Apagar y encender el cromosoma X

Esta imagen obtenida por Jaqueline Severino, técnica especialista en ingeniería de tejidos en el Centro de Regulación Genómica (CRG), muestra un ovario artificial donde células germinales generadas in vitro (magenta) entran en meiosis (amarillo) para convertirse en ovocitos con la ayuda de células de apoyo (cian). La imagen forma parte del último estudio publicado por el laboratorio de Bernhard Payer sobre el desarrollo de los ovocitos.

De los 23 pares de cromosomas que tenemos los humanos, uno de ellos corresponde a los cromosomas sexuales. En el caso de los hombres estos son X e Y pero las mujeres presentan dos copias del cromosoma X. Esta condición durante el desarrollo puede llevar a una sobredosis de productos génicos que puede llegar a ser mortal si no hay una desactivación de los cromosomas X.

Organización cromosómica durante el proceso de la meiosis, donde las células germinales se convierten en únicas reestructurando su material genético.

Por ello, un equipo del CRG ha desarrollado un sistema de seguimiento en tiempo real del cromosoma X (XRep), que les ha permitido ver cómo éste cambia de forma en las células germinales que, posteriormente, se convertirán en células reproductoras maduras (óvulos). Los estudios preliminares in vitro con células de ratones hembra, han mostrado que los cromosomas X inactivados y reactivados posteriormente, son hasta 4 veces más eficientes en su transformación a óvulos. En cambio, las células germinales que no consiguen activar el cromosoma X o que lo reactivan demasiado rápido, muestran patrones anormales de expresión génica.

Los investigadores deducen que la secuencia correcta de inactivación y reactivación del cromosma X indica la diferenciación normal de las células germinales. Y señalan que se necesitan más estudios para confirmar si esto es la causa de la anomalía celular o bien un indicador de esta.

Ovocitos en diferentes estados de maduración: del más inmaduro (izquierda) al más desarrollado (derecha).

El presente estudio podría abrir puertas a la generación de ovocitos artificiales en el laboratorio, cosa que supondría poder estudiar las causas de infertilidad y probar nuevos fármacos para este problema. El coautor del artículo, Mortiz Bauer, añade: «Nuestros resultados también resaltan la necesidad de herramientas específicas para estudiar las células femeninas» ya que la mayoría de estudios se realizan con células masculinas, generando una brecha de género en el conocimiento científico.

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