El pasado mes de julio tuvo lugar en el Centro de Regulación Genómica (CRG) el primer curso práctico avanzado de organoides cerebrales. Fue coorganizado por la Unidad de Ingeniería de Tejidos del CRG, dirigida por Laura Batlle, por Sandra Acosta, catedrática de Embriología Humana de la UB, y por la oficina académica y de formación del CRG, que supervisó la organización general y la logística del taller.
El taller, de una semana de duración, estaba abierto tanto a personal investigador que se iniciaba en este campo como a aquellas personas que, con más experiencia, querían perfeccionarse. Desde doctorandos a postdocs e incluso investigadores principales, los 16 participantes de todo el mundo, incluyendo países como Australia o Taiwán, crearon organoides cerebrales y los analizaron mediante técnicas avanzadas de imagen y multiómica.
Los y las participantes en el taller práctico comenzaron con un cultivo de células madre pluripotentes humanas. Éstas pueden ser células madre embrionarias o las llamadas células madre pluripotentes inducidas (iPSC, procedentes de células adultas reprogramadas de nuevo a un estado de célula madre).
Se siembra la cantidad adecuada de células en una placa para formar esferas, se añaden cócteles de moléculas específicas para la diferenciación celular y una matriz proteica gelatinosa para ayudar a la estructura tridimensional… y en unos 10 días los diminutos modelos cerebrales hacen su aparición. “Ver nuestros propios organoides, lo bonitos que eran, y luego usarlos… ¡fue genial!”, dijo Deepshika Arasu, estudiante de doctorado de Francia y una de las participantes.
16 participantes de todo el mundo, incluidos Australia o Taiwán, crearon organoides cerebrales y los analizaron mediante técnicas avanzadas de imagen y multiómica.
El procedimiento parece sencillo sobre el papel, pero no lo es tanto. “Uno de los puntos clave es conseguir el cultivo de partida perfecto. Si no es de buena calidad, los organoides resultantes no seguirán el proceso de desarrollo esperado”, afirma Jacqueline Severino, una de las instructoras de los experimentos prácticos que junto con Adrià Dangla, ambos miembros de la unidad de ingeniería de tejidos del CRG, e Isabel Turpín, Andrea Martí y Laura García, de la UB, dirigieron la sesión práctica de análisis y multiómica en el Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB) y la Fundación Pasqual Maragall de Barcelona.
Más allá de la parte experimental, el curso incluyó charlas académicas a cargo de destacados ponentes de toda Europa. También hubo muchos debates, tanto a nivel técnico como sobre cómo implantar y utilizar éticamente los sistemas de organoides. “Fue una oportunidad increíble para hacer networking, y los participantes se mostraron muy participativos, tanto durante el curso como en las actividades sociales”, destaca Jacqueline.
“Ha sido uno de los mejores talleres que he hecho y una de las mejores plataformas para hacer networking”
Kulbhushan Sharma (Investigador Principal, Universidad de Oslo)
Un curso pionero
La Unidad de Ingeniería de Tejidos del CRG ya había organizado anteriormente dos cursos internacionales sobre organoides muy bien valorados, pero este era el primero centrado específicamente en los organoides cerebrales, un tipo de organoides que empezó a aparecer hace aproximadamente una década. “Como el campo de las células madre y los organoides avanza muy rápido, este curso ha sido una gran oportunidad para que el personal investigador interesado en este campo se inicie y pueda avanzar con las nuevas tecnologías que están surgiendo y que se utilizan actualmente”, comenta Batlle.
“Creo que la demanda de organoides cerebrales está aumentando porque son un modelo muy bueno, por ejemplo, para ensayos toxicológicos, mediciones electrofisiológicas o transcriptómica espacial”, dice Jacqueline. “También permiten modelizar enfermedades mucho más complejas que los cultivos en 2D, con una gran diversidad de tipos de células cerebrales, autoorganizadas en estructuras similares a órganos que no pueden reproducirse en 2D. Esto tiene un coste en términos de duración del cultivo (¡algunos laboratorios han mantenido el crecimiento de organoides hasta dos años!) y de procesamiento de datos, pero las tecnologías siguen evolucionando y tanto el cultivo como el análisis de organoides son cada vez más accesibles para la comunidad científica”, añade Adrià.
“La demanda de organoides cerebrales está aumentando porque son un modelo muy bueno para ensayos de toxicología, mediciones de electrofisiología o transcriptómica espacial, entre otros”
Jacqueline Severino (instructora del curso, CRG)
“La obtención de organoides cerebrales es un procedimiento complejo que requiere conocimientos prácticos en distintas áreas, como el cultivo de células madre pluripotentes, la biología de las células madre y el neurodesarrollo. En la Unidad de Ingeniería de Tejidos ayudamos a los investigadores e investigadoras a planificar y ejecutar experimentos relacionados con las células madre, algunos de los cuales implican el uso de organoides cerebrales. Fue realmente interesante interactuar con los y las participantes y poder ayudarles a aprender más sobre los organoides cerebrales y las aplicaciones en sus proyectos”, comenta Batlle.
Según los organizadores, el curso logró dos objetivos: ayudar a los investigadores a avanzar en el campo de los organoides cerebrales, pero también facilitar la creación de contactos entre ellos para contribuir al crecimiento del propio campo. “Al final del curso, algunos de los participantes estaban hablando de proyectos que podrían hacer juntos, lo cual es el mejor resultado que podíamos esperar”, dice Acosta. Sin duda, un curso que se repetirá en un futuro próximo.
Aquí puedes ver un vídeo resumen del curso.