Hay investigadores que realizan un largo camino para volver a casa. Es el caso de Pilar Rivera, que estuvo 14 años en Alemania, en los que se doctoró en Biología Molecular en la Universidad Libre de Berlin y alcanzó la “Habilitación”, el máximo título académico alemán, en la Universidad Philipps de Marburgo antes de volver a España. Fue esta experiencia alemana, junto con su posterior paso por el Instituto de Ciencias Materiales de Barcelona y la Universidad Rovira i Virgili, la que le sirvió para incorporarse a finales del 2016 al Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB).
Las razones de este cambio son claras: “Aquí hay gente muy biomédica, justo lo que yo necesitaba después de los últimos años en un mundo de físicos y químicos de materiales; volver a profundizar y fusionar los campos de la biología, medicina, farmacia e ingeniería de materiales, como hacía en Alemania” explica Rivera. En el Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud de la Universidad Pompeu Fabra (DCEXS-UPF) creó el laboratorio de Nanomedicina y Materiales Biomédicos Integrativos. Es un grupo que, a pesar de tener menos de dos años, ya cuenta con dos postdocs y cuatro estudiantes de doctorando, además de cuatro de máster y otros cuatro de grado. Es un laboratorio muy multidisciplinar -hay biólogos, químicos, físicos, veterinarios, ingenieros de materiales y farmacéuticos- e internacional, con gente de Grecia, China y Alemania.
Trabajando con oro
Uno de sus proyectos principales es Nanocard, un estudio multidisciplinar con la Universidad Autónoma de Madrid, el Hospital Reina Sofía y el Instituto Madrileño de Estudios Avanzados. En él se busca desarrollar un tipo de nanopartículas de oro para mejorar una técnica de diagnóstico de lesiones cardiacas llamada Tomografía Óptica Coherente (TOC). “Este proyecto se ha desarrollado porque había una necesidad clínica real; la TOC ahora mismo va muy bien para determinar lesiones grandes, pero no tiene ni mucha resolución ni mucha sensibilidad. Y los médicos quieren más, por pedir incluso quieren detectar lesiones a nivel celular” explica Rivera.
Su grupo se encarga de modificar la superficie de estas nanopartículas con un agente que reconozca un marcador de la lesión y lograr así que las nanopartículas se acumulen en ella y conseguir una mayor resolución.
«La TOC va bien para determinar lesiones grandes, pero no tiene ni mucha resolución ni mucha sensibilidad. Y los médicos quieren detectar lesiones a nivel celular»
Pilar Rivera
El proyecto avanza rápido y los resultados son esperanzadores, pero todavía hay muchos interrogantes. Aún no se ha probado en seres vivos –la fase preclínica será en ratón- y se desconoce el efecto a largo plazo. “El oro no es tóxico, aunque inerte, no sé conoce exactamente su metabolización por lo que se podría acumular y hay que estudiar cómo reaccionará el cuerpo humano” reflexiona Rivera.
La batalla contra el cáncer de páncreas
El grupo de Rivera junto con el grupo de R. Vicente (DCEXS-UPF) acaba de conseguir financiación del programa UPF INNOValora para llevar a cabo la fase preclínica y patentar unas nanocápsulas funcionalizadas con un agente que reconoce una diana molecular del cáncer de páncreas. Como explica Rivera “esperamos que las nanocápsulas sólo se localicen, mayoritariamente, en el tumor, que no haya distribución en otros órganos. De esta manera podríamos utilizar estas nanocapsulas para dirigir específicamente el fármaco al tumor”.
Pero el abanico de posibilidades que abren estas nanocápsulas es mucho mayor. En paralelo están trabajando para encapsular fármacos dentro de ellas y poder utilizarlas también para tratar el cáncer. Además las cápsulas son un principio activo en sí mismo, “si las radiamos con un láser liberan calor con el que podrían matar a las células cancerígenas o, al menos, disminuir su resistencia y que los fármacos encapsulados en ellas puedan entrar más fácilmente a las células cancerígenas” razona Rivera.
Las nanocápsulas que estan generando podrian encapsular fármacos y ser utilizadas para tratar el cáncer
Rivera es optimista, creé que su técnica podría llegar a curar esta enfermedad. “El problema es que el cáncer de páncreas es capaz de protegerse contra los fármacos, desarrolla una barrera que les impide llegar al tumor. Pero con nuestra propuesta podremos acumular más fármaco allí. Además en las nanopartículas podemos encapsular y proteger muchísimo fármaco. Todo lo que encapsulemos va a llegar al tumor” concluye Rivera.