¿Por qué, cuando estamos enamorados, nos sentimos excitados o tenemos un comportamiento un poco obsesivo con la otra persona? La respuesta puede ser una combinación de los neurotransmisores dopamina, serotonina y noradrenalina.
Y es que, al fin y al cabo, los animales funcionamos gracias a una red de células nerviosas, las neuronas, conectadas entre ellas. Las neuronas del sistema nervioso periférico captan los estímulos externos – un sonido, una imagen – y los transmiten hacia las neuronas del sistema nervioso central, a la médula espinal y al cerebro. Desde aquí se integra toda la información y se canaliza una respuesta a través de un circuito neuronal de retorno.
Los neurotransmisores son las moléculas que transmiten la información de una neurona a otra, y hay diferentes tipos. Los neurotransmisores clásicos son sintetizados directamente en los extremos de las neuronas pre sinápticas (las que emiten la señal), donde se acumulan en vesículas hasta que son liberados en el espacio entre las dos neuronas, llamado espacio sináptico. De aquí son captados por la célula postsináptica (la que recibe la señal). Otros tipos de neurotransmisores son los neuropéptidos y algunos gases, como el óxido nítrico.
Ejemplos de neurotransmisores clásicos son:
- La dopamina, sustancia relacionada con los sentimientos de placer, las funciones motoras y las emociones. Una de las consecuencias de la falta de dopamina en el cerebro es el Parkinson.
- La adrenalina se segrega en situaciones de estrés y provoca la excitación en órganos periféricos, con un aumento del ritmo cardíaco y la frecuencia de respiración.
- En el sistema nervioso central, es la noradrenalina la encargada de poner al cerebro en alerta, además de controlar los patrones del sueño o favorecer la atención. Los déficits funcionales de noradrenalina en el cerebro se han relacionado con la depresión, mientras que los excesos de función se han relacionado con los ataques de pánico.
- La serotonina es otro neurotransmisor clásico que se ha asociado con las alucinaciones o los desequilibrios mentales como la esquizofrenia o el autismo infantil.
Todavía hay muchas incógnitas sobre los neurotransmisores. ¿Se podrían modular los niveles de neurotransmisores en tratamientos crónicos sin que aparecieran pérdidas de potencia o efectos indeseables? ¿Sabe la dopamina que se tiene que liberar solo cuando nos enamoramos de verdad? Miles de científicos y científicas de todo el mundo, incluyendo algunas en el Parque de Investigación Biomédica de Barcelona (PRBB), están intentando averiguar estos misterios estudiando estas diminutas moléculas, mensajeras de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones.




