Clara Marín Carballo trabaja como coordinadora de análisis de políticas (policy) en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). Nos cuenta que las investigaciones científicas se realizan para encontrar soluciones y respuestas que puedan ayudar a la población, pero a veces no tienen el impacto deseado en la sociedad. De hecho, se estima que, si no hace nada proactivamente, el conocimiento científico tarda entre 13 y 15 años en tener algún impacto en política. Pero este tiempo se puede recortar haciendo policy.
Y ¿en qué consiste hacer policy? “Se trata de coger el conocimiento científico y hacer de puente hacia las políticas; traducir la evidencia para que pueda ser utilizada para crear políticas públicas eficaces, en nuestro caso de salud. A este proceso de “traducción” lo llamamos traslación”, dice Marín Carballo. En esta entrevista nos cuenta más sobre esta profesión.
«Cogemos el conocimiento científico y hacemos de puente hacia las políticas»
Clara Marín Carballo (policy, ISGlobal)
¿En qué consiste el trabajo de coordinadora de policy?
Desde el departamento de policy, nuestra misión es hacer una traslación del conocimiento científico hasta la política, para que se creen políticas públicas de salud. Así que el trabajo consiste en entender la evidencia científica, conocer también el proceso de elaboración de políticas y crear los mensajes y los medios para que el conocimiento científico llegue a la política.
En función de quién sea el tomador o tomadora de decisiones tienes que adaptarte. Normalmente trasladamos nuestro conocimiento a través de documentos donde se expone la evidencia de una manera accesible. Se crean argumentos en base a eso y se hacen recomendaciones basadas en la realidad de las políticas.
¿Por qué es importante hacer policy?
Sabemos que la investigación, crear conocimiento nuevo, es muy importante, pero creo que debemos tener siempre presente que uno de los objetivos de crear este conocimiento es que tenga algún impacto en la sociedad. No podemos permitirnos que todo el conocimiento que estamos generando no vaya a llegar a las personas ni a su salud, por eso es muy importante que haya gente que esté un poco en medio, que entienda el conocimiento científico y que entienda el proceso de creación de política. Que tenga esa capacidad de ser un puente para que el impacto se de en poco tiempo.
Uno de los objetivos de crear conocimiento nuevo es que tenga algún impacto en la sociedad. Para ello se necesita gente que entienda el conocimiento científico y el proceso de creación de políticas.
¿Y cómo decidís los temas sobre los que hacer policy?
Es un proceso multifactorial. Estamos entre el pull y el push. La mayoría de veces ocurre el push; tú empujas y das recomendaciones. Tenemos establecidas líneas de trabajo de gran importancia para la salud global, como una línea de preparación y respuesta a emergencias sanitarias o líneas sobre clima. Además, tenemos una línea de prospectiva, donde nos informamos de temas emergentes porque van a ser importantes en el futuro, como la inteligencia artificial en salud o la descolonización de la salud global.
Y a veces ocurre lo contrario: hay un pull. Desde el gobierno te llaman y te piden evidencias y recomendaciones. Esto es lo que pasó durante la pandemia del covid, por ejemplo.
¿Cómo es tu día a día?
Mi día a día es muy variable, como el trabajo en sí. A veces estamos de viaje en un proyecto científico de política sanitaria, hay días que estamos en un evento en Madrid con tomadores de decisiones y hay días que estoy en casa con mi portátil haciendo una revisión de literatura científica para escribir un documento de recomendaciones. Varía mucho; es un trabajo muy poco monótono.
¿Por qué elegiste este camino profesional?
A mí siempre me interesó mucho la dimensión social de la medicina y de la salud. Entiendo perfectamente la gran importancia de un hospital, un centro de salud, el diagnóstico, el tratamiento; pero al final me parecía que eso era muy a nivel individual. Siempre me interesó ir un poco hacia atrás y ver cómo se puede influir en la salud de la población a nivel preventivo, pero también a nivel social, por eso escogí esa especialidad. Y, por otro lado, también me interesaba mucho el tema de las políticas, por eso me fui especializando en este campo.
Siempre me interesó ir un poco hacia atrás y ver cómo se puede influir en la salud de la población a nivel preventivo y social.
¿Cómo has llegado hasta aquí?
Estudié medicina y luego hice el MIR en la especialidad de Medicina preventiva y salud pública. Es una especialidad muy peculiar, porque es un camino formativo muy distinto al que hacen otros residentes. En nuestro primer año hacemos un máster de salud pública y trabajamos en el hospital en temas de medicina preventiva.
Yo me especialicé en el Hospital Clínic, que me dio bastante libertad para que escogiera mi camino formativo. Hice un máster de Gestión y políticas públicas y cuando terminé la residencia empecé directamente como coordinadora de policy en ISGlobal. También estuve trabajando en Chile durante la pandemia con migrantes y estuve en Marruecos llevando proyectos de cooperación.
¿Hay otros caminos para acabar trabajando en policy?
Sí, definitivamente. Nuestro equipo es multidisciplinar, y de hecho es una necesidad del trabajo. No podríamos estar en un equipo sólo médicos haciendo esto. Hay muchísimas carreras y opciones formativas, lo único importante es ser capaz de comprender un poco esta parte científica y la parte más política.
¿Cómo es el equipo humano con el que trabajas?
Oficialmente en el departamento somos 4 personas. El director es economista, otra compañera es como yo, especialista en salud pública, y otro compañero que es politólogo. También trabajamos de forma muy cercana con otra persona del departamento de Advocacy; ella es abogada.
¿Cuál es la diferencia entre policy y advocacy; no son lo mismo?
La diferencia es que advocacy trabaja más a nivel legislativo, están siempre en conversaciones con parlamentarios y parlamentarias. Se hace desde un nivel técnico del derecho y tiene un papel de enlace final con el congreso. En cambio, desde policy vamos un poco más atrás y hacemos esa primera parte de traslación del conocimiento científico.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Yo creo que estar en contacto con mucha gente distinta. Al final se aprende muchísimo en el día a día y te vuelves una persona más tolerante a otras ideas. Es muy enriquecedor, la verdad.
¿Cuáles son tus herramientas de trabajo?
Lo primero de todo, mi trasfondo científico. Lo utilizo a diario porque al final lo que nosotros manejamos sobre todo son metodologías y temas de salud global de los que acabamos haciendo la traslación.
También tengo formación en gestión y políticas públicas y eso también lo utilizo a diario porque hay que manejar todos los conceptos relacionados con política. Hay que entender muy bien cómo es el proceso, porque a veces desde la ciencia no se entiende que la evidencia científica es sólo una pieza más del puzle, y que no es la única a considerar. Hay que tener en cuenta aspectos económicos, sociales, políticos, etc. Por eso tienes que conocer las otras piezas y tener habilidades sociales, es un trabajo donde se habla con mucha gente con perspectivas muy distintas.
La evidencia científica es sólo una pieza más del puzle, no es la única a considerar a la hora de hacer políticas.
¿Cuáles son los retos de tu trabajo?
Tener que adaptarte mucho es siempre un reto porque tienes que estar aprendiendo constantemente y, sonará muy romántico, pero sales mucho de tu zona de confort, y cuesta. Hay que estudiar temas que a lo mejor no conoces mucho para dar recomendaciones. Y dar recomendaciones es un reto en sí mismo porque hay que darlas con un grado de certeza que la ciencia no suele tener…
Cuando estás recomendando a alguien que cree una política que cuesta dinero público, no le puedes asegurar que vaya a funcionar, pero hay que darle cierto nivel de certeza. Hacer este cambio de pensamiento rígido a ser más flexible para alguien que viene de ciencias es muy difícil.
¿Qué habilidades crees que son las más importantes para hacer tu trabajo?
Tolerancia a la frustración, porque a veces se tiene una opinión muy clara e informada pero las políticas no acaban siendo exactamente como se espera. O porque ves la injusticia política con algunos temas. Eso con el tiempo te desarrolla humildad. También hay que tener tolerancia, flexibilidad y empatía, y estar dispuesto a trabajar en equipo para buscar ayuda y dar ayuda cuando haga falta.
¿Qué consejo darías a una persona que quiera dedicarse a esta profesión?
Primero, que se interese por los temas actuales, que lea y se informe con la prensa y que vea cómo se gestan los cambios políticos. En segundo lugar, no es necesario hacer un máster de la otra rama, creo que se trata más de tener cierta formación de entrada para poder comprender la parte científica y la política. Y, por supuesto, que sea flexible, empática y un poco humilde, porque se entra en contacto con muchas perspectivas y visiones distintas y hay que tener una mente abierta.
¿Cómo ves tu futuro?
Yo ahora voy a empezar mi doctorado porque quiero formarme más en política sanitaria. Quiero más metodología e independencia a la hora de plantear mis propios proyectos. Pero definitivamente me veo en policy en roles como el que tengo ahora. Me gusta mucho y lo disfruto. Además, ahora mismo en España hay muy poca gente especializada en estos roles, así que con el tiempo me gustaría poder mentorizar a otras personas que quieran entrar en este campo tan interesante y necesario.