El estudio PENSA, liderado por el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), estudia el efecto de seguir un estilo de vida saludable durante un año, en la prevención del deterioro cognitivo en personas con riesgo de padecer Alzheimer o demencia. Esto incluye intervenciones en los hábitos de vida, dieta, actividad física, estimulación y entrenamiento cognitivo. Pero ¿cómo se evalúa si hay mejora en las capacidades ejecutivas (planificación, memoria del trabajo y atención entre otros) de los participantes?
Tradicionalmente, se ha evaluado mediante ejercicios que las personas sometidas a un tratamiento realizantres veces: antes de la intervención – en este caso el cambio de estilo de vida -, a la mitad de la investigación y al final, para ver la progresión. Sin embargo, para evitar que en los resultados del test haya efectos del aprendizaje, estas evaluaciones deben hacerse dejando mínimo 6 meses entre ellas, la cual cosa alarga el estudio clínico en el tiempo. Para reducir la espera, el equipo investigador del proyecto PENSA ha validado una herramienta que permite evaluar el declive cognitivo de los participantes semanalmente.
«Su gran ventaja es que evitamos el efecto aprendizaje que se produce con otros sistemas de evaluación y resolvemos uno de los retos para poder monitorizar la capacidad cognitiva a tiempo real»
Natàlia Soldevila (IMIM)
Los 36 juegos de ordenador que han validado y que se adaptan en dificultad al rendimiento de cada participante, “son una forma muy innovadora de evaluar la cognición en continuo”, explica Rafael de la Torre, investigador principal del proyecto en el IMIM. Jugando solamente 30 minutos, tres veces por semana y desde su casa – hecho que reduce el estrés de realizar las pruebas en un entorno hospitalario – les ha permitido detectar cambios sutiles en el deterioro cognitivo.
Además de detectar la evolución de la cognición de las personas voluntarias y tener el doble de sensibilidad que las herramientas tradicionales, la nueva forma de evaluar el rendimiento cognitivo también permite hacer medicina personalizada y adaptar el tratamiento a la respuesta, en tiempo real, de los y las participantes sin tener que esperar al final del estudio. Esta nueva herramienta se ha validado en 56 participantes del estudio PENSA (personas de entre 60 y 80 años, portadores del alelo APOE4 – que aumenta el riesgo de padecer Alzheimer -, y que percibían problemas de memoria).