Romper la barrera que las células de cáncer colorrectal crean contra la quimioterapia

Según un estudio realizado por el CRG y el IMIM las células tumorales de cáncer colorrectal responden a la quimioterapia secretando grandes cantidades de mucina, dificultando así su acción terapéutica.

Las células de cáncer colorrectal aumentan la producción de mucina como mecanismo de defensa frente a los fármacos quimioterápicos. Crédito: Lluís Espinosa, IMIM.

Los laboratorios de Vivek Malhotra en el Centro de Regulación Genómica (CRG) y Lluís Espinosa en el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) han colaborado en un estudio que ha demostrado que los fármacos que se usan de forma habitual contra el cáncer colorrectal conllevan un aumento en la producción y secreción de mucinas. Estas son unas proteínas que forman la mucosa, un líquido lubricante que evita la deshidratación de los tejidos y los protege frente a patógenos y otros factores externos. El aumento de mucinas genera una barrera física que impide que los fármacos lleguen a su objetivo, generando resistencia al tratamiento.

Con la intención de regular esta sobreproducción de mucina, el equipo investigador ha manipulado genéticamente los niveles de la proteína KChIP3, la cual regula negativamente la producción de mucosa (cuando hay bajos niveles de esta proteína aumenta la producción de mucina y viceversa). De hecho, en el estudio se observó que las células sin KChIP3 (y por tanto con mayores niveles de mucina) eran 4 veces más resistentes a los fármacos, mientras que aquellas que presentaban altos niveles de esta proteína (y bajos de mucina) eran hasta 10 veces más sensibles a la quimioterapia. Esto también convierte a la proteína KChIP3 en un buen marcador pronóstico de la enfermedad, pues niveles elevados indicaron un periodo más largo de supervivencia libre de enfermedad.

Las células sin la proteína KChIP3 eran 4 veces más resistentes a los fármacos, mientras que aquellas que presentaban altos niveles de KChIP3 eran hasta 10 veces más sensibles al tratamiento.

Un fármaco prometedor

Sin embargo, como dice Espinosa «usar KChIP3 como diana terapéutica tiene un inconveniente, y es que requiere el uso de terapia génica, una tecnología en fase de desarrollo y muy cara de utilizar». Por eso, han investigado otras formas de regular la producción de mucina, como el uso de inhibidores químicos.

Basándose en estudios anteriores, el equipo investigador probó el SN-6, un inhibidor químico que impide la función de los canales de sodio y calcio y, por tanto, bloquea la secreción de mucinas. De hecho, se vio que el uso del SN-6 hizo que las células de cáncer colorrectal fueran 40 veces más sensibles a los fármacos quimioterápicos.

El uso del inhibidor químico SN-6 hizo que las células de cáncer colorrectal fueran hasta 40 veces más sensibles a los fármacos quimioterápicos.

Este hallazgo puede beneficiar al tratamiento de otros tipos de cáncer, pues tal y como dice Gerard Cantero, primer autor del estudio, «la mucina se produce en muchas partes del cuerpo, no solo en el tracto digestivo. Así, nuevos estudios deberían explorar si los inhibidores pueden ser de utilidad en otros tipos de cáncer resistentes a la quimioterapia».

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