Un estudio internacional, en el que ha participado el Instituto de Biología Evolutiva (IBE: CSIC-UPF) y el Departamento de Medicina y Ciencias de la vida, Universidad Pompeu Fabra (MELIS-UPF) ha relacionado los patrones de distribución de la vegetación con la capacidad de resiliencia a la desertificación de los ecosistemas. Cuando la vegetación se somete a un estrés, por ejemplo, la sequía, adquiere un patrón de distribución característico, en islas de vegetación rodeadas de suelo desnudo. A medida que aumenta la falta de agua, aumenta la separación entre las plantas. Este patrón permite que el ecosistema sea más resistente al colapso y la desertificación.
La sequía es un escenario cada vez más frecuente debido al cambio climático. Se calcula que el 20% de la superficie terrestre pasará por uno de los umbrales de desertificación antes del 2100. España es un territorio muy vulnerable a este impacto. El estudio de estos patrones puede servir para monitorear la degradación de los ecosistemas. Ricard Solé, Investigador Principal del Laboratorio de Sistemas Complejos del IBE, y del MELIS-UPF, explica que “los resultados del estudio también servirán de base para desarrollar estrategias de intervención con biología sintética.”
La investigación también ha ayudado a entender mejor cómo la sobreexplotación de los ecosistemas causada por el ser humano altera su capacidad para responder al cambio climático. Si se destruye la vegetación de los lugares áridos, aumenta la escasez de agua y la posibilidad de desertificación. Además, se ha observado que los patrones de distribución de la biodiversidad también tienen un papel clave en otros ecosistemas como las comunidades microbianas y los humedales costeros.
Kéfi S, Génin A, Garcia-Mayor A, Guirado E, Cabral JS, Berdugo M, Guerber J, Solé R, Maestre FT. “Self-organization as a mechanism of resilience in dryland ecosystems”; (2024) Proc Natl Acad Sci U S A. DOI: https://doi.org/10.1073/pnas.2305153121