Menos coches, más vida

Un estudio realizado en ISGlobal muestra como las decisiones urbanas y de movilidad afectan directamente la salud de las personas. En concreto, reducir el tráfico en Barcelona en un 25% podría salvar unas 200 vidas al año.

El estudio muestra que las medidas actuales van por buen camino, pero no son suficientes para cumplir con los estándares de calidad del aire propuestos por la Unión Europea y la OMS. Foto de Strukturfee en Pixabay

Un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) ha revelado que reducir el tráfico motorizado en un 25% en la ciudad permitiría disminuir un 17,6% los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2), lo que se traduciría en la prevención de 199 muertes prematuras anuales.

El estudio, que utilizó modelos desarrollados en colaboración con el Barcelona Supercomputing Center, se ha basado en la implementación del Plan de Movilidad Urbana (PMU) 2024 de la ciudad. El equipo estableció como base el año 2019 y estimaron la reducción de NO2 y de muertes anuales en tres escenarios hipotéticos. Cada uno de ellos asumía diferentes niveles de cumplimiento de lo establecido en ese plan en relación a la reducción del tráfico:

  • Si se eliminaran tan solo los vehículos más contaminantes, se evitarían 67 muertes anuales.
  • Si se redujera en un 25% el número total de vehículos, se evitarían 199 muertes anuales.
  • Si, además de reducir en un 25% el número de vehículos, se electrificara el puerto, se evitarían 228 muertes anuales.

La electrificación del puerto de Barcelona no es parte del PMU, sino que responde al cumplimiento de normativas europeas como la Ley del Clima Europea y la iniciativa marítima FuelEU. Estas normativas buscan reducir las emisiones de transporte marítimo y se espera que para el 2030 todos los barcos de pasajeros y de contenedores utilicen electricidad desde tierra mientras están atracados. Esto implica electrificar los muelles que reciben cruceros, ferris y buques de portacontenedores, lo que permitirá a los barcos apagar sus motores auxiliares durante su estancia en puerto y reducir emisiones de gases de invernadero. “Se estima que este proyecto puede reducir las emisiones de NO2 en un 38% en los barcos atracados y un 22% del total de emisiones del puerto”, dice Ana Ramos, investigadora en ISGlobal y una de las autoras del estudio.

Escenarios idealizados, aún lejos del ideal

“Nuestro análisis se basa en escenarios idealizados, con una completa implementación de todas las medidas del PMU. En realidad, esto no se ha dado”, explica Ramos. Aún así dice que algunas de las medidas planteadas en este plan sí se han llevado a cabo parcialmente, como los ejes verdes de Eixample, la zona de bajas emisiones (ZBE) que está en vigor desde 2020 y que restringe vehículos contaminantes, y algunas supermanzanas.

“Se ha avanzado en la eliminación de los vehículos más contaminantes, pero no se han eliminado por completo todavía. En cuanto a la reducción del uso del vehículo privado, en 2023 su uso bajó al 19,9%”, continua Ramos.

Pero ni siquiera en los escenarios idealizados que han usado en este estudio se estarían cumpliendo los nuevos límites de contaminación del aire de la Unión Europea, que entrarán en vigor en 2030. Esta nueva propuesta de la Unión Europea plantea un límite anual de NO₂ de 20 µg/m³ para 2030. “Y la recomendación de la OMS es incluso más estricta, con 10 µg/m³ para NO₂”, asegura Ramos. Sin embargo, incluso el más ambicioso de los escenarios del estudio (reducción del 25 % de tránsito + electrificación del puerto), llegó solo a 32,60 µg/m³.

El estudio muestra que las medidas actuales van en la dirección correcta, pero no son suficientes para cumplir con los estándares de calidad del aire que propone la Unión Europea o la OMS. 

Nuevas metas

El ayuntamiento de Barcelona está actualmente desarrollando el nuevo Plan de Movilidad Urbana 2025-2030, a través de un proceso participativo. Propone evaluar y adaptar la ZBE así como reforzar medidas de control y monitoreo. Entre sus metas está también reducir el uso del vehículo privado al 15% y aumentar los desplazamientos en transporte activo y transporte público.

Aunque estudios como este de ISGlobal no forman parte directa del nuevo plan, “este tipo de evidencia puede ser útil para apoyar la toma de decisiones y priorizar medidas en función de sus beneficios reales sobre la salud”, opina Ramos.

Este tipo de estudios muestran la importancia de la colaboración intersectorial y de usar los datos como base para avanzar hacia una ciudad más saludable, sostenible y para tomar decisiones más informadas.
Ana Ramos (ISGlobal)

Los investigadores enfatizan la necesidad de medidas más ambiciosas para mejorar la calidad del aire y la salud pública en Barcelona. Esto requiere una coordinación y colaboración de distintos sectores de la ciudad y un enfoque compartido hacia una movilidad más saludable, equitativa y sostenible.

El director del programa de Clima y Salud Urbana de ISGlobal, Mark Nieuwenhuijsen, destacó que los resultados del estudio pueden servir como referencia para otras ciudades que buscan reducir la contaminación atmosférica y sus efectos negativos en la población.

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