Vida sana, cerebro joven: el envejecimiento cerebral no depende solo de la edad

Un estudio del IMIM y el Hospital del Mar observa que una mayor edad biológica, que depende de los hábitos de vida, conlleva un mayor envejecimiento del cerebro.

Para conocer el estado de envejecimiento del cerebro se realizan resonancias magnéticas a los pacientes y se analiza el volumen de las hiperintensidades de la sustancia blanca. Foto: IMIM.

Aunque acostumbramos a guiarnos por la edad cronológica, la fecha de nacimiento, ésta no tiene porqué concordar con la edad biológica, que se determina por los niveles de metilación del ADN y se ve muy influenciada por los hábitos de vida. Ahora, un estudio del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) muestra una clara relación entre la edad biológica y la manifestación de hiperintensidades de la sustancia blanca, un tipo de lesiones cerebrales que indican envejecimiento cerebral.

“Una buena parte del efecto del paso de los años sobre nuestro cerebro no viene dado solamente por la edad cronológica, sino por la edad biológica”
Jordi Jiménez-Conde, Hospital del Mar

Para realizar el estudio se sometió a 247 pacientes que habían padecido un ictus a resonancias magnéticas y se les realizó un análisis de sangre. Con la primera prueba, se pudo calcular el volumen de las hiperintensidades de la sustancia blanca, zonas del cerebro donde la sangre llega con problemas. Y con la segunda, se analizó el nivel de metilación del ADN, que se ve modificado según factores externos, como los hábitos de vida. Los resultados mostraron que un 42,7% del envejecimiento cerebral se explica por la edad biológica.

Joan Jiménez-Balado, investigador postdoctoral en el IMIM y autor del estudio, explica que hay que “seguir estudiando el efecto de la genética sobre estas lesiones del cerebro para entender mejor los mecanismos biológicos que participan en el envejecimiento cerebral”.  Aunque las hiperintensidades de la sustancia blanca son irreversibles y su volumen crece con la edad, hacer cambios en los hábitos de vida podría ralentizar el envejecimiento del cerebro.

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