Efectos en la infancia de la exposición durante el embarazo a disruptores endocrinos presentes en el plástico

Dos recientes estudios de ISGlobal muestran que la exposición a ftalatos (presentes en muchos juguetes) se relaciona con peor función pulmonar en niños, mientras que un fenol presente en las cremas solares se vincula a mayor peso y mayor presión arterial en pre-adolescentes.

Los ftalatos, compuestos químicos considerados disruptores endocrinos, se utilizan de forma común como plastificantes en juguetes o envases de alimentos, entre otros. Foto de S. Tsuchiya en Unsplash

Un estudio de 641 familias de las cohortes de nacimiento del Proyecto INMA ha mostrado que la exposición a los ftalatos en el vientre materno se relaciona con peores resultados en pruebas de función pulmonar en la infancia.

En este proyecto, realizado en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), se analizó la orina materna durante el embarazo y la función pulmonar de los hijos e hijas entre los 4 y los 11 años. Se observó que la exposición a algunos tipos de ftalatos se relacionaba con una menor capacidad para expirar aire en todas las edades, aunque los efectos se reducían con la edad, lo que indicaría que son reversibles.

Los ftalatos son compuestos químicos que se utilizan de forma común como plastificantes (en juguetes o envases de alimentos, por ejemplo). También se pueden encontrar en lacas y barnices, en la ropa, detergentes o cosméticos, entre otros. Con el tiempo, todos estos productos liberan los ftalatos, de forma que éstos se encuentran a menudo en el aire, en el polvo, o incluso en la comida. Además, estos compuestos, considerados disruptores endocrinos, tienen la capacidad de traspasar la placenta y penetrar en el útero. Por eso, su uso está restringido en la Unión Europea. Los resultados de este estudio llevan a las autoras a sugerir que la normativa se amplíe para incluir más ftalatos y que se extienda a países que todavía no aplican estas restricciones.

Por otro lado, un segundo estudio del mismo centro ha mostrado un efecto en el peso y la presión arterial de preadolescentes expuestos a otro disruptor endocrino, en este caso del grupo de los fenoles. Así han mostrado una asociación entre la exposición prenatal a la benzofenona-3 (BP3) – un ingrediente habitual en cosméticos y protectores solares – y un mayor índice de masa corporal y una presión diastólica más elevada a los 11 años de edad.

Efecto de los ácidos grasos en el cerebro adolescente

Al contrario que los disruptores endocrinos, los ácidos grasos insaturados de tipo omega-3 son saludables y benefician el desarrollo y funcionamiento del cerebro.

Un tercer estudio de ISGlobal ha estudiado, en concreto, el efecto en la capacidad de atención durante la adolescencia – un período en que el cerebro se está desarrollando para prepararse para la edad adulta – de dos ácidos grasos omega-3:

  • el DHA, el más abundante en el cerebro y que se adquiere por el consumo de pescados grasos
  • el ALA, de origen vegetal

El aporte de los ácidos grasos se midió en 332 adolescentes de Barcelona a través de cuestionarios sobre hábitos dietéticos y análisis de muestras de sangre. Los resultados mostraron que mayores niveles de DHA se asocian con un mejor tiempo de reacción en tests informáticos (mayor capacidad de atención y menor distracción), mientras que el ALA  se asoció con una menor impulsividad.

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