Joan Steitz: «Ser la minoría es parte del problema»

Joan Steitz, una de las fundadoras del campo de la biología del ARN, participó en el encuentro anual del Centro de Regulación Genómica (CRG). Nos habla de género y ciencia y de su carrera profesional como mujer.

Joan Steitz es una de las fundadoras del campo de la biología del ARN, además de una destacada activista en la promoción de las carreras científicas de las mujeres.

Joan Steitz es una de las fundadoras del campo de la biología del ARN, además de una destacada activista en la promoción de las carreras científicas de las mujeres.

Joan Steitz, profesora de Biofísica Molecular y Bioquímica de la Universidad de Yale y del Instituto Médico Howard Hughes, vino a Barcelona en enero de 2015 para participar en el encuentro anual de los investigadores del Centro de Regulación Genómica (CRG), uno de los siete centros localizados en el Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB). Steitz, considerada una de las fundadoras del campo de la biología del ARN y conocida mundialmente por numerosas y excepcionales contribuciones, es también una destacada activista en la promoción de las carreras científicas de las mujeres. Durante su estancia en el PRBB dió una conferencia sobre su investigación sobre el ARN no codificante y participó en una mesa redonda sobre mujeres y ciencia.

¿Es la ciencia un campo particularmente machista?

En realidad, no. Yo diría que es comparable a los estudios jurídicos, de finanzas… ¡Cualquier profesión competitiva y con fuerte presión parece que sufre el mismo problema! De hecho, en una edición reciente de la revista Science se mostraba que los campos más sexistas son aquellos en los que la gente cree que hay que ser un genio para trabajar, como la física, ¡o incluso la filosofía! Dentro de las ciencias, la biología suele ser considerada como una de las más equilibradas en cuanto a género.

Cuando usted empezó, no había prácticamente mujeres científicas que pudieran ser modelos a seguir… ¿Cómo le afectó?

Como estudiante o incluso durante el postdoctorado, después de mi tesis, ¡ni siquiera se me ocurrió que pudiera convertirme en una jefe de grupo! Me quedé muy sorprendida cuando recibí una oferta de trabajo. La biología molecular era un campo nuevo y casi no había universidades en Estados Unidos que tuvieran biólogos moleculares, así que esto ayudó. ¡Pero no me sentía en absoluto preparada! Sin embargo, siempre me gusta responder a los desafíos y pensé que si otros podían hacerlo, también yo. Esto no quiere decir que no estuviera asustada. Sólo había un par de mujeres en Yale en ese momento.

¿Alguna vez ha sufrido discriminación por ser mujer?

He visto cosas terribles que les han sucedido a otras mujeres, pero yo sólo he experimentado cosas de poca importancia. Probablemente como muchas mujeres de mi generación, siento que he tenido mucha suerte y que me he escapado de la discriminación que han sufrido la mayoría de las mujeres.

¿Cómo ha mejorado la situación en los últimos veinte años?

Las cosas no han cambiado lo suficiente, aunque han cambiado increíblemente. Antes se hacían abiertamente comentarios muy discriminatorios. Ahora todo el mundo está más sensibilizado y no se hacen tan abiertamente (pero no quiere decir que no se digan en privado, en cenas…). Además, a las mujeres todavía se les paga menos que a los hombres por el mismo trabajo. Por lo tanto, todavía no hemos llegado a donde hace falta.

¿Qué se puede hacer y quién debe hacerlo?

Lo que hay que hacer es aumentar el número de mujeres en la ciencia, porque ser parte de la minoría definitivamente no ayuda, ¡es parte del problema! No sé cómo se ha de hacer esto, sin embargo. Ahora bien, lo que está claro es que los cambios tienen que venir de arriba. He visto como las cosas mejoran con un nuevo director, sólo para volver hacia atrás de nuevo con otro. Además, los organismos de financiación y los gobiernos deberían recopilar información sobre los porcentajes de mujeres que solicitan y reciben subvenciones y hacerla pública, dar esta información a las personas que están tomando las decisiones, utilizarla para hacer comparaciones en el tiempo y ver cómo la situación va cambiando. Es necesario que nos vayamos fijando en esto.

«Los organismos de financiación y los gobiernos deberían recopilar información sobre los porcentajes de mujeres que solicitan y reciben subvenciones y hacerla pública, dar esta información a las personas que están tomando las decisiones»

Algunos países lo llevan mejor que otros…

Un buen ejemplo es la «subvención de apoyo 120%» en Suiza. Una investigadora que tiene un niño pequeño puede optar por trabajar a tiempo parcial y tener una reducción del 20% en su salario por parte de su institución. A cambio, el Gobierno le da el 40% de su salario para contratar a alguien que le ayude en su investigación, o con el cuidado del hijo.

¿Algún consejo?

Existen tests de «sesgos implícitos» que han descubierto cosas realmente impresionantes. No te das cuenta de cómo de sesgada estás tú misma y cómo estás de sujeto o sujeta a estereotipos hasta que te pones a prueba. Así es que sugeriría a todos los investigadores que hicieran estos tests ellos mismos y reflexionaran sobre sus propias actitudes. Quizás parte del cambio debe venir desde dentro.

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