Un equipo científico dirigido por Verena Ruprecht en el Centro de Regulación Genómica (CRG) ha encontrado que el sentido de la propiocepción – nuestra habilidad para percibir cambios en la postura de nuestro cuerpo o movimiento – existe también a nivel celular. Los y las científicas han mostrado cómo funciona esta habilidad del núcleo celular de actuar como sensor de la forma de las células.
En condiciones normales, la membrana nuclear se encuentra arrugada, como una bolsa del súper usada. Como se ve en esta imagen de Valeria Venturini, una estudiante de doctorado con doble afiliación en el ICFO y el CRG, cuando la célula se encuentra comprimida o aplastada por otras células (en la imagen de la derecha), su envoltura nuclear (en azul) se estira y activa una vía de mecanotransducción que conduce a cambios del citoesqueleto celular, que permiten a la célula escapar del ambiente apretado.
Este reflejo se activa en menos de un minuto y se revierte cuando las células se han escapado de la aglomeración. «Comprender esta capacidad para detectar deformaciones, medirla y reaccionar en consecuencia puede tener importantes implicaciones en la comprensión de procesos como el crecimiento del cáncer y la homeostasis», dice Venturini.
Venturini et al. The nucleus measures shape changes for cellular proprioception to control dynamic cell behavior. Science, 2020 Oct 16;370(6514):eaba2644. doi: 10.1126/science.aba2644.