La carne y los lácteos, los principales culpables alimentarios de los daños ambientales que afectan a nuestra salud

Un estudio liderado por investigadores e investigadoras de ISGlobal ha cuantificado por primera vez los daños a la salud causados por los impactos ambientales de nuestra demanda de alimentos.

La carne y los productos lácteos son habituales en la dieta española. Imagen de Evaglesias. CC-BY-SA-4.0,3.0,2.5,2.0,1.0

Un estudio reciente ha cuantificado, por primera vez, los daños a la salud causados por los impactos ambientales del consumo de alimentos.

Utilizando datos de 2022 de España y la metodología de análisis de ciclo de vida (LCA en inglés) para cuantificar los diferentes impactos ambientales de nuestra dieta (desde la producción hasta la consumición) y cómo afectan a la salud humana, el equipo investigador encontró que la demanda de carne, pescado, marisco y lácteos es responsable del 55% del daño ambiental total vinculado a la salud humana.

El impacto ambiental anual de la demanda de alimentos en España equivale a más de 400.000 años de vida saludable perdidos.

Sólo en 2022, la demanda de alimentos en España se asoció a la pérdida de 447.152 años de vida ajustados por discapacidad, una métrica de salud pública ampliamente utilizada que combina años perdidos por muerte prematura y años vividos con enfermedad o discapacidad. Esto fue en gran parte debido a impactos del consumo de alimentos en el cambio climático (77%), seguido de la formación de partículas y la toxicidad humana. El estudio subraya que el 95% de estos impactos en la salud provienen directamente de los hábitos de consumo, mientras que sólo el 5% provienen del desperdicio alimentario.

La investigación también exploró posibles soluciones, mostrando que cambiar a dietas basadas en plantas y reducir el desperdicio de alimentos podría evitar hasta un 35% de la carga general de salud. La sustitución de la carne y los lácteos por alimentos de origen vegetal no sólo reduciría los daños ambientales, sino que también alinearía nuestra ingesta dietética a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, aumentando los nutrientes beneficiosos como la fibra y el hierro y manteniendo las proteínas, el calcio y la vitamina B12 dentro de los rangos saludables (aunque, eso sí, más bajos).

«Pasar a dietas basadas en plantas no solo reduciría el impacto ambiental, sino que también sería una dieta más saludable»
Ujué Fresán, investigador de ISGlobal y autor principal del estudio

Más allá de las ganancias de salud individuales, el estudio proporciona una base sólida para futuras políticas alimentarias que podrían fomentar dietas más saludables y sostenibles a la vez que reducen el coste ambiental y de salud pública de los patrones de consumo actuales.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *