Con diez años largos de rodaje, la coral del PRBB ha trabajado y ofrecido repertorios ricos y diversos en ritmos, estilos y autorías. Quién sostiene la batuta desde sus inicios es el músico Óscar Salvador. El niño que ya jugaba a hacer música haciendo chirriar las puertas es hoy compositor, pianista, director y productor musical. Quién mejor que él, entonces, para hablar de nuestra coral, del trabajo del director ¡y de la creación musical! Antes, sin embargo, le pedimos que nos recomiende cinco piezas para escuchar durante la lectura y nos sugiere: ‘Simply joy’, que ha compuesto el mismo, ‘Claire de lune’ de Claude Debussy, ‘Sinfonía clásica’ de Sergei Prokofiev, ‘Private investigations’ de Dire Straits, y un poco de bebop a cargo de Oscar Peterson.
«Yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles, como pompas de jabón».
¡Ostras, esto es del poema ‘Cantares’ de Antonio Machado! Me identifico mucho con esta frase porque es el resumen de cualquier actividad artística, porque se basa en la inmediatez de las cosas, el momento presente, el momento de disfrutar, el instante… Y las pompas de jabón son un instante, tal y como lo es cualquier manifestación artística y, sobre todo, la música.
Hablemos de instantes musicales entonces…
Schopenhauer, que dicen que es el filósofo de los artistas, era determinista y decía que no podemos escapar de nuestro destino, pero que hay una pequeña puertecita por la cual, en un momento concreto, nos podemos escapar a través del momento estético. Es decir, el momento en que observas un cuadro, miras una foto, escuchas una canción… En ese instante, puedes escapar de tu destino. ¡Considero que es precioso! Y aunque solo sea por eso, da sentido al arte y a mi trabajo.
¿Y cómo es el trabajo del compositor?
No existe ninguna norma para componer. Hay distintos procesos de composición, puedes coger una melodía y armonizarla, o empezar por una textura harmónica y, de allí, sacar una melodía; puedes pensar en una melodía acompañada o bien en la suma de melodías —un estilo más contrapuntístico. O bien te puedes centrar en un color.
¿Colores en la música?
Esto lo hacen mucho los jazzistas. Se centran en un color, que puede ser un tipo de escala, y a partir de allí empiezan a sacar motivos, que son muy similares porque están dentro de aquel color. Por ejemplo, si quiero una emoción concreta, busco un color concreto que me inspire aquella emoción. El color viene dado por el tipo de escala que impregna la pieza y, a partir de aquí, vas matizando con el efecto que puede generar un tipo de compás u otro, unos motivos concretos, una dinámica, unas articulaciones, una instrumentación…
¿Y cómo llegas al mundo coral?
Llevo desde los diecisiete años dirigiendo ¡y ya hace veintiséis! Empecé de manera muy casual. Estaba estudiando el grado superior de piano y enseñanza de lenguaje musical y, para pagarme los estudios, busqué el primer trabajo: dar clases de música. Entré en el Orfeó Catalonia como profesor de solfeo. Una veintena de alumnos. El mismo Director, Jordi Forés Ribera, me animó a introducirme en el mundo coral y, cuando se jubiló, lo substituí. Él, junto con Manel Cabero, ¡fundaron la Federación Catalana de Entidades Corales!
Y hace un poco más de diez años, empiezas a dirigir la coral del PRBB
Si. La coral del PRBB nace conmigo. Al principio, eran pocas personas y hacíamos un repertorio variado. Al cabo de los años, vimos que había que orientar la coral hacia un formato de pequeños talleres, para poder plasmar o comunicar más fácilmente los objetivos de la coral a personas que nunca habían tenido la oportunidad de participar en una actividad como esta. Hay personas que no saben qué quiere decir cantar en una coral y lo relaciona con una actividad de gente mayor, como si se tratara de una cosa carca. Y nosotros queríamos desvincularlo de esta imagen.
¿Cómo es dirigir una coral integrada por personas del ámbito científico?
Siempre me he dedicado a la dirección de corales eminentemente amateurs. De hecho, hay que decir que corales profesionales, en Cataluña, hay muy pocas. La gran mayoría son corales amateurs y, dentro de este mundo, hay diversos niveles que vienen dados por las aptitudes musicales de los cantantes. En el caso del PRBB, una de las características es que sus integrantes son itinerantes y esto dificulta un poco el trabajo, ya que cuando ya tienes el sonido de la coral trabajado, al cabo de los años, las personas que participaban, dejan de hacerlo porque acaban el doctorado o la tarea dentro del centro y se van.
¡Todo un reto como director!
Es un trabajo constante al mismo tiempo que se va renovando la coral, cosa que con otros grupos no pasa. Pero tengo que decir que, dentro del mundo científico, encuentro muchas personas con nociones musicales y con capacidades musicales —aunque no sepan solfeo— como el ritmo, la afinación, la expresividad… Y un rasgo muy curioso de la coral del PRBB es que, a pesar de la itinerancia de los cantantes, muy pocas veces se bajan de tono. Es una característica que se mantiene a lo largo de los años: ¡los tonos se aguantan! (Ríe.) No sé si es debido, de alguna manera, a la conformación del cerebro científico que hace que esto sea así. En otras corales, en cambio, siempre estamos trabajando que se mantenga la tonalidad inicial sin bajarse.
«Un rasgo muy curioso de la coral del PRBB es que, a pesar de la itinerancia de los cantantes, muy pocas veces se bajan de tono»
¿Hay algún secreto para dirigir una coral con miembros itinerantes?
La gran ventaja que hay en la coral del PRBB, desde hace algunos años, es el alto nivel de motivación. Es cierto que los miembros son itinerantes, pero hay un grupo que permanece y, mientras se mantenga la motivación en este grupo, que también se va renovando, pero más lentamente, hay un margen de maniobra. Es como las células del cuerpo (ríe), ¡que se renuevan cada siete años! Pues yo diría que las células de la coral — los cantantes — se renuevan cada tres o cuatro años. Y durante estos cuatro años puedes hacer cosas.
«Las ‘células’ de la coral —los cantantes — se renuevan cada tres o cuatro años. Y durante estos cuatro años puedes hacer cosas»
Hay que trabajar la motivación, entonces.
Para mantener esta motivación, tenemos una comunicación directa con la coral, miramos cuales son las prioridades en gustos musicales, qué repertorios podemos hacer y, a partir de aquí, iniciamos una búsqueda de partituras y también de material didáctico que nos puede servir para agilizar los ensayos. Y no nos fijamos solo en el repertorio, sino también en la dinámica del ensayo, ya que, si es una dinámica aburrida, la gente, evidentemente, se va.
¿Qué quieres decir?
No puedes estar mucho rato con una cuerda y tienes que hacer música de la manera más rápida posible; en un cuarto de hora tienes que conseguir que el grupo vea que aquello empieza a sonar y cuando lo haces, es un gusto ver la reacción de la gente, cómo se les ilumina la cara. Entonces piensas «¡ya los tengo!». También hace falta buen humor, intentar llevar los ensayos sin dramatismos. Y si las cosas no salen, insistir, pero sabiendo cuando tienes que parar, para no quedarte encallado en un compás y acabar el ensayo con la sensación de que no has hecho nada y que lo poco que has hecho no lo has sabido hacer bien. Tienes que tener una cierta psicología con el grupo.
«En un cuarto de hora tienes que conseguir que el grupo vea que aquello empieza a sonar y cuando lo haces, es un gusto ver cómo se les ilumina la cara»
¿Con qué instantes te quedas de estos diez años de coral del PRBB?
Hay muchos. Sobre todo que, siempre que hacemos un concierto, recibes el cariño por parte del público. No es un aplauso gratuito, sino un aplauso de habérselo pasado bien, de haber asistido a un buen concierto. Y también ver que los cantantes tienen un cierto sentimiento de pertenencia al grupo. Esto se ha ido produciendo últimamente con una cierta regularidad y me provoca mucha satisfacción.
«Después de 10 años, me satisface ver que los cantantes tienen un sentimiento de pertenencia al grupo»
En la dirección de corales, ¿tienes alguna asignatura pendiente?
Me gustaría probar la música contemporánea. Pero para eso hace falta una motivación especial, ya que no entra con tanta facilidad como nos entra, por ejemplo, la música tonal. Hay un reto que busco en todas partes, que es el sonido, que la coral sea compacta, que lo que se canta se cante con intención, sobre todo mucha intención, y que exprese.
¿Qué le dirías a alguien que se está planteando apuntarse a la coral?
Primero, que el ambiente es muy bueno, que hacemos música y la hacemos bien hecha, que hay mucha motivación, que el grupo humano es fantástico y que le servirá para poder desconectar y sentirse mejor. Y esto tiene que ver con el funcionamiento del cerebro. Si haces una actividad científica, trabajas la parte analítica del cerebro que está en el lado izquierdo, y al cabo de muchas horas de usarlo, se produce un cierto malestar o cansancio… Necesitas alguna cosa para desfogarte, una actividad artística que ponga en marcha el otro hemisferio, como por ejemplo cantar en la coral del PRBB.
“Animo a todo el mundo a unirse a la coral del PRBB: el ambiente es muy bueno, hacemos música y la hacemos bien hecha, hay mucha motivación, el grupo humano es fantástico ¡y os servirá para poder desconectar y sentiros mejor!”