Si nos pidiesen comparar un científico con un actor, difícilmente encontraríamos ningún punto en común. No obstante, comparten más aspectos de los que podamos imaginar: ambos, con más o menos frecuencia, transmiten mensajes a una audiencia determinada. Por este motivo, al igual que los actores, es importante que los científicos entrenen sus recursos expresivos.
Ya hace 10 años de la creación de PRBB Intervals, un programa educativo interdisciplinario que ofrece un gran abanico de actividades a los trabajadores del Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB); desde cómo mejorar sus habilidades de liderazgo, hasta cómo aprender a comunicar su investigación a un público general. Relacionado con este último aspecto, se llevó a cabo un taller el pasado miércoles 31 de enero de 2019. Técnicas actorales para la comunicación científica es el nombre de este curso intensivo de 8 horas, por el cual han pasado un total de 209 personas desde el año 2010.
Fernando Gallego, actor profesional y terapeuta gestalt, es el formador de este taller, que cuenta ya con 15 ediciones. El actor proporcionó a los participantes recursos para mejorar sus habilidades comunicativas dentro del ámbito profesional.
La comunicación: más allá de las palabras
La jornada empezó con una breve introducción teórica en la que Fernando explicó la importancia de combinar los tres tipos de comunicación: la verbal, no verbal y paraverbal. Hizo especial énfasis en las dos últimas, pues que el mensaje llegue o no a la audiencia a menudo depende de la gestualidad y la manera en la que se transmite el mensaje, respectivamente.
Seguidamente, Fernando pasó el relevo a los 12 participantes: ahora les tocaba a ellos y ellas salir al escenario y presentarse. Mientras lo hacían, fueron filmados, para así poder comentar a posteriori los puntos fuertes y débiles de sus habilidades comunicativas.
Esto les sirvió de calentamiento para la siguiente actividad, en la que trabajaron la comunicación paraverbal. El objetivo aquí era transmitir una misma información usando diferentes emociones (alegría, desconfianza, ternura, desinterés…). Para conseguirlo, los participantes usaron recursos como la entonación y la postura corporal.
«Existen tres tipos de comunicación: verbal, no verbal y paraverbal. A menudo, las dos últimas son clave en el momento de transmitir mensajes a una audiencia. Es por eso que en el taller se trabajan aspectos como la gestualidad, la entonación, la postura corporal y la respiración.»
Antes de la pausa para comer, hubo tiempo para leer unos textos. La finalidad de esta lectura en voz alta era descubrir de qué herramientas disponemos para enfatizar diferentes partes de un texto y demostrar que, según qué palabras se destaquen, se puede cambiar la intención del mensaje.
La importancia de la relajación
La segunda parte de la jornada se inició con una actividad de relajación. Fernando proporcionó a los participantes una serie de recursos para controlar la respiración, útiles para poner en práctica antes y después de cualquier actividad en público.
Con el cuerpo ya relajado, los participantes pusieron en común qué pensamientos negativos les invaden antes y después de hacer una presentación. Exteriorizar dichos pensamientos les permitió encontrar puntos en común e intentar sustituirlos por críticas constructivas.
Las últimas actividades antes de finalizar la jornada estuvieron encaminadas a aprender a controlar diferentes recursos para el discurso, tales como la distancia con el público, la energía y entusiasmo que acompañan el mensaje y cómo captar la atención del público.
Entrevista a Fernando Gallego
¿Cómo ha sido tu experiencia impartiendo este taller sobre técnicas actorales para científicos?
Buenísima, como siempre. Disfruto mucho con la creatividad que posee esta comunidad. Para mi es importante conectar y aliarme con el gran deseo de compartir qué percibo de ellas y ellos. Hacer una buena presentación, cumplir con las expectativas que los demás ponen en ti… Siempre genera un poco de tensión, sobre todo entre la gente más joven o que no dispone aún de un reconocimiento que les permita dejarse ir y mostrarse tal y como son. Para mi, este taller es una oportunidad para descubrir a las personas que hay detrás de una presentación o un microscopio.
¿Cuál es el mayor reto a superar para llegar a ser un buen comunicador?
La persona en si misma, sin duda. Está claro que hay factores externos que afectan a la persona que presenta, pero es necesario ver estos factores, que no son más que juicios de valor y expectativas, como algo a interiorizar y con lo que lidiar internamente. El miedo a la crítica es algo que hacemos nuestro y nos afecta antes, durante y después de la presentación. Hay que mantenerlo a raya.
¿El mayor reto? Disfrutar, conectar con el deseo de explicar y compartir lo que sabes, y despegarse del miedo a que los demás puedan criticar o deslegitimar tu trabajo. Si te encuentras encima del escenario es porque estás haciendo algo que vale la pena que sea explicado. La audiencia viene a verte a ti. Quiere vivir contigo lo que conoces. Entonces, ¿por qué no verla como una aliada?
¿Qué tres consejos darías a alguien que necesite hacer una presentación ante un público?
Lo primero es no pensar que saldrá perfecto. No es una cosa de la que podamos extraer un resultado objetivable. Se podría decir que no existe la perfección entendida como algo matemático… Así pues, es necesario rebajar la expectativa y saber que, con el tiempo, lo irás haciendo mejor.
El segundo es obvio: preparar bien la presentación. Sin embargo, es importante hacerlo en voz alta, no mentalmente; expón la presentación a una amiga o amigo, incluso a un armario, pero ponlo en práctica. Una presentación no es algo que puedas ensayar mentalmente. Hace falta pasar a la acción para que sea real.
Finalmente, el tercer consejo parece sencillo, pero acaba siendo el elemento que más condiciona una presentación: la respiración. Los nervios, que es normal tenerlos, afectan directamente al funcionamiento de nuestro diafragma y, a partir de aquí, todo se puede descontrolar. Perdemos volumen, el tono de voz se vuelve más agudo, a duras penas conseguimos vocalizar… La solución es respirar despacio.