La salud mental es tan crucial como la salud física, y cada vez somos más conscientes de ello. Según la última encuesta de salud europea, más del 6% de las personas europeas sufren depresión. En una sociedad postindustrial, centrada en el tratamiento de la información, este problema está aún más presente. Además, el aislamiento y la inseguridad y angustia que ha provocado la pandemia de la Covid-19 han puesto de relieve esta problemática más que nunca.
En el contexto académico, la situación no es distinta. De hecho, diversos estudios de los últimos cuatro años muestran que el personal investigador, y en particular los y las estudiantes de doctorado, tienen un mayor riesgo de padecer problemas de salud mental que la población general.
El Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB) y sus centros están tomando cartas en el asunto. Con el objetivo de mejorar el bienestar general de su personal, varios de los centros ofrecen, por ejemplo, servicios de atención psicológica. Además, el programa de formación del PRBB, Intervals, ofrece cursos en mindfulness, gestión del estrés o gestión del tiempo, y en el parque se organizan también actividades sociales como el vòlei playa, el yoga o incluso una orquesta y una coral – todas ellas actividades que se ha visto que mejoran la salud mental y el bienestar del personal.
Aunque la salud mental es importante a todos los niveles, según las encuestas los y las estudiantes de doctorado se llevan la peor parte. Por eso, según Fernando G. Benavides, director del Centro de Investigación en Salud Laboral (CiSAL) de la UPF-IMIM, “los programas de doctorado tienen entre sus responsabilidades la de cuidar la salud mental de sus estudiantes”.
“Los programas de doctorado tienen entre sus responsabilidades la de cuidar la salud mental de sus estudiantes”
Fernando G. Benavides (CISAL, UPF-IMIM)
Hablamos con Fernando y con Regina López, project manager del MELIS, sobre qué se está haciendo a nivel del Departamento de Medicina y Ciencias de la vida, Universidad Pompeu Fabra (MELIS-UPF) para cuidar la salud mental de los y las doctorandas. También nos hablan de ReMO (Researcher Mental Health Observatory), una red de investigación europea enfocada en la salud mental del personal investigador.
Regina, ¿de donde partimos?¿Cuál es el estado de salud mental de los estudiantes del MELIS-UPF?
En 2019 creamos un comité de mentoring de predocs, formado por dos investigadores principales, 2 estudiantes de doctorado y yo misma. Nuestra primera acción fue precisamente crear un cuestionario sobre el bienestar y salud mental de los doctorandos. De 141 estudiantes, sólo 42 respondieron (algo menos de un tercio), y de los que contestaron, la mayoría se mostraban satisfechos, aunque es cierto que unas pocas personas lo estaban pasando mal. En general, la principal preocupación era un cierto vacío existencial sobre qué hacer después de la tesis doctoral… Algunos tenían muy claro seguir en la academia, pero otros dudaban mucho – porque no les había ido bien la parte experimental y tenían miedo de no publicar bien y no conseguir una buena posición; o porque estaban desencantados del mundo académico o veían más oportunidades fuera de la academia… Y éstos, sentían cierta angustia y preocupación sobre su futuro profesional.
¿Y qué habéis hecho con esta información, ha dado lugar a acciones concretas?
Pues precisamente con estos resultados en mente organizamos la primera “Career week”, junto con el Programa Intervals del PRBB, el Centro de Regulación Genómica (CRG) y el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), en la que mostramos a los estudiantes diversas alternativas a la carrera académica. Casi 300 personas, de los distintos centros del PRBB, participaron, ¡fue todo un éxito!
También a raíz de la encuesta, enviamos más información a los estudiantes de los servicios ya existentes, porque vimos que muchos no los conocían, como por ejemplo todos los cursos que se ofrecen o el servicio de asistencia psicológica de la UPF.
«A raíz de la encuesta, organizamos una «Career week» y enviamos más información a los estudiantes de los servicios de asistencia psicológica ya existentes en la UPF»
Regina López, MELIS-UPF
Además, este año queríamos repetir y mejorar la encuesta sobre bienestar en los y las doctorandas, y nos gustaría convertirla en algo a realizar de forma regular. Para ello hemos contado con la ayuda de Fernando y Cristina Portellano, que la han optimizado, y de la estudiante predoctoral Amaya Ayala que se ha incorporado al proyecto en la fase de recogida y análisis de los resultados de la encuesta.
Nuestro objetivo es hacer dos presentaciones de los resultados de estas encuestas, una para predocs y una para los y las investigadoras principales (PIs). De hecho pienso que lo ideal sería diseñar un cuestionario también para los PIs, para tener otras perspectivas y una imagen más completa de la situación global.
Gracias Regina.
Fernando, vuestro grupo del CiSAL es experto en Encuestas de Condiciones de trabajo, ¿en qué se diferencia el mundo académico de otras profesiones?
Una característica especial del doctorado es que es una relación laboral temporal por definición, así que no es fácil hacer comparaciones con otros ámbitos laborales. Además es también una relación laboral mayoritariamente de carácter indirecto, porque quien paga no suele ser ‘tu jefe directo’, sino un tercero, por ejemplo, la institución de financiación que ofrece la beca. Así pues, aunque sí que es una actividad económica, el doctorado tiene muchas particularidades por la intensidad del trabajo, con horarios extensos no siempre previsibles, por la naturaleza del trabajo que se hace y por último, no menos importante, los salarios que son normalmente bajos para el coste de la vida, por ejemplo en una ciudad como Barcelona.
¿Cómo habéis adaptado la encuesta desde el año pasado? ¿Qué tipo de cosas se incluyen en la encuesta?
Por un lado había que ajustar la longitud de la encuesta; es bastante larga, la cual cosa da más información, pero también cuanto más extensa, menos calidad… Otro de los cambios principales ha sido pasar de algunas preguntas abiertas a otras más específicas, con respuestas concretas, para facilitar la comparación de año en año, y quizás también con otras instituciones. De hecho nos hemos nutrido de ideas de otras encuestas europeas, en concreto los recursos de la acción COST REMO.
Después de adaptar la encuesta, hicimos una prueba piloto para ver si había cosas que no estaban claras, y en junio la lanzamos. Ahora estamos analizando los resultados.
¿Cuál es el siguiente paso, vais a hacer un seguimiento de cómo evoluciona la situación?
Lo ideal sería hacer la encuesta de forma regular, para hacer un estudio longitudinal a lo largo de los años y ver la evolución de la situación. Aunque hay que tener en cuenta que la comunidad predoctoral es una población en formación, muy cambiante ¡en 3 o 4 años se ha renovado del todo!
Para acabar, cuéntanos más sobre ReMO (Researcher Mental Health Observatory).¿Cuál es el objetivo de esta iniciativa?
El objetivo es coordinar y poner en común experiencias e iniciativas, tanto de investigación como de intervención, que se están llevando a cabo desde distintos países europeos (pero también en Australia, Nueva Zelanda o EEUU) sobre salud mental en academia.
El proyecto empezó en plena pandemia, y en noviembre tenemos la primera reunión presencial en Bruselas, ¡esperemos que se mantenga!
«El objetivo de ReMO es coordinar y poner en común experiencias e iniciativas sobre salud mental en academia en Europa y más allá»
¿Cuánta gente participa y qué perfiles tienen?
La salud mental en academia es un asunto que está adquiriendo un protagonismo necesario, porque el número de personas que pueden verse afectadas va incrementándose continuamente. La mayoría de los miembros de ReMO son profesionales de la psicología, psiquiatría y medicina en general; somos pocos los que venimos del mundo de la epidemiología. Por eso en general, prevalece una perspectiva más clínica, más orientada hacia la persona individual. En nuestro grupo, sin embargo, tenemos una visión más sistémica, pensamos en intervenciones estructurales , organizativas, que se adopten desde las Universidades y los programas de Doctorado… La gestión a nivel individual no es suficiente, aunque tampoco si se hace exclusivamente desde el ámbito institucional. Es un clásico en salud pública llevar a cabo estrategias preventivas individuales y poblacionales.
¿Cuál es tu papel en ReMO?
Ahora mismo formo parte del Management Committee, por parte española, y participo más activamente en el workpackage (grupo de trabajo) que revisa de manera sistemática la literatura científica. ¡Y hay mucha! Aunque la mayoría es bastante reciente. Fue tan solo en 2017, hace apenas 4 años, cuando se publicó el artículo seminal de la socióloga Katia Levecque, de Bélgica, mostrando datos alarmantes sobre la frecuencia de problemas a nivel mental entre estudiantes de doctorado. Desde entonces no han hecho más que aparecer estudios, y se han publicado varias editoriales al respecto en las principales revistas científicas, como Nature o Science. El problema preocupa.
¿Cuáles son los factores más importantes respecto a la salud mental durante el doctorado?
Para mí es obvio que aunque hay muchos factores relacionados con la personalidad y el carácter que tiene una expresión individual, el contexto es esencial, pues determina las relaciones laborales. No olvidemos que se trata de una relación laboral sujeta a regulaciones normativas que a veces son muy complicadas, y es una época formativa muy importante y que va a dejar huella. Por eso creo que hay que valorar muy positivamente que el programa doctoral de Biomedicina del MELIS-UPF haya asumido su responsabilidad en este tema, con la encuesta que hicieron el año pasado y ahora esta segunda que seguro ayudará a tomar decisiones que protejan la salud de nuestros estudiantes.
¿Algún consejo final sobre qué hacer a nivel institucional para cuidar la salud mental del personal investigador?
Tengo dos sugerencias: mejoremos nuestro conocimiento del problema con la mejor información posible, e incorporemos a los afectados, nuestros estudiantes, en la toma de decisiones. Ellos son los que mejor conocen las condiciones de trabajo y empleo que pueden afectar a su salud.