que se ponen en marcha… Y, ¡cuidado!, el impacto puede ser negativo.
Últimamente, se pide hablar más del impacto en los proyectos financiados, pero es un concepto complicado que a mucha gente le cuesta entender. Sobre todo, a la gente joven que escribe proyectos europeos, ve la sección correspondiente y se queda trabada, especialmente con los indicadores. El impacto cada vez más se cuenta con narrativas que combinan los indicadores cuantitativos, como seria la tasa de incidencia de una determinada enfermedad, con los cualitativos, por ejemplo, que los niños han cambiado su manera de entender algo. Lo importante es ser realista con las historias de impacto y no perseguir unicornios.
Hay una mezcla de indicadores cuantitativos y cualitativos en las narrativas de impacto que es importante.
Tampoco hay que poner indicadores y medir todo a lo loco. Hay que ser cuidadoso con lo que se mide y cómo se mide. Hay investigación básica que no tiene un impacto directo e inmediato en la sociedad y eso no significa que se menosprecie. Esa investigación es muy necesaria siempre que sea de calidad.
¿Cómo es la unidad de impacto de ISGlobal?
La unidad de impacto se creó porque CERCA y otras agencias evaluadoras y financiadoras están pidiendo más y más cuestiones de impacto. Es una unidad muy nueva y ahora mismo somos sólo dos personas. Yo trabajo como coordinadora de la unidad y Nabila Mella es Impact Officer. Trabajamos con un pie en el departamento de investigación y otro en el de traslación, ya que el impacto se genera con la suma de ambos.
¿En qué consiste tu trabajo?
Hacemos un trabajo de coordinación de los equipos que trabajan en traslación para maximizar el impacto de la ciencia de ISGlobal. Eso no quiere decir que ISGlobal no tuviera impacto antes de crear la unidad. Siempre lo ha tenido y siempre ha habido equipos dedicados a trasladar el conocimiento a diferentes públicos. Por ejemplo, divulgación (outreach), política (policy and advocacy), comunicación, iniciativas… Al final, nuestro objetivo es sistematizar el impacto de ISGlobal, fomentando la transversalidad y el diálogo entre los diferentes equipos.
En ISGlobal tenemos una gran ventaja porque nacimos con el ADN, con el chip, de investigar para el beneficio de la sociedad
Parte de nuestro trabajo es ayudar a los equipos de investigación a planear sus proyectos con el impacto ya en mente. En las solicitudes de los programas de financiación hay una sección de impacto tan importante como la científica y ahí les damos apoyo. Además, ayudamos a visibilizar el impacto de proyectos acabados o en curso. Hay grupos que quizás no han sabido identificarlo o demostrarlo. Al final, proporcionamos las herramientas que ayuden a identificar y acelerar los impactos potenciales, incluso en investigación básica.
Entonces, ¿jugáis algún papel a la hora de pedir o hace proyectos europeos?
Desde la unidad de impacto, damos apoyo a la hora de escribir la sección de impacto de las propuestas. Y desde el departamento de traslación, podemos liderar o implementar actividades de comunicación y diseminación de los proyectos. A nivel de incidencia política, el departamento puede hacer de puente con representantes políticos a nivel nacional o europeo.
¿Cómo es tu día a día?
Un poco ecléctico. Sobre todo, porque estamos todavía en proceso de identificar proyectos acabados o en curso con alto potencial de impacto para ver cómo les podemos ayudar y cómo se puede ir documentando el Pathway to Impact, es decir, todas las actividades de traslación y de transferencia que se van haciendo.
También estamos creando una serie de recursos para dar apoyo a los equipos de investigación, una especie de juego de herramientas de impacto (Impact Toolkit). Está en la intranet del centro, con otros muchos recursos, ejemplos de impacto… Y hemos creado una serie a la que llamamos Historias de impacto que serían historias de éxito con la idea de visibilizar los diferentes tipos de proyectos y de impactos. Además, hacemos cursos de formación para que todos entendamos “impacto” de la misma manera.
Al final, digamos que estamos sentando las bases para que todo funcione de manera más coordinada y sistémica. Una de las maneras es trabajando con gente dentro de cada uno de nuestros programas de investigación para potenciar sinergias.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
La variedad de temas. Trabajamos en temas tan diversos como el clima y la salud o la conversión sexual del parásito de la malaria – un proceso esencial para la transmisión de la enfermedad. Esta variedad hace que no te aburras. Además, lo que hacemos es relevante para la sociedad, siento que estoy contribuyendo en algo. Y, lo que a mí siempre me ha divertido es explicar y comunicar la ciencia. No es solo comunicar resultados científicos, sino comunicar lo que está detrás, cuál es el proceso, lo que implica y cuál es el valor añadido para la sociedad.
Y, ¿cuáles son los principales retos?
Uno de los retos más grandes es conseguir que todo el mundo esté con el mismo chip, que trabajemos más o menos todos juntos de manera coordinada. A veces de la teoría a la práctica hay un salto y hay que tener un poco de paciencia para ciertos procesos. Y cada uno entiende las cosas diferentes y trabaja en su silo. Para mí, el reto más grande ahora es tratar de romper un poco esos silos y fomentar la coordinación entre los equipos de traslación y de ciencia. Que ya lo hacen, pero a veces hace falta un poco más. Otro reto enorme es cómo medir el impacto (los famosos indicadores) y tampoco hay una receta mágica para ello.
¿Cuál es el futuro de la profesión?
Es una profesión muy nueva. Todavía se está definiendo la evolución de carrera de las personas involucradas en impacto. Y el impacto es tan vasto que creo que muchos perfiles pueden acabar haciendo este rol.
Creo que hay mucho futuro en la profesión y que estamos “haciendo camino al andar”
Como he dicho, las agencias financiadoras empiezan a pedir que se hagan esos estudios de impacto. Así que hay muchos centros de investigación, especialmente los de CERCA, que están empezando a dar más prioridad a este trabajo y están contratando gente como Impact Officer. Y cada vez hay más gente que se está formando. Si tú vas ahora a la web, hay cada vez más cursos orientados a planear impacto, a medir los indicadores…
¿Qué le dirías a alguien que quiere dedicarse a esto?
Hay dos requisitos importantes para trabajar en impacto. Uno es tener un mínimo de formación científica para poder entender los aspectos científicos y estar familiarizado con el mundo académico. Y el otro es una gran capacidad de comunicación, de síntesis y de análisis. También es bueno que tenga don de gentes, que sepa escuchar y contar una historia sin sobrevender.
Pero, lo que le diría es que se ponga a leer como loca. Hay muchísimos recursos, hay varios libros sobre impacto de los que creo que uno puede aprender mucho. Y luego, que se eche a la piscina y que no tenga miedo. También, que vaya haciendo comunidad, hablando con las personas que ya están en ese camino porque se aprende mucho también de esto.
