La microscopía de última generación ha permitido descubrir que la transcripción del ADN conlleva un cambio en la arquitectura de esta molécula. El hallazgo lo ha hecho un equipo internacional de científicos liderado por Pia Cosma del Centro de Regulación Genómica (CRG).
Durante la transcripción, la apertura de la doble cadena de ADN para copiar el contenido en una molécula de ARN, conlleva un cambio de estructura que genera un superenrollamiento del ADN.
Gracias al uso de láseres de alta potencia y al ajuste de las condiciones químicas, el equipo investigador ha conseguido capturar imágenes de altísima resolución, diez veces más que la conseguida con microscopía tradicional. Así, han descubierto que el superenrollamiento del ADN es fruto del movimiento de las cohesinas, que surfean sobre la cadena fosdatada de ADN y cambian su arquitectura.
“Lo que hemos descubierto es importante porque muestra que la transcripción juega un papel adicional, además de producir ARN. La transcripción compacta el genoma de una manera indirecta pero eficiente, ayudando a diferentes regiones del genoma a comunicarse entre ellas”.
Vicky Neguembor, primera autora (CRG)
Este hallazgo cambia el paradigma. Y es que, hasta ahora, parecía claro que la estructura tridimensional del ADN condicionaba la transcripción. Desde ahora, sabemos que esta relación es bidireccional y, por tanto, la transcripción también modula la estructura de la molécula de la vida.