Domesticar bacterias puede ayudar a tratar enfermedades de la piel

Investigadores de MELIS-UPF han desarrollado un nuevo set de herramientas genéticas que modifican la bacteria C. acnes para combatir los problemas cutáneos.

Aplicación de crema sobre la piel

El set de herramientas genéticas podría aplicarse para tratamientos tópicos. Fotografía de Freepik

El equipo liderado por Marc Güell del Departamento de Medicina y Ciencias de la Vida (MELIS) de la Universidad Pompeu Fabra ha diseñado un set de once herramientas genéticas para que Cutibacterium acnes (C. acnes) secrete compuestos terapéuticos. Como prueba de concepto, el kit se ha probado para que la bacteria produzca antioxidantes respondiendo al estrés oxidativo causado por la radiación ultravioleta, una de las causas del envejecimiento de la piel y que, en combinación con otros factores, puede causar cáncer cutáneo. La investigación se ha recogido en la revista Cell Systems con Guillermo Nevot y Javier Santos-Moreno como primeros coautores, y podría suponer el primer paso para el desarrollo de aplicaciones tópicas.

El set de herramientas contiene, entre otras, un plásmido. Esta molécula de ADN lleva la información que controla la secreción de compuestos terapéuticos y su cantidad según los estímulos externos. El set también contiene un mecanismo de control para que C. acnes no genere su propio alimento y que, así, solo prolifere cuando es alimentada externamente y en el momento adecuado.

La introducción de bacterias modificadas genéticamente para tratar afecciones, conocida como terapia con productos bioterapéuticos vivos diseñados (eLBPs por sus siglas en inglés), ya se había probado en la piel. Sin embargo, nunca se había hecho con C. acnes. Esta bacteria es la más abundante de la piel y, aunque comúnmente se asocia con el desarrollo de acné, la presencia de los filotipos II y III es signo de una piel sana. Se ha usado C. acnes como producto bioterapéutico vivo porque su genoma es muy estable y no interacciona ni se recombina con otras bacterias. Además, a diferencia de otras bacterias testadas anteriormente, se puede trasplantar de un donante a un paciente.

Este estudio es un primer paso para poder desarrollar cremas terapéuticas de larga duración, más seguras y asequibles que otras terapias. En un futuro, los productos bioterapéuticos vivos de uso tópico podrían ser una solución para afecciones cutáneas crónicas.

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