El concurso EU TalentON, que tuvo lugar por primera vez hace dos años en Leiden, celebró su 2a edición en Katowice, Polonia, como parte de las actividades organizadas por la Ciudad Europea de la Ciencia 2024. El objetivo: reunir a mentes jóvenes y prometedoras de todo el mundo para co-crear soluciones innovadoras a algunos de los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo.
Durante 5 días, 108 jóvenes científicos y científicas, de entre 21 y 35 años provenientes de 38 países, trabajaron en equipos para ofrecer respuestas a desafíos sociales vinculados a las cinco misiones de la UE en el marco de Horizonte Europa: Cáncer, Suelos, Océanos, Cambio climático y Ciudades inteligentes.
El objetivo de EU TalentON es reunir a mentes jóvenes y prometedoras de todo el mundo para co-crear soluciones innovadoras a algunos de los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo.
Guillermo Nevot, estudiante de doctorado en el laboratorio de biología sintética traslacional del Departamento de Medicina y Ciencias de la vida, Universidad Pompeu Fabra (MELIS-UPF), dirigido por Marc Güell, fue uno de ellos.
El equipo de Guillermo (“Breath for life”) no solo ganó el premio de su categoría (Cáncer), de 7.500€, sino que llegaron a ganar el Gran premio entre todas las categorías, por un valor de 12.000€ a repartirse entre los cuatro miembros.
Hablamos con el joven investigador para saber más sobre su participación en esta iniciativa, que volverá a repetirse en dos años.
Primero, lo primero ¡muchísimas felicidades Guillermo! Cuéntanos, ¿cómo te enteraste de esta iniciativa?
¡Muchas gracias! Pues la verdad es que lo vi por diversos sitios – entre ellos el boletín que envía la UPF con becas y ayudas, y también por Linkedin, donde sigo mucho lo que se hace en Europa.
Aunque estaba en el último año de mi tesis, decidí presentarme, precisamente porque me encuentro en ese proceso de conocerme mejor a mí mismo, ver qué me gusta, y quería conocer a gente involucrada en temas de política científica, que me llaman la atención.
Así que rellené el formulario contestando a las preguntas que se hacían sobre cómo resolverías alguno de los retos de las misiones, qué crees que aportarías, etc. Esto fue valorado por un grupo experto y por las otras personas interesadas en participar – yo también tuve que valorar otros de mis potenciales compañeros y compañeras. Y al cabo de unos dos meses me enviaron un correo, diciendo que había sido seleccionado.
Y ¿en qué consiste exactamente el concurso, que es lo que teníais que hacer?
Yo lo llamaría un “Ideaton” – como un hackaton pero de ideas, en lugar de código.
Nos pusieron en equipos de 4 personas, 5 equipos aproximadamente para cada una de las misiones, y tuvimos 4 días para presentar un proyecto que diera respuesta a algún reto, en nuestro caso, sobre cáncer.
Teníamos que proponer una idea conjunta, presentar un informe de 2 páginas – incluyendo un modelo de negocio y ver si realmente la idea podría ser efectiva – y preparar un pitch de 3 minutos para vendérselo a los jueces, que valoraban que fuese creativa, original y factible, así como la forma de explicarla.
Había 15 jueces, 3 para cada misión. En nuestro caso, la misión de Cáncer, las juezas fueron Gabriela Kramer-Marek, experta en diagnóstico molecular, Aleksandra Auguściak-Duma, experta en fisiopatología molecular cardiovascular y Roberta Gatta, experta en diagnóstico nasal de cáncer de pulmón – ¡quién de hecho había ganado el EU TalentON hace dos años! Pero también había expertos de inversión (venture capital), de comunicación…
¿Recibíais formación?
Si, la competición busca promover el espíritu emprendedor entre científicos, que conozcamos a gente con interés en crear algo real. Se hace mucho networking, recibimos talleres y formación de personal experto en diferentes campos científicos, como propiedad intelectual, e incluso el líder de un programa europeo de apoyo a la creación de start-ups, Piotr Boulangé.
Recibíamos charlas y talleres generales (¡también de yoga!) y luego los jueces iban pasando por cada grupo, respondiendo a las preguntas que habíamos estado teniendo, dándonos recursos, herramientas, contactos… ¡Era como clases magistrales personalizadas!
¿Cómo os pusisteis de acuerdo en qué hacer y en qué consistió vuestro proyecto?
Empezamos pensando en hacer algo sobre la “fatiga del cáncer”, con lo que dos personas del grupo estaban familiarizadas. Cómo mejorar la calidad de vida de las personas que han pasado un cáncer, porque es algo que afecta a mucha gente. Nos pusimos a investigar, a buscar cosas por internet. Yo incluso organicé una dinámica con post-its para mapear nuestras ideas (¡que aprendí en algún curso Intervals del PRBB!). Pero no encontrábamos por donde agarrarlo. Estuvimos todo un día con esto, antes de pasar a otras ideas.
Entonces yo expliqué una idea que había tenido hacía tiempo de utilizar compuestos volátiles (olores) que pudieran servir para detectar cosas. Había leído que algunos cánceres pueden producir ciertas moléculas volátiles, y pensamos que sería un sistema muy poco invasivo, los y las pacientes solo tendrían que soplar… Pero luego una de las juezas nos dijo que la detección de gases en el aliento ya se hacía, y nos retó a buscar algo más allá. Así que pensamos en usar Inteligencia Artificial para generar péptidos que se unan a los gases y poder detectarlos más fácilmente, a nivel electrónico, para hacerlo más portátil y no invasivo.
¿Qué te pareció más interesante del concurso?
Lo apasionante es la variedad y diversidad de gente que llegas a conocer y con quien colaboras. Te juntas con gente que no conoces, de diversas disciplinas y que no necesariamente trabajan en el campo sobre el que vais a hacer la propuesta. Por ejemplo, yo hago biología sintética, no toco el tema cáncer. El resto de mi equipo, en nuestro caso todos estudiantes de doctorado, de Italia, Países Bajos y Portugal, eran una psicóloga clínica, una bióloga molecular que estudiaba como afecta el ciclo circadiano a las terapias de cáncer y un ingeniero biomédico que hacía machine learning con historias clínicas. Pero en el concurso recuerdo que había también alguien que estudiaba economía e historia de la música, por ejemplo. De hecho, podía venir cualquier persona de entre 21 y 35 años con alguna formación científica. No necesitabas ser académico, había desde estudiantes de carrera, hasta jefes de grupo muy jóvenes, y por ejemplo un chico que trabajaba en transferencia tecnológica.
Y eso es lo bonito, la interacción entre todos. El conectar con gente dispuesta a involucrarse, a cambiar las cosas, sin miedo a explorar, que se plantean cosas más allá de su día a día en el laboratorio… De hecho, una de las juezas dijo que algo que fue determinante para darnos el premio, además de la ciencia que había detrás, fue la compenetración que habíamos demostrado los cuatro en pocos días.
¿Y ahora… seguís en contacto?
¡Sí! Estamos mirando si podemos pedir algo de dinero para intentar hacer una prueba de concepto y demostrar si esta tecnología pudiera realmente llevarse a cabo… Los jueces nos animaron bastante para hacerlo.
Pero, en cualquier caso, paso a paso. Yo primero debía enfocarme en defender mi tesis doctoral recién la semana pasada. Y ahora, seguir en el laboratorio un tiempo para acabar algunos proyectos.
¡Pues muchas felicidades, Guillermo, por tu recién estrenado doctorado, este premio y lo que venga después!
Aquí podéis ver el pitch de 90 segundos que los 5 equipos ganadores hicieron para defender el premio final.