Conversaciones colaborativas: Cómo evitar los conflictos de autoría

Un acto organizado por el grupo de buenas prácticas científicas del PRBB hizo un repaso a las principales causas de los conflictos de autoría, así como las herramientas existentes y recursos para hacerles frente.

Los conflictos de autoría son uno de los problemas de integridad más comunes en los laboratorios de todo el mundo. Imagen de Nic McPhee via Flickr. CC BY-SA 2.0

Las disputas de autoría son uno de los conflictos más comunes en grupos de investigación de todo el mundo.

El pasado 12 de junio, el grupo de trabajo de Buenas Prácticas Científicas (GSP) del PRBB organizó un evento para conocer algunas de las razones subyacentes de los conflictos de autoría y algunas iniciativas internacionales que intentan prevenirlos y resolverlos, así como herramientas existentes y recursos para hacerle frente. El evento también incluyó discusiones sobre qué podemos hacer desde nuestros centros para garantizar que la autoría y el crédito se den de manera justa.

El acto comenzó con Jana Selent, coordinadora del Comité para la Integridad de la Investigación y las Buenas Prácticas Científicas (CIR) del Instituto de Investigación Hospital del Mar, así como la representante del instituto en el grupo de buenas prácticas del PRBB. Tras una visión general de los objetivos de este grupo y de las iniciativas previas que ha organizado, Selent introdujo las reglas generales de autoría, según estipulado en el Código de Buenas Prácticas Científicas del PRBB y en las directrices del ICMJE (International Committee of Medical Journal Editors). Según criterios que parecen muy lógicos y claros, para ser considerado autor o autora, un investigador/a debe cumplir todos estos cuatro requisitos:

  • Haber hecho una contribución sustancial a la concepción, adquisición, análisis o interpretación del estudio;
  • Haber redactado o revisado el texto;
  • Haber aprobado la versión final;
  • Haber aceptado responsabilizarse del estudio.

Pero por obvio que parezca, el diablo está en los detalles, como se discutió más adelante.

Situación actual en el PRBB

Selent presentó las directrices actuales de autoría y las actividades de formación sobre este tema existentes en el PRBB y sus centros.

Todas las instituciones del PRBB tienen reglas de autoría: todas siguen las estipuladas en el Código de Buenas Prácticas Científicas del PRBB, y algunos centros también tienen sus propias normativas, más específicas. Asimismo, la gran mayoría de los y las estudiantes de doctorado del parque reciben información sobre las normas de autoría a través del Curso «Ciencia en acción» del Programa de Doctorado de la UPF.

Selent también dio una visión general de los problemas más comunes  que suelen encontrar los centros con respecto a la autoría:

  • Desacuerdos en el orden de autoría.
  • Reconocimiento del grupo versus el individuo en proyectos de consorcios a gran escala, donde hay espacios limitados para la autoría.
  • Problemas con varios «autores principales», en el caso de proyectos a largo plazo en los que algunos investigadores se van del laboratorio y otros llegan.
  • Cuestiones relacionadas con la autoría del personal que selecciona muestras u otras en estudios de cohorte y similares.

La necesidad de una reforma de la evaluación de la investigación

La siguiente presentación estuvo a cargo de Paula Samsó, de la Oficina de Coordinación Científica del IDIBAPS y miembro del capítulo español de CoARA, la Coalición para el Avance de la Evaluación de la Investigación.

Comenzó hablando sobre la cultura de «publicar o morir» y la forma en que se evalúa la investigación y al personal investigador. Más allá de afectar las prácticas de autoría poco éticas, esta cultura también puede conducir a un sesgo de publicación, con la publicación sólo de resultados positivos, y a una menor calidad de la investigación debido al enfoque en la cantidad de artículos, en lugar de su calidad; a malas prácticas como la manipulación de datos, afiliaciones falsas o revistas depredadoras para aumentar artificialmente el número de publicaciones; a la disminución de la innovación, ya que hay menos interés por los proyectos arriesgados y a largo plazo; y a la reducción de la colaboración y de las prácticas de ciencia abierta, por miedo a la competencia. Por último, pero no menos importante, también son preocupantes las desigualdades, especialmente para aquellas personas con trayectorias profesionales no lineales o que tienen funciones de cuidado que pueden afectar a la cantidad de artículos publicados; y a problemas de salud mental debido a las excesivas presiones.

Pero no todo está perdido. A pesar de la grave situación, hay – ya durante los últimos años– varias iniciativas que tienen como objetivo disminuir esta presión por publicar reformando la evaluación de la investigación.

DORA, la Declaración de San Francisco sobre la evaluación de la investigación, se puso en marcha en 2012 en reconocimiento de una «necesidad de mejorar las formas en que se evalúa a los investigadores y los resultados de la investigación académica”. CoARA, la Coalición para el Avance de la Evaluación de la Investigación, sigue los mismos principios, con el objetivo de «reconocer los diversos resultados, prácticas y actividades que maximizan la calidad y el impacto de la investigación, poniendo énfasis en el juicio cualitativo durante la evaluación”. Por ello, reconocen que hay un lugar para los indicadores cuantitativos, como el factor de impacto, pero sólo como apoyo a otros indicadores cualitativos y holísticos.

Además, y en relación al tema central del acto, CoARA entiende que la investigación se basa en el trabajo en equipo y, por tanto, pide un reconocimiento más amplio de todas las contribuciones significativas, no sólo de los artículos y no sólo de los primeros o últimos autores.

La experiencia de King’s College

Serena Mitchell, responsable de integridad de la investigación en el King’s College de Londres, también presentó en este acto su experiencia en el tratamiento de conflictos de autoría. King’s tiene un Departamento de Gobernanza de la Investigación, Ética e Integridad, con unos 20 profesionales que, entre muchas otras cosas (formación, políticas, compromiso, etc.), se ocupan de unos 20 casos de conflictos de autoría al año. De manera similar a lo que Selent mostró sobre el PRBB, la mayoría de los conflictos suelen involucrar a un investigador o investigadora junior (doctor o postdoc) y a un investigador o investigadora principal, y son conflictos sobre el orden de los autores, o la autoría de los artículos después de que alguien se haya marchado del laboratorio. Mitchell enfatizó la importancia de asegurar que, sea cual sea el conflicto, los resultados de la investigación terminen siendo publicados. «Hay una demanda ética para publicar, ya que usamos fondos públicos, además de animales o voluntarios humanos. Y la publicación también es un requisito de la mayoría de financiadores», ha recordado a la audiencia.

La representante de King’s habló de sus políticas actuales (por ejemplo, sobre los datos FAIR) y de las que están en desarrollo (por ejemplo, sobre la autoría y el uso de CRediT) y recomendó como buen recurso los materiales relacionados con las disputas de autoría disponibles en UKRIO.

Cuando se le preguntó sobre cómo hacían cumplir las recomendaciones de su oficina, Mitchell dijo que ayuda al hecho de «tener líderes senior que haga la recomendación suya». A veces, su despacho también menciona «la responsabilidad de las instituciones de publicar y la obligación contractual del investigador o investigadora de publicar».

The authorship project

Eva Casamitjana, gestora de investigación del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y una de las representantes del centro en el grupo de trabajo de buenas prácticas científicas del PRBB, cerró la primera parte del acto hablando deThe authorship project“, un proyecto desarrollado por investigadores de la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte Graduate School.

Partiendo de la idea de que lo mejor para hacer frente a los conflictos de autoría es prevenirlos, el proyecto sugiere firmar un «acuerdo de autoría» antes de iniciar un proyecto. Este documento vivo se debe acordar lo antes posible y se puede modificar según sea necesario bajo el acuerdo de todos los implicados. Es importante destacar que el documento incluye una sección sobre qué hacer con los coautores que no responden, estableciendo por escrito cuántos meses pueden estar sin respuesta antes de que puedan ser excluidos de la lista de autores. Si, a pesar de todos los acuerdos escritos, aún surgen conflictos, el documento dirige al procedimiento propio de la institución para resolver los problemas de autoría.

Un taller interactivo

Los participantes en el acto estuvieron muy implicados, y la segunda parte del evento consistió en una discusión en grupo sobre qué pueden hacer las instituciones del PRBB para afrontar los retos de autoría.

Quedó claro que, a pesar de la formación formal existente – aunque sólo a nivel de doctorado – y la obligación de adherirse al código de Buenas Prácticas del PRBB, hay poca conciencia sobre las directrices y sobre los procedimientos a seguir en caso de conflictos de autoría.

También se hizo evidente entre los participantes el papel de las jerarquías y las dinámicas de poder y que, a pesar de las reglas, las decisiones de autoría dependen mucho de los investigadores o investigadoras principales. Por lo tanto, estos deberían recibir formación y sensibilización para introducir cambios en sus grupos, como por ejemplo el acuerdo de autoría mencionado anteriormente. Pero, incluso si se pueden hacer algunos cambios a nivel de microambiente (dentro de cada grupo de investigación), es esencial que los cambios vengan también del nivel institucional y del ambiente de investigación en general. De hecho, todo el mundo estuvo de acuerdo en que una cuestión clave para evitar muchos conflictos de autoría era tener un sistema de evaluación que no ponga el foco exclusivamente en el número de artículos, y en quién es el primer o el último autor. Y que, para que esto ocurra realmente, sería importante alinear estos criterios en todas las instituciones a nivel nacional – algo que CoARA querría implementar.

Una sugerencia específica fue la inclusión de los proveedores de datos o muestras en los agradecimientos, en lugar de como autores del artículo, con el fin de evitar casos en los que investigadores son incluidos en muchos artículos que ni siquiera han leído. En este sentido, se hizo un llamamiento a una mejor integración de las secciones de agradecimientos en los repositorios como PubMed, así como a un mejor uso de taxonomías como CRediT, que ayudan a destacar qué ha hecho cada autor en un artículo.

También se discutió cómo los proyectos internacionales e interdisciplinarios pueden introducir asimetrías en las expectativas de autoría y en la comunicación. En concreto, en cuanto a las colaboraciones entre distintos países se mencionaron barreras como el idioma, el acceso a los recursos y las diferentes culturas de autoría, así como las desventajas estructurales del personal investigador de los países de ingresos bajos y medios.

En el caso de las colaboraciones entre personal clínico e investigación básica, un dilema añadido fue que el sueldo del personal médico depende parcialmente de cuántos artículos escriban, lo que añade una capa adicional de presión que puede conducir a una autoría inadecuada. Pero, como en el caso de los proveedores de datos o muestras, ser incluidos en un artículo en el que no han participado realmente plantea cuestiones éticas con respecto a la rendición de cuentas de todos los autores y la confianza en la investigación presentada.

Un participante también enfatizó como las reglas de autoría no han cambiado en los últimos 40 años, mientras que la manera de hacer investigación ha cambiado mucho, con un gran aumento de las colaboraciones a gran escala entre centros; y cómo esta incongruencia también puede generar fricciones.

«Cada vez hay más artículos con más de 200 autores. Estamos mintiendo masivamente cuando decimos que todos estos 200 cumplen los requisitos de autoría. No tiene sentido»
Participante en el acto

Algunas sugerencias específicas de cosas a hacer a nivel de PRBB fueron:

  • Mejorar la conciencia de la comunidad sobre el código de buenas prácticas y los comités de integridad.
  • Hacer una encuesta anónima para recoger el tipo de problemas de autoría presentes en la comunidad.
  • Que los centros escriban sus propias directrices/políticas sobre autoría, cosa que algunos centros ya han hecho o están en proceso de hacer.
  • Valorar el uso de los pre-acuerdos de autoría y discutir la posibilidad de incluirlos en los protocolos enviados a los comités de revisión ética.

Un debate a continuar

El taller fue sólo un primer paso para describir y discutir los principales problemas relacionados con la autoría en nuestra comunidad; como era de esperar, hubo un fuerte consenso de que las normas implícitas y las expectativas jerárquicas a menudo distorsionan la asignación justa de autoría y que una mejor visibilidad y compartición de los documentos y directrices existentes dentro de los centros sería positiva para garantizar que todo el mundo sepa a quién dirigirse en caso de conflicto.

Las ideas se compartirán entre los participantes y la dirección de los centros, con el objetivo de continuar el debate en cada institución para avanzar hacia unas prácticas de autoría mejores y más justas.

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